En el Día Mundial contra el Cáncer 2023, tenemos que enfocarnos fundamentalmente en la prevención, pero sin dejar de lado el tratamiento de esta enfermedad, que tiene muchas causas por las que es posible desarrollarla.

Díme qué comes

Como ya se ha sugerido en otras ocasiones, una correcta alimentación es la base para no desarrollar este tipo de patología, así como muchas otras. Siguiendo la estela hipocrática, tenemos que tener presente que los alimentos son nuestra medicina diaria, por lo que deberemos vigilar lo que ponemos en nuestro plato para nutrir nuestro cuerpo.

Se ha estudiado numerosas veces los beneficios de consumir verduras. En concreto, las crucíferas son las que más estrellas tienen en cuanto a resultados. De hecho, existen bastantes estudios científicos que han demostrado su validez.

Foto de Ivan Samkov

Si quieres llevar una dieta saludable, debes de tomar al menos dos raciones de verduras diarias y beber agua.

Cáncer de mama y crucíferas

Uno de los tipos de cáncer más comunes en todo el mundo en el cáncer de mama y una de las principales causas de muerte entre las mujeres en el mundo, según los datos.

La incidencia del cáncer de mama varía alrededor de cinco veces entre las poblaciones de todo el mundo, y las tasas aumentan después de que una mujer migra de países de bajo riesgo a países de alto riesgo, lo que sugiere que el cáncer de mama es posiblemente prevenible, apunta un estudio titulado Cruciferous vegetables intake is inversely associated with risk of breast cancer: A meta-analysis.

Ahí encontramos la clave. El rastro es fácil de detectar, pero se podría decir que la alimentación sigue siendo un factor preponderante, así como otros factores que suelen darse en países desarrollados, y se asumen de forma distinta, seguramente por la cultura o por la forma de vida, en países en vías de desarrollo.

Se ha recomendado ampliamente aumentar el consumo de vegetales como un componente clave de una dieta saludable para reducir el riesgo de enfermedades crónicas importantes como el cáncer.

Un metanálisis de 14 estudios de casos y controles, y 3 estudios de cohortes, informó que el riesgo de cáncer de mama se redujo en un 25 % debido al alto consumo de vegetales.

Las verduras crucíferas son un grupo especial de verduras llamadas así por sus pétalos de flores en forma de cruz, que incluyen repollo, brócoli, coles de Bruselas, coliflor y otros miembros de la familia. Cada vez hay más pruebas de que el consumo de vegetales crucíferos puede reducir el riesgo de varios tipos de cáncer (próstata, vejíga, intestino, colon…). Son verduras anticáncer.

Foto de Kampus Production

El brócoli es una de las crucíferas con más propiedades para prevenir enfermedades. Mejor elegirlo ecológico, sin pesticidas químicos.

Glucosinolatos, esas sustancias esenciales

Las verduras crucíferas son ricas fuentes únicas de glucosinolatos, cuyos productos hidrolíticos, principalmente isotiocianatos (ITC) e indoles, pueden tener propiedades quimiopreventivas del cáncer. La evidencia de estudios in vitro e in vivo sugiere que las ITC y los indoles pueden prevenir o inhibir el desarrollo del cáncer de mama a través de los siguientes mecanismos: modulación de la actividad de las enzimas de fase I y fase II , inhibición de la proliferación celular, regulación la expresión del receptor de estrógeno, alterando el metabolismo del estrógeno o suprimiendo la ciclooxigenasa-2.

Del total de glucosinolatos del brócoli, según otro estudio español titulado Estudio de la bioactividad in vitro e in vivo de brotes de brócoli ricos en glucosinolatos/isotiocianatos, se ha observado que el 40 % correspondía a la glucorafanina, cuyo producto de hidrólisis, el sulforafano, posee diferentes bioactividades in vitro e in vivo, como actividad antioxidante, antiproliferativa y antinflamatoria, a través de la modulación de mecanismos y expresión de ciertas enzimas y genes relacionados con enfermedades crónicas y ciertos cánceres.

Estudios más detallados

La cuestión fundamental de este tipo de estudios es que habría que realizar un estudio pormenorizado de la alimentación completa que realiza cada sujeto del estudio, que normalmente no se suele realiza exhaustivamente. Es decir, la ración diaria de crucíferas, tipo y forma de cocinado, algo que no se suele dar importancia y es primordial, así como su procedencia.

Tampoco suelen ser muy detallados en el resto de alimentación que se consume o incluso en los suplementos nutricionales, y deberían incluirse otros factores ambientales, como el lugar donde vive el sujeto, el tipo de trabajo… e incluso, factores emocionales, que en muchas ocasiones se han visto relacionados.

Esperemos que en los próximos años los científicos y los médicos puedan realizar investigaciones más minuciosas en las que se trate y se vea a cada persona de forma global, no centrada en solo esa enfermedad que se le ha diagnosticado.