Siempre que me acerco al tendedero de casa y me asomo por la cristalera de la puerta, lo primero que aparece ante mis ojos es el batiburrillo de plásticos de todo tipo en la bolsa de reciclaje, provenientes del empaquetado de algún producto que he adquirido. Una estampa desoladora, teniendo en cuenta la cantidad ingente que se desperdicia con un solo uso. Es abrir y tirar. Teniendo esto en mi retina, procuro y evito, no llevarme a casa más que lo necesario y lo menos envuelto posible que encuentro. Porque la cuestión es dónde podemos encontrar productos con los mínimos embalajes o con 0 envoltorios.

Muchas tiendas pequeñas e incluso grandes supermercados se han dado cuenta de esta situación. Aunque mucho me temo que seguramente sea por ahorrar ellos mismos costes, el caso es que me estoy empezando a topar con soluciones a este despilfarro de materiales sin control alguno. He visto como se instalaban unos dispensadores para comida seca tipo legumbres, pasta, cereales, chuches, frutos secos, etc., que recuerdan mucho a los que se utilizan para dar de comer a determinados animales, pero en proporciones mayores. La venta a granel esta empezando a surgir para el público en general.

El invento es bueno. El problema viene cuando necesitamos de nuevo una bolsita para poder llevarlo a nuestro hogar, en vez de utilizar nuestro propio recipiente traído de casa. Es una buena manera de abaratar el precio, para las propias empresas y para los propios consumidores.

Otro recurso utilizado en droguería e higiene, es el sustituir los pesados envases de plástico de las botellas, más difíciles de reciclar, por bolsas cerradas herméticas para transportar el jabón de manos líquido o el detergente. Algo es algo. También otros establecimientos han optado porque te traigas tu propia botella de detergente o suavizante y lo rellenes allí mismo, en sus dispensadores. Esto es conciencia ecológica.

Las tiendas ecológicas que venden productos del campo como frutas y verduras, normalmente han reemplazado sus bolsas de plástico o los embalajes, por bolsas de papel. El supermercado tradicional ha intentado ser un pelín más ecofriendly, y ha cambiado la bandeja de poliespan, por otras de cartón biodegradable. Toda ayuda es poca, para frenar la contaminación mundial por causa del maldito plástico.

Diferentes empresas están apostando por un cambio en su manera de comercializar sus artículos. Los jabones se venden simplemente envueltos en cartón o papel, los perfumes puedes rellenarlos en la tienda o puedes adquirir los recambios de tu sombra de ojos o maquillaje. Simples gestos, que trasladados a la era de la globalización en la que vivimos, significan mucho. Si se vende de ese producto 1 millón de ejemplares, con que se haya cambiado su tipo de embalaje o haya desaparecido, significa un paso de gigante en la lucha por el medio ambiente.

En otros países ya se han instalado tiendas con 0 embalajes, esperemos que España sea la próxima. En Alemania uno de los países con mayor índice de reciclaje y creo que con otra mentalidad diferente a la de nuestro país, ya ha abierto una tienda de estas características. Aunque como ya nos ha costado salir de casa con la bolsa en la mano, no sé si cuajará esta idea tan novedosa entre nosotros. Todo se verá.