A lo largo del siglo XX, el ser humano ha contaminado el aire a lo largo y ancho del planeta. Debido a esta contaminación atmosférica, los seres humanos hemos sufrido cantidad de enfermedades pulmonares, pero ahora un reciente estudio publicado en Nature demuestra que esta contaminación no solo afecta nuestra salud directamente, sino también altera el ciclo del agua. Este nuevo estudio es la mejor evidencia de que la contaminación atmosférica puede afectar a los recursos hídricos a través del ‘oscurecimiento solar’.

danubio

En la realización de este estudio se trabajó con datos meteorológicos del siglo XX de zonas de América del Norte, Europa y Asia, donde el aire se veía contaminado con partículas provenientes de la industria o la ganadería. Así se vio como en la década de los 70, la cantidad de luz que llegaba al suelo se había reducido en más de un 0,5% en relación con el comienzo de siglo. Con estos datos históricos meteorológicos y otras muchas variantes, se creó un modelo informático global para calcular el flujo a través de las principales cuencas fluviales, y ver si los aerosoles estaban reduciendo la evaporación haciendo crecer dichos caudales.

Con los resultados obtenidos se observó que, debajo de los cambios naturales de año a años, el caudal del río aumentó constantemente debido a la presencia de aerosoles en la atmósfera. Algunos de los ríos principales de Europa, como el Danubio, el Elba y el Oder, el incremento fue del 11 al 25% solo por la presencia de aerosoles.

En la década de los 90, ante la concienciación ambiental reinante en el territorio europeo, la cantidad de aerosoles presentes en la atmósfera descendió considerablemente lo cual produjo un descenso en la cantidad de agua de las cuencas fluviales. Pese a esto, los expertos señalan que es difícil calcular el impacto global de los aerosoles sobre la disponibilidad de agua al ser el ciclo hídrico tan complejo, existiendo una retroalimentación entre la evaporación y la precipitación.

Un aumento desmesurado de aerosoles tendría un efecto negativo para las cuencas hídricas ya que al no producirse suficiente evaporación cesarían las precipitaciones, debilitando el ciclo del agua y secando los ríos. Este estudio tiene en la actualidad el punto de mira en China, donde sigue aumentando la concentración de aerosoles en la atmósfera y se espera un aumento en la escorrentía de los ríos que confirmaría lo ya señalado por este estudio.