El 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud, por este motivo nos gustaría hacer una reflexión sobre como la contaminación ambiental afecta directa e indirectamente sobre la salud de los seres humanos.

Foto realizada por Jonas Svidras
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de una cuarta parte de las defunciones de niños menores de cinco años son consecuencia de la contaminación ambiental.
Cada año, las condiciones insalubres del entorno, tales como la contaminación del aire, la exposición al humo de tabaco ajeno, la insalubridad del agua, la falta de saneamiento y la higiene inadecuada, causan la muerte de 1,7 millones de niños menores de cinco años.
Muchas de estas enfermedades ambientales llegan a nuestro cuerpo de diferentes maneras, puede ser mediante la respiración, entre ellas todos los tóxicos que permanecen en el aire y que inhalamos en la calle, en el trabajo, escuela o en nuestro hogar (son compuestos orgánicos volátiles); que se pueden desprender de las pinturas, muebles, objetos, etcétera.
Las enfermedades asociadas con la contaminación atmosférica son las afecciones respiratorias, cardiovasculares y el cáncer.
También pueden introducirse en nuestro organismo por el mayor órgano que tenemos, nuestra piel. Puede ser mediante los productos cosméticos que utilizamos (parabenos, sulfatos, ftalatos, etc.), las sustancias que habitualmente manejamos en nuestro trabajo, o incluso la ropa que llevamos puesta (colorantes azoicos). Un ejemplo es el bisfenol A que aparece en los tickets térmicos de compra, no en los de toda la vida de las cajas registradoras, o también en los envases táper de plástico.
La alimentación
Una buena alimentación previene la aparición de enfermedades. Los estudios sugieren que 74% de las enfermedades por cáncer se pueden prevenir con un estilo de vida saludable.
La contaminación del medio ambiente debido a los pesticidas y herbicidas utilizados en las prácticas agrícolas industriales han cargado nuestra alimentación con productos químicos nocivos.
La mejor manera de evitar el consumo de pesticidas es comprar alimentos orgánicos e idealmente cultivados cerca de tu casa.

Foto realizada por Matthew Henry
Productos contaminados por pesticidas y antibioticos
La carne y los productos lácteos convencionales a menudo se producen con antibióticos y hormonas que ayudan a aumentar la producción, pero también pueden causar efectos como la interrupción de estrógenos una vez que se consumen. No se deje engañar por las etiquetas “naturales” o “de rango libre”, que no siempre dicen mucho sobre cómo se produce la comida. Compre productos de animales criados localmente y alimentados con pasto que estén etiquetados como libres de hormonas y antibióticos.
Los insecticidas, pesticidas, plaguicidas o herbicidas, según se les quiera llamar; es otra fuente muy preocupante de productos químicos dañinos que pueden llegar afectarnos a lo largo del tiempo. Se debe a su presencia casi constante en frutas, verduras, pasta, cereales, etc.
Según el informe de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, el 45,4% de los alimentos en Europa contiene restos de pesticidas, y un 2,6% supera los límites legales, según el informe realizado en el año 2013. Los que más tienen son: manzanas, apio, melocotones, lechugas, espinacas, uvas, arándanos, fresas, nectarinas o pimientos.

Las manzanas son una de las frutas que más pesticidas contienen, excepto las que provienen de la agricultura ecológica.
Entre estas posibles toxinas alimentarias están además las dioxinas, que pueden estar presentes en muchos grupos de alimentos por contaminación de pesticidas o por que algún eslabón de esas cadena alimenticia lo llevaba, como los piensos para cerdos.
Los trastornos inmunitarios afectan a una gran parte de la población, y los investigadores han descubierto que estas sustancias tóxicas terminan alterando de manera muy profunda el organismo en todas sus funciones.
Estas enfermedades son quizás de las que menos se sabe en la actualidad, pero debido al aumento de la contaminación mundial cada vez habrá más casos.
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