Hoy, 9 de agosto, se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas 2022. Una jornada en la que debemos poner el foco de atención en todas aquellas comunidades que a lo largo y ancho del mundo están viendo como su cultura y sus derechos por habitar su tierra, en los lugares más prístinos del planeta, están siendo boicoteados.

Centroamérica y Sudamérica, las más afectadas

Las pocas noticias que nos llegan al mundo occidental sobre lo que ocurre en tierras lejanas, parece que no es por la cantidad de información o tecnología que se maneja, sino que existen numerosas presiones por grandes empresas multinacionales en callar cualquier resquicio de información transparente.

Mujer

Las mujeres indígenas, en gran parte, lideran numerosos grupos ambientales conservacionistas.

Sea como sea, cueste lo que cueste. Los intereses de los magnates y de la industria están por encima de esas culturas milenarias y de sus tierras, faltaría más.

El ansia de dinero y poder que conforma este plan estratégico para hacerse con el resto de los territorios que quedan sobre la faz de la Tierra, es una guerra en la que vale todo.

Ya sabemos lo que está ocurriendo en numerosos estados de Centroamérica y Sudamérica, pero tampoco se salva México de esta masacre. Son los más conocidos, pero en Oriente tampoco se libran. Al igual que en África. Porque además de querer adueñarse de sus espacios naturales, han intentado socavar su identidad, y, por supuesto, con un reguero de muerte tras de si.

Proclamar tu derecho a vivir libre según tus costumbres y creencias, dependiendo de donde vivas, puede acarrear consecuencias funestas, sobre todo si está en juego millones de euros o dólares.

India

Colombia es uno de los lugares donde los defensores de la naturaleza tienen más problemas para expresarse y reivindicar sus derechos.

¿Por qué quieren esas tierras?

El petróleo y otros minerales ocultos bajo la tierra son codiciados por numerosas personas, que seguramente estén sentados en un sofá al otro lado del planeta de donde ocurre y donde se vive bajo la ley del más fuerte.

Pero también unos terrenos para plantaciones agrícolas destinadas millonarias o para construcciones que, según los que quieren hacerlas, es en pro del «desarrollo», pero con el beneficio a su costa.

El ansia de dinero y de poder

A esto debemos de sumar, la corrupción de una serie de individuos que con tal de ganar un dinero han sido capaces de ir contra su propio pueblo, manchándose las manos de sangre y dejándose embaucar por aquellos que pretenden hacerse dueños y señores de esas tierras.

Cómo podéis observar hay de todo: desde los que traicionan a su propia familia y comunidad, hasta los que no tienen escrúpulos en pegar un tiro por la espalda a cualquiera que se interponga en el camino, sea mujer, hombre o niño.

Los líderes conservacionistas de las comunidades indígenas temen por su vida y la de sus familias, y es que no es para menos. Muchos de ellos ya han sufrido numerosos intentos de asesinato, secuestro, han sido torturados o llevados a la cárcel; solo por la sencilla razón de defender aquellas tierras donde siempre han vivido.

brasil

Los brasileños no se quedan atrás, y el «pulmón del planeta», el Amazonas, es una fuente de conflictos.

Si para ello tienen que contratar a sicarios, corromper a la policía o a los jueces, no hay problema. Hay dinero para todo, y para todos. Con lo único que no pueden es con la ética y la moral, pero para eso se inventaron las armas.

Cuál es la solución

Esa naturaleza o ese espacio natural que les pertenece por derecho, que ha ido pasando de generación en generación, no está en venta. Nadie quiere deshacerse de su bien más preciado.

Solo acabará esto cuando el propio pueblo en comunión se levante contra esta intromisión y dicte sus propias leyes, dejando fuera a cualquiera que intente inmiscuirse en su voluntad.

Por último, aportar las cifras que ya todos conocemos: en el año 2020, 227 personas fueron asesinadas por defender la naturaleza, siendo Colombia el país que tiene una cifra más alta, 65 muertos.