Un nuevo estudio ha detectado la presencia en nuestras aguas de distintos microcontaminantes químicos, que afectan a 140 Áreas Importantes para la Conservación de las Aves y la Biodiversidad de toda España.

Medicinas o pesticidas entre los más contaminantes

El insecticida clorpirifós y el fármaco venlafaxina son los más preocupantes por sus efectos neurotóxicos, persistentes y bioacumulativos en la fauna acuática de las IBA.

Los ecosistemas acuáticos de las IBA La Campiña de Carmona (Sevilla), los Saladares de Guadalentín (Murcia) y las Hoces del Turia y los Serrano (Valencia) son las que sufren mayor impacto de esta contaminación. Los resultados muestran que la actividad agrícola y las zonas densamente urbanizadas son las mayores fuentes de contaminación.

La contaminación química sigue siendo una amenaza subestimada para las aguas superficiales de las áreas naturales.

Este estudio científico ha analizado la presencia y distribución de 59 micropolutantes orgánicos (OMP) que incluyen productos farmacéuticos, compuestos de estilo de vida, pesticidas, ésteres organofosfatos (OPE), benzofenona y sustancias de perfluoroalquilo (PFASS) en 411 muestras de agua de 140 áreas importantes de aves y biodiversidad (IBAS) de España, para evaluar el impacto de estos contaminantes en sitios de relevancia ambiental.

Saladares

Los Saladares de Guadalentín en Murcia.

Los compuestos de estilo de vida, productos farmacéuticos y OPE fueron las familias químicas más ubicuas, mientras que los pesticidas y PFASS mostraron una frecuencia de detección por debajo del 25% de las muestras. Las concentraciones medias detectadas variaron de 0.1 a 301 ng/L.

La agricultura industrial la que más sustancias tóxicas disemina

Según los datos espaciales, la superficie agrícola se ha identificado como la fuente más importante de todas las OMP en áreas naturales. Los compuestos de estilo de vida y PFASS se han relacionado con la presencia de la superficie artificial y las descargas de plantas de tratamiento de aguas residuales (WWTP), que también fueron una fuente importante de productos farmacéuticos para las aguas superficiales.

Se han encontrado quince de 59 OMP a niveles que representan un alto riesgo para los ecosistemas acuáticos de IBAS, siendo los clorpirifos de insecticidas, el ácido venlafaxina antidepresivo y el ácido perfluorooctanesulfónico (PFO) los compuestos más preocupantes. Este es el primer estudio para cuantificar la contaminación del agua en los IBA y la evidencia de que las OMP son una amenaza emergente para los ecosistemas de agua dulce que son esenciales para la conservación de la biodiversidad.

La investigación ha sido llevada a cabo por SEO/BirdLife en colaboración con el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) y el Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC-CSIC, UCLM, JCCM), ambos pertenecientes al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Ecosistemas en riesgo

En este nuevo estudio se observó que en el 84% de las muestras había presencia de fármacos como la venlafaxina, la carbamazepina o el tramadol. También se detectó cafeína y nicotina en el 76% de las muestras analizadas, además de pesticidas, ésteres organofosforados, compuestos perfluorados (componentes del Gore-Tex®, teflón, o de las espumas contra incendios, y utilizados en la industria agroalimentaria y en productos de construcción y domésticos) y benzofenona (usada en cosmética y como aditivo en la industria del plástico).

El trabajo indica que los contaminantes proceden mayoritariamente de la actividad agrícola y humana, aunque también de los efluentes de las plantas de tratamiento de aguas.

El equipo investigador ha identificado 52 IBA con niveles de contaminantes que podrían poner en riesgo los ecosistemas acuáticos y su conservación. Las IBA son zonas de alto valor para las aves identificadas por la ONG BirdLife International con el objetivo de conservar y proteger una red de espacios vitales a largo plazo para las aves silvestres.

Mapa

Suma total de los cocientes de riesgo (∑RQ) en las áreas importantes de pájaros y biodiversidad seleccionados. Los números indican los códigos de BirdLife International IBA.

 Esta figura ha supuesto en España la protección de más de 10 millones de hectáreas de Red Natura 2000, ya que la mayoría de las IBA se designan como Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) formando parte de los espacios protegidos por la normativa europea. Desarrollado por la red de socios de BirdLife International el programa cuenta con más de 13.000 IBA en el mundo, 469 de ellas españolas.

“La contaminación química puede generar efectos nocivos cuando alcanza los ecosistemas acuáticos, ya que supone la degradación del hábitat y la pérdida de biodiversidad en los lugares más vulnerables”, afirma Rafael Mateo, investigador del IREC-CSIC y autor del estudio.

El estudio pone en manifiesto la importancia de los trabajos de monitorización de los ecosistemas acuáticos en las IBA y otras áreas naturales. “Con estos resultados pretendemos mejorar la gestión de estos espacios y otras áreas naturales y minimizar el impacto de la contaminación química”, concluye Sílvia Lacorte, investigadora del IDAEA-CSIC y autora principal del estudio.