Pese a su abundancia, la arena no es un recurso renovable, pues se forma a lo largo de millones de años. La arena de las playas y ríos provienen de rocas erosionadas por el agua, mientras la arena del desierto surgió por las condiciones de temperatura y viento que desgastaron las rocas.

El auge de su venta para componer vidrio

 
El vidrio es un material con el que se elabora una gran variedad de productos, desde ventanas, botellas hasta piezas de joyería.
Su componente principal es el silicio, que se encuentra en las rocas y la arena, y se trata del segundo elemento más abundante de la Tierra, después del oxígeno.
 
Aun cuando la arena del desierto sí contiene sílice, la forma en que se erosionan las rocas del desierto causan que las partículas sean diferentes a las de mares y ríos.
 
La forma de los granos de arena del desierto es esférica, mientras que las que se erosionan con cuerpos de agua, tienen una figura irregular.
Es gracias a esta heterogeneidad que la arena de ríos y mares pueden unirse para formar vidrio, mientras que la materia prima del desierto no.
Playa de México

Playa de México.

 
Para satisfacer la demanda mundial, anualmente se extraen 50 mil millones de toneladas de arena, convirtiéndolo en el recurso más utilizado en el planeta después del agua, según el informe Arena y Sustentabilidad de la ONU en 2019.

Ecosistemas en peligro

 
De acuerdo a un artículo publicado en la revista Science en 2017, la extracción de arena de ríos, playas y fondos marinos ocasiona graves problemas ambientales de erosión, contaminación del agua por partículas suspendidas, pérdida de biodiversidad; y en el caso de los mares, la desaparición de arrecifes de coral, generando un desequilibrio en los ecosistemas costeros.
 
La arena es omnipresente en la construcción y la producción industrial porque es barata, versátil y fácil de adquirir.
 
Sin embargo, todas las indicaciones apuntan a que nos estamos acercando a un futuro donde el acceso a este recurso se encuentra en una barrera crítica para la sostenibilidad.

Vulnerabilidad del entorno natural

 
Las operaciones legales e ilegales se reportan cada vez más junto a y dentro de reservas de biodiversidad establecidas y áreas protegidas, que
no pueden albergar actividades económicas que no sean compatibles con la integridad biofísica de estos ecosistemas.
 
Esta industria repercute en los hábitats, en las pesquerías, en las propias aves marinas y en el agua dulce, y en especies amenazadas como las tortugas y las aves, e incluso en cetáceos como los delfines.
 
En el mismo artículo menciona los graves impactos que tiene la extracción de arena en la vida de las personas. Las playas protegen a las comunidades costeras contra el oleaje del mar.
 
Cuando las costas se erosionan por la extracción continua, desaparecen grandes extensiones de playa y humedales, volviendo vulnerables a las poblaciones frente a las inundaciones y en el caso de México, de los huracanes.
 
Playa

El turismo masivo también repercute intensamente en el hábitat natural.

Esto genera otro tipo de demanda mundial, pues se vuelve necesario recuperar tierras en zonas de frecuente inundación, ya sea por fenómenos meteorológicos o por efectos del cambio climático.
 
La Universidad Autónoma del Estado de México analizó la evolución de la línea costera de la Península de Yucatán.
Según el estudio realizado en el 2020, se encontró que a lo largo de 40 años se reportaron retrocesos de hasta 19 metros en algunas playas.
 
Los autores señalan que los principales factores que afectan las costas yucatecas son la infraestructura hotelera y la extracción ilegal de arena.