No hay búsqueda más complicada para cualquier mamá/papá que la de encontrar un producto solar eco, que sea fácil de usar y no deje el temido aspecto blanquecino de la mayoría. En esa aventura, a la caza del susodicho, me encontré entrando en una de mis tiendas preferidas de la ciudad de Madrid, Korres en la madrileñísima calle Fuencarral. Un ejemplo de empresa farmacéutica que se ha renovado, hasta parecer más un templo dedicado a la belleza que una antigua botica griega. Desde luego nada más traspasar la puerta nos introducimos en un mundo mágico lleno de colores, aromas y formas; un gusto para los sentidos.

En una de sus numerosas estanterías aterrizó mi vista cuando atisbó un 30 SPF. Acercándome me di cuenta que era una Emulsión Solar para Niños con Manteca de Karité, ¡bendita aparición!. Con ella en la mano, me dispuse a leer todos sus componentes y me encontré toda una larga lista de lo que lleva  y lo que no lleva:100% filtros naturales, 100% ingredientes de origen natural, 27% ingredientes de origen orgánico, SIN conservantes, SIN aceites minerales, SIN parafina, SIN siliconas, SIN parabenes, SIN propylene glycol, SIN ethanolaminas, SIN peg, SIN sles, SIN ales, SIN colorantes sintéticos, SIN fragancia, SIN phtalatos, SIN alcohol, SIN retinol, SIN productos animales y SIN testar en animales, con certificación de Ecocert. Por supuesto la cogí como si fuese un auténtico tesoro para probarla en casa, siempre la pruebo yo antes que nadie (uno de los mejores consejos que os puedo dar, es que probéis todo en vosotras/os mismas/os, no sea que os llevéis una sorpresa cuando se la deis a vuestros críos).

Descubrí que era perfecta para bebés y niños, no era pringosa y olía estupendamente, además de tener un formato perfecto para llevarla a cualquier parte sin que se salga o se derrame. ¡No podré pasar sin ella las  próximas vacaciones!