El sintoísmo es una de las religiones más antiguas del mundo, y se trata de la fe nativa del pueblo japonés. Desde tiempos remotos ha estado íntimamente ligada con el culto a la naturaleza como morada de los kami. El término kami designa a los espíritus nobles y sagrados que se encuentran en todas las personas, se podría decir que son las deidades de esta religión, pero abarca mucho más que eso.

Sintoísmo, el culto a la naturaleza

Los ríos son uno de los elementos naturales que más son apreciados por el sintoísmo.

«Sintoísmo. La vía de los kami»

El libro Sintoísmo. La vía de los kami escrito por Sokyo Ono (editorial Satori), catedrático de la universidad sintoísta de Tokio, resume en esta pequeña introducción a la religión sintoísta para el lector occidental, todas las principales características de la doctrina, así como sus aspectos filosóficos y arquitectónicos centrados en el culto a los kami en los santuarios.

Sintoísmo. La vía de los kami

Portada del libro «Sintoísmo. La vía de los kami» de Sokyo Ono. Editorial Satori.

Los sagrados elementos naturales

Existen para el sintoísmo, fenómenos y objetos sagrados, que en muchas ocasiones se podrían confundir con las deidades animistas, pero lo cierto es que tienen un significado más profundo. Entre ellos figuran los árboles, las rocas, los ríos, las cuevas, o las montañas. Pero también, fenómenos atmosféricos como el viento, el agua y el trueno; e incluso la fertilidad, la producción o el crecimiento. Son espíritus ancestrales que son venerados con gran fervor, con unas cualidades intrínsecas a su función y que procuran protección.

Estos «kami» también pueden estar vinculados a un territorio concreto o a un clan familiar (uji).

A diferencia de otras grandes religiones no hay un fundador o una deidad absoluta que lleva el control sobre todas las demás, y tampoco tiene un escrito o escritos sagrados fundamentales, a partir de los cuales se haya desarrollado la religión. El sintoísmo se ha extendido gracias a una manera eminentemente práctica y familiar de su culto, mediante santuarios y de forma privada a lo largo de generaciones.

A pesar de no tener una mitología superior de la que descienden todas las deidades, la diosa Sol, es considerada como el kami supremo del sintoísmo. Su función es iluminar al mundo con la virtud del Sol. La armonía y la cooperación de todos los kami hacen que haya un equilibrio en el mundo, y su función creadora se ejecuta mediante la elaboración de sus propias misiones y acciones conjunta.

Etimología del sintoísmo

El vocablo shinto está compuesto por dos ideogramas, shin, cuyo significado es kami, y to, que se puede traducir como el camino. Se trata de una vida espiritual de ritos encaminada a la veneración y comunión con los kami. A lo largo de dos milenios se ha ido gestando este culto en el pueblo japonés, que aúna una serie de comportamientos, actitudes e ideas.

Como se puede apreciar en el ascenso al santuario de Kifune, el entorno natural es una muestra de la importancia que para el sintoísmo tiene la belleza del bosque.

Los santuarios son los lugares sagrados del sintoísmo, a diferencia de otras religiones no suelen tener imágenes que adoran los fieles. La naturaleza es la guía espiritual desde el mundo terrenal hasta el mundo superior, donde se encuentra lo divino. El kami ayuda al individuo en su experiencia de vida a conseguir ese propósito.

El entorno místico natural y su belleza es el espacio perfecto para que haya un santuario sintoísta. Ese paisaje sobrecogedor es el sendero para llegar hasta esa comunión con el kami divino. De ahí que todos los santuarios japoneses se hallen situados en medio de antiguos bosques o en la ladera de las colinas, generalmente en zonas aisladas.

La belleza natural nunca es sustituta de la artificial para el sintoísmo. Los edificios de los santuarios se encuentran totalmente integrados en el paisaje. Son lugares sagrados que merecen un respeto. El sobrecogimiento de estos espacios para los humanos resulta esencial, sean o no fieles, el contacto tan estrecho con la naturaleza hace de esta visita un acto purificador y renovador.

Sakaki

Ofrenda de Sakaki («Cleyera japonica»).

El culto a los árboles

En el sintoísmo, el culto a los árboles forma parte de su historia. En todos los santuarios siempre habrá una fila de árboles que marcan el camino hacia el kami, o un bosque. Tal es su unión con estos seres vivos, que algunos de ellos se consideran sagrados, como el sakaki. Cuyas ramas se ofrecen como ofrenda a los kami, y aparecen en numerosos rituales sintoístas.

De hecho el vocablo mori, que significa «bosque», muchas veces se designa también como santuario. Es bastante común encontrarse con uno o dos árboles sagrados cercados con una cuerda de paja alrededor de sus troncos, de la cuelgan pequeñas tiras de papel. Se considera que en ellos habitan los kami.

El caso es que en muchos de los santuarios tienen como objeto de culto el propio bosque o un árbol en concreto, con pequeños tori (arco o puerta sagrada que se coloca en la entrada del santuario) simbólicos en su base. Hay que tener en cuenta que los santuarios no son lugares de evangelización o de proselitismo.

Monte Fuji

El monte Fuji es la montaña sagrada por antonomasia de Japón.

Montañas sagradas

Para el sintoísmo, las montañas también se consideran sagradas. Suelen ser la morada de muchos santuarios, situados en sus cimas o en sus laderas. Desde la Antigüedad, las montañas se han considerado espacios naturales sacros, se les denomina reizan, aunque se considera más bien que son espacios destinados a la propia meditación o para honrar al kami. Normalmente, ni siquiera se permite el ascenso a la propia montaña, solo destinado a los propios sacerdotes. Un ejemplo muy conocido es el monte Fuji, o el monte Nantai.

Más lugares sagrados: cuevas, islas o rocas

Otros elementos de la naturaleza que son moradas de los kami, y que de forma tradicional se han reverenciado por los fieles son las cuevas, las islas o las rocas. Toda la naturaleza, el conjunto de ella que incluye al hombre, los animales, las montañas, los ríos, los mares, o las plantas; existe por la voluntad de los kami y su bendición infinita contribuye al bienestar del mundo.

Santuario Itsukushima

Santuario Itsukushima, en el que se rinde culto a una isla.

Nuestra Tierra ha sido venerada por nuestros ancestros, sabiendo que gracias a ella y a todos los beneficios que nos aporta, puede seguir la vida. Fijémonos en esa visión y en esa forma tradicional, que ha conseguido proteger el medio ambiente, y a su vez otorgar alimento, trabajo, medicina, hogar y felicidad al ser humano.

La editorial Satori está especializada en historia, arte, cultura y literatura japonesa.