El humano ha actuado como centro y razón de ser del universo. Por naturaleza, ha exigido protección para su supervivencia, factor que lo lleva a deteriorar la vida del planeta y por consiguiente la propia.

El fanatismo, el afán de acumular riqueza y la alineación cultural, distorsionan la relación del humano con la naturaleza y el respeto por ella, ocasionando ignorancia ambiental y autodestrucción.

Es importante comprometerse con el Mundo para enfrentar no sólo el desconocimiento del tema sino la falta de interés que esta situación ha generado, con el fin de vincular a la humanidad en la protección de nuestro medio ambiente.

No olvidemos que si el humano es el principal destructor del planeta en que vive, también es el único que posee la capacidad, razón e inteligencia para protegerlo y conservarlo.

Del trabajo, compromiso y colaboración que aportemos hoy, depende la vida de millones de especies y de futuras generaciones de seres humanos. Por tal razón, garantizar el futuro del mundo, como hábitat propicio para la vida y el hombre, es nuestra responsabilidad.

El problema tiene solución, siempre y cuando no sólo los gobiernos trabajen por ello, sino en la medida en que cada uno se comprometa con la conservación del Mundo.

La realidad es dura y el problema de la autodestrucción de la vida debe ser enfrentando en lo político, económico, cultural y social, para concienciar al humano respecto a la necesidad de humanizar el desarrollo, de tal suerte que se protejan las maravillas  de la naturaleza y se respete toda forma de vida.