El próximo 8 de junio, Naciones Unidas celebra el Día Mundial de los Océanos 2016, para recordar a todo el mundo el gran papel que juegan en nuestras vidas. No debemos olvidar que los océanos son el nexo de unión entre todos los continentes y nos aportan algo tan fundamental como la regulación del clima, además de oxígeno, alimento y, claro está, ocio y relajación.

Sin embargo, y perdón por la falta de originalidad, estamos empeñados en descuidar, es más, maltratar este recurso fundamental para la vida en la Tierra. Los océanos, actualmente, se enfrentan a diversos problemas, todos ellos con un denominador común: el origen antrópico, ya que tenemos la culpa de todos ellos.

El océano en calma

El océano en calma

La contaminación

Como cualquier otro soporte del que hablemos (el suelo, los ríos, la atmósfera, los ecosistemas), la contaminación es el principal enemigo de los océanos, en este caso muy bien ilustrado con la isla de basura. Este fenómeno, a menudo mitificado y que tenéis muy bien explicado en este artículo, es una muestra del desprecio y la irresponsabilidad del ser humano, que llena de plásticos el mar y no se preocupa por las consecuencias. Según el Foro de Davos, en 2050 podría haber más plástico que peces en los océanos.

Los animales aéreos y acuáticos ingieren este material tóxico poniendo en riesgo su salud y la de toda la cadena alimentaria (incluidos los humanos). Porque los peces que comen plástico pueden llegar hasta nuestra mesa (si sobreviven). También comen plástico las ballenas, mamíferos filtradores incapaces de separar el plancton de las pequeñas partículas de basura. Y, por supuesto, las aves que sobrevuelan a diario los mares en busca de alimento.

Playa cubierta de basura plástica

Playa cubierta de basura plástica

La sobreexplotación

Uno de los beneficios de los océanos hacia los seres humanos es que nos proporcionan alimento, principalmente pescado. Al margen de los problemas derivados de la contaminación, los peces y demás seres de los que nos alimentamos se enfrentan a la sobreexplotación, cuando la avaricia de la industria y la falta de coherencia en la alimentación mundial exigen cuotas de captura que no son compatibles con la sostenibilidad de las poblaciones.

Ante esta situación, no queda más que apelar a la sensatez tanto de las administraciones como del sector privado para que fomenten la pesca sostenible, aquella que garantiza la pervivencia de las especies y no agota los caladeros de forma irracional. Además, la acuicultura debe ser una opción compatible con la pesca tradicional, para asegurar la gran demanda de pescado en todo el mundo. ¿Acaso se concibe la satisfacción del suministro mundial de carne sin la ganadería?

Barcos pesqueros a punto de zarpar

Barcos pesqueros a punto de zarpar

Calentamiento global y cambio climático

Más que para los océanos, este problema es para la vida que albergan y la que depende de ellos, grosso modo, toda la del planeta. El aumento de su temperatura podría acarrear en un futuro la modificación de las corrientes oceánicas y, por ende, una drástica variación del clima en toda la Tierra, ese que posibilita que estemos en este planeta y no en otro (o en ninguno).

Los efectos, en mayor o menor medida, los podemos ir observando con el deshielo, tanto del Ártico como de los grandes glaciares (sobre todo en la Antártida y en la isla danesa de Groenlandia). Las consecuencias del aumento del nivel del mar derivado serían catastróficas para multitud de ciudades costeras e islas por todo el globo.

Un albatros planea por el océano

Un albatros planea por el océano

Los océanos no son, precisamente, una parte despreciable del planeta ni un actor secundario cuando hablamos de cambio climático, calentamiento global o contaminación. Los efectos negativos en los océanos repercuten en todo el planeta y es muy importante vigilarlos, cuidarlos y tomar todas las medidas necesarias para que puedan seguir cumpliendo, como han hecho hasta ahora, su función, que no es otra que velar por nuestra seguridad.