Tras haber disfrutado de los manjares del huerto durante la época estival y una vez que ésta termina, qué mejor opción que guardar esas semillas de tomates, pimientos o cualquier otra hortaliza que tan buen sabor de boca dejó en nuestros paladares. Aprovechar la cantidad de plantas que brindan la posibilidad de recolectarlas y guardar las semillas de un año para otro, es una gran oportunidad.

Guarda las semillas de tus tomates
Antes de iniciar cualquier recolección, debemos saber que sólo hay que reservar las mejores plantas o los mejores frutos, ya que esto garantizará que la cosecha próxima sea lo más óptima posible. Los frutos que presenten deformaciones o colores extraños, no valdrán para nuestra selección de semillas.
Para comenzar hay que dejar madurar el fruto deseado y, una vez que esté listo lo abriremos por la mitad para extraerle todas las semillas. Cuando tengamos las pepitas fuera, se deberán lavar y poner a secar, preferiblemente sobre una superficie de algodón o cartón, evitando el uso del papel para evitar que se queden pegadas. Este método es muy efectivo para frutos como el tomate o el pimiento.
Las semillas de las plantas de tomate, deben fermentar uno o dos días en agua. Así, en el momento de reservarlas sabremos que las semillas que floten serán las que habrá que descartar.
Si queremos obtener semillas de legumbres, un punto a nuestro favor será reservar algunas plantas sin recoger para que se vayan secando en la tierra. Una vez que las vainas estén secas se podrán desgranar. En algunos tipos como las judías de mata baja, antes de extraer las semillas se colgará la planta en un lugar seco durante dos semanas. En el caso de las habas desde el primer momento en que madure el fruto se pueden coger para dejarlas secar. Después de la extracción de las semillas de legumbres, es recomendable meterlas en el congelador durante un par de días. Con este acto, la baja temperatura del refrigerador matará cualquier bicho que esté dentro de ellas.

Puedes guardar las semillas de todas los frutos que están sanos
Otros tipos de semillas que podemos obtener son las de la acelga, la espinaca y la lechuga. Ambas se recogen de la planta y se caracterizan porque ésta se va secando y se va llenando de semillas de color marrón. En ocasiones, se puede poner algo en la parte inferior de la planta de forma que al sacudirla las semillas caigan en el plástico o la tela colocados, evitando así que se desparramen por el suelo.
Durante nuestra recolección de semillas, nos daremos cuenta que la mayoría de ellas presentan un grado de humedad considerable, lo que nos quiere decir que un buen secado es más que imprescindible.
Utilizar nuestras propias semillas año tras año nos brinda la seguridad de saber que no estamos utilizando pepitas tratadas con ningún producto químico.
Una vez que tengamos las semillas, otro de los pasos significativos es su almacenamiento. Conservarlas en un lugar seco, oscuro y a una temperatura estable sería lo idóneo. Además, es recomendable guardarlas en botes de vidrio o bolsas de plástico con cierre hermético indicando tras una etiqueta la variedad y el año de cosecha.
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