Hoy se celebra el Día Mundial contra el Cáncer 2022, y no podemos dejar de remarcar la idea de llevar un estilo de vida saludable para prevenir patologías asociadas a una mala alimentación, la falta de ejercicio físico, el bajo estado de ánimo, las ideas obsesivas, un desajuste entre espíritu y mente…y un largo etcétera.

La relación entre cáncer y mente

Y es que hay un porcentaje altísimo de nuestra salud depende de los hábitos que tenemos y, en especial, de nuestra mente. De ahí, el gran auge de la medicina psicosomática, y de ramas como la psiconeuroinmunología.

Persona

Todas las enfermedades tienen un componente mental.

Nuestro sistema inmune, también depende de nuestro cerebro y de nuestros pensamientos, pero, sobre todo, de cómo actuamos o cómo nos tomamos cada acontecimiento de nuestra vida.

La relación entre cáncer y nutrición

Respecto al cáncer, hay numerosas investigaciones en las que se apunta la importancia de consumir frutas y verduras en cantidad, tanto como preventivo, como incluirlas en la dieta diaria de las personas diagnosticadas.

Siempre me ha sorprendido que en nuestro país la mayoría de los oncólogos, a pesar de la cantidad de estudios científicos existentes desde hace décadas, no hiciesen hincapié a sus pacientes sobre la transcendencia de la nutrición en sus vidas.

De hecho, en otros países, los oncólogos forman equipo con nutricionistas para dar el mejor tratamiento al paciente. Teniendo en cuenta, que muchos ni siquiera les realizan un cuestionario para averiguar sus costumbres y ni les sugieren un cambio de dieta, debemos suponer que algo está fallando.

Pero vamos a centrarnos en lo que sí podemos hacer nosotros mismos desde nuestros hogares para prevenir o tratar el cáncer, porque una terapia lo abarca todo.

La mayor parte de las verduras y las frutas, que podemos adquirir de forma común, contienen un sinfín de fitonutrientes o fitoquímicos, que pueden actuar, según los investigadores, protegiendo el daño del ADN inducido por especies oxidativas reactivas, suprimiendo la inflamación e induciendo la apoptosis y la detención del ciclo celular del cáncer.

Los alimentos contienen moléculas anticancerígenas

Las 110 moléculas anticancerígenas más significativas, según el estudio «HyperFoods: Machine intelligent mapping of cancer-beating molecules in foods».

¡Qué no falte un menú colorido!

Por regla general, nos vamos a dejar llevar por los colores. Es una indicación, que nos dice ya mucho. Al día deberíamos haber consumido, al menos, una porción de cada color.

Vamos a proceder como los artistas, dibujando un arco iris de colores en nuestra comida.

Algo básico, que hasta un niño pequeño lo haría sin dudar. Nuestros antepasados, que estaban más ligados a la naturaleza, al igual que lo hacen los animales, sabían lo que debían tomar en cada momento, cuando sufrían una enfermedad.

Color verde

El color verde de nuestros campos y bosques, también debe estar presente en nuestros platos. Dos o tres raciones al día serían suficientes, pero variando el producto, dependiendo de nuestra hambre, nuestra constitución, y del resto de alimentos.

El verde de las acelgas, las espinacas, el repollo, el kiwi, las judías, las uvas, las alcachofas, los espárragos, la lechuga o los guisantes están cargados de clorofila, al igual que las algas.

La clorofila purifica las toxinas de la sangre, baja el colesterol, aumenta la energía, oxigena la sangre, activa todos los sistemas (en especial, el inmunológico), puede bajar la tensión arterial, desintoxica el hígado, realiza un efecto desodorizante, fortalece los intestinos…

Destacan por contener en general, muchos antioxidantes: luteína, ácido fólico, vitamina A y C; también minerales como el calcio, magnesio, potasio o hierro.

Color blanco

El blanco de los ajos, la cebolla, la coliflor, el plátano, el nabo o los champiñones denotan una riqueza fuera de lo común en antocianidinas, isotiocianato, quercitina, alinas, glucosinolatos y en azufre orgánico (ajo y cebolla).

Además, sobresalen por sus propiedades antivirales, antibacterianas, anticoagulantes, hipotensoras, o para frenar la retención de líquidos.

Alimentación

En la variedad de tonos está el equilibrio.

Color rojo

El rojo de los pimientos, los tomates, las fresas, la sandía o las cerezas es un aviso de su contenido en licopeno, flavonoides, antiocianinas y carotinoides. Destacan por la cantidad de vitamina A y C.

El sistema cardiovascular o el cerebro se ven favorecidos por la ingesta diaria de comidas vegetales rojizas.

Color morado

El morado de las uvas, los arándanos, la remolacha, la lombarda, las berenjenas, las moras o las ciruelas hace patente la cantidad de resveratrol, polifenoles, antocianinas y nitratos.

Equilibran el sistema urinario y ayudan a tener una mejor visión, además de prevenir y tratar enfermedades oculares.

Con ese color, está claro, que son alimentos que protegen el corazón, mejoran la presión arterial y todo lo relacionado con el sistema circulatorio; ayudando a la reparación del ADN.

Color amarillo y naranja

El amarillo o el naranja nos proporcionan una fuente de carotenoides, manganeso, flavonoides, bromelina, vitamina C y vitamina A presentes en zanahoria, piña, limón, papaya, naranja, calabaza, melocotón o kaki.

Son los mejores para proteger al sistema digestivo, pero también la piel o los huesos.

Para finalizar, un apunte más, las algas, las setas, las especias o las bebidas naturales como el té, la horchata, el vino o la cerveza (de buena calidad y con moderación), entre otros alimentos; también proveen de sustancias que ayudan a frenar el cáncer.

Siempre optando por alimentos de cultivos ecológicos, porque los productos químicos de la agricultura industrial y la forma de desarrollarse la planta y el fruto, no produce las mismas cualidades en la fruta y la verdura.

 

Los alimentos contienen moléculas anticancerígenas

Los círculos más grandes representan mayores propiedades, según el estudio «HyperFoods: Machine intelligent mapping of cancer-beating molecules in foods».