¿Te has parado a pensar cuánto ha contaminado y sigue contaminando a lo largo de su vida la ropa que llevas puesta, o todos los textiles que hay en tu hogar? Seguramente, ni siquiera te habrás dado cuenta de ello, porque no venía en las etiquetas cuándo has comprado las prendas o los tejidos. Es una historia difícil de conocer.

Por lo que, si te hubieran descrito con todo detalle, desde el principio hasta el fin, todo el proceso que conlleva hasta que llega a tu armario, a tu sofá, o a tu baño; te darías cuenta del rastro que han ido dejando, su huella de carbono, que en la mayor parte de las ocasiones es inusualmente alta.

Textiles

Los textiles más sostenibles ahorran agua y tintas en su fabricación. Foto de Helena Lopes en Pexels.

Cómo ha surgido la «fast fashion»

La industria textil es una de las industrias más contaminantes del planeta. Lejos ha quedado la verdadera función de la ropa: la de abrigar y proteger el cuerpo humano, para convertirse en algo más relacionado con la apariencia de cara a la sociedad. Unas compras en muchos casos compulsivas para llenar un vacío existencial, según apuntan muchos psicólogos. Pero también, un símbolo de estatus. En la Antigua Roma eran los privilegios de ser ciudadano romano, ahora representa el poder de adquisición, símbolo de una determinada clase social.

El trabajo textil a lo largo de las distintas sociedades se realizaba de forma familiar o se encargaba a artesanos locales. A partir de la Revolución Industrial se generalizó la producción de vestimenta y de tejidos con máquinas de forma intensiva, algo que tuvo su culmen posterior a lo largo del siglo XX, creándose lo que se conoce como moda rápida o fast fashion.

¿Qué define la moda rápida?: un modelo lineal en el que el sistema de producción es rápido: diseño rápido, fabricación rápida, consumo rápido y desecho rápido. 

De esta forma, el consumidor demanda tener acceso a colecciones de prendas cada semana a un precio módico. Para estrenar algo cada semana, si es posible. Un sobreconsumo que está generando una contaminación excesiva por el alto uso de energía, de agua y productos químicos, de la generación de desechos textiles y del desprendimiento de microfibras al medio ambiente durante el lavado.

La solución pasa por consumir en empresas locales

La solución a esta contaminación medioambiental que está surgiendo, es comenzar a replantearnos nuestra forma de consumo, para llegar a la conclusión que cada uno de nosotros puede cambiar la historia con nuevos hábitos, y hacernos adeptos a lo que se conoce como slow fashion o moda lenta, en contraposición a la fast fashion.

Hay muchas formas de fabricar tejidos y ropa, pero aquellas que procuran un menor impacto en el planeta y que tienden la mano a la sostenibilidad y al reciclaje dentro de una economía circular, serán las protagonistas del futuro textil que se avecina.

El resto de empresas textiles

Así, los tejidos para asientos de transporte empleados en todos los tipos de transporte como aviones, trenes, o autobuses en todo el mundo, que tuvieran en cuenta a la hora de fabricarse unas cualidades específicas para una mayor resistencia al uso y al paso del tiempo, además del empleo del reciclaje en su composición con restos de tejidos, supondrían un punto de inflexión en el avance hacia la economía circular.

Pero también, utilizando tejidos sostenibles respetuosos con el planeta en nuestro hogar para el mobiliario como sillas, sofás o sillones, por ejemplo; que fuesen estéticamente agradables, y que a la vez estuvieran evitando una mayor contaminación, al requerir menos productos químicos y emplear menos agua en su fabricación.

Desde textiles biodegradables como el tejido de cáñamo que es empleado por su comprobada resistencia y su bajo coste medioambiental, hasta el lino, que no suele requerir de pesticidas para su cultivo, porque la propia planta tiene cualidades antibacterianas y fungicidas. Sin olvidarnos de los más tecnológicos, como el poliéster reciclado, hecho a partir de botellas de plástico recicladas, ofreciendo una alternativa innovadora, que en algunas ocasiones se mezcla con algodón reciclado para aportar calidez a la gran durabilidad al producto.

Análisis de cada etapa  de producción

Evaluando de forma cualitativa y cuantitativa, mediante la metodología de análisis del ciclo de vida de cada una de las etapas del producto, y calculando la mejora medioambiental obtenida gracias a la implantación de diferentes medidas; además de analizar y potenciar la introducción de la economía circular en el proceso textil, se podrían ir consiguiendo procesos mucho más sostenibles.

Teniendo en cuenta el ciclo de valor de la moda, que comprende la producción de materiales, la preparación de los tejidos, los procesos húmedos, las actividades relacionadas con la venta al por menor y las actividades de reciclaje o modelos circulares; se puede introducir en cada paso determinadas acciones que involucren a la tecnología para evitar el desperdicio de recursos materiales o energía.

Empresas españolas sostenibles e innovadoras

Numerosas empresas españolas están sumándose al cambio en su forma de producir como sucede con la empresa de tejidos Muaret Textil. En nuestro país, las empresas con más solera también se han subido al tren de la innovación y el reciclaje.

En un mundo tan competitivo han sabido plantarle cara a las nuevas tendencias para ofrecer artículos de calidad confeccionados en España, que integran numerosas soluciones sostenibles para obtener como resultado productos únicos siguiendo un estricto proceso de fabricación, que asegura su excelencia.

El 98% de las empresas textiles españolas son micropymes o pymes, y la industria textil  ya supone el 2,7% del PIB, según el Informe económico de la moda en España 2022.

La modernización de estas empresas ha supuesto un antes y un después para la economía, ya que ha sido una evolución necesaria y natural para adaptarse a los nuevos tiempos.

Por ejemplo, una de las soluciones que se ha implantado identifica los puntos débiles dentro del ciclo de vida del producto textil para generar un ahorro económico y de recursos.

Ropa

Eligiendo con cuidado dónde compramos y a quién compramos podemos cambiar la situación de la industria textil. Foto de Ron Lach en Pexels.

Gracias a estas marcas, la economía local se está beneficiando, al ofrecer nuevos puestos de trabajo y generar una riqueza que contribuye al propio desarrollo de la región en donde se encuentran. Una redistribución de la riqueza equitativa que nos beneficia a todos.

Compromiso medioambiental

Hay diversos requisitos para proteger el entorno natural que ya están cumpliendo para ser más ecológicas, como la implantación de modernas tecnologías eólicas y solares en cada fábrica, que ayudan a reducir el consumo energético. También distintos dispositivos para regular el agua que se necesita en cualquiera de los procesos de producción. O eliminando fases que pongan en riesgo la salud de los trabajadores, buscando nuevas formas de realizarlas mediante avances tecnológicos. Reduciendo el uso de materias primas y fabricando de forma más eficiente.

La industria textil sostenible tiene un gran reto en los próximos años para comprometerse de lleno buscando alternativas para mejorar la gestión medioambiental, asegurándose que el impacto hacia el medio natural sea el mínimo. Nuestras empresas están por la labor, pero ahora toca que nosotros les apoyemos eligiendo sus productos. ¡El cambio solo es posible si todas las partes se implican!