Breiner David Cucuñame, un joven ambientalista colombiano de 14 años, ha muerto por un disparo de bala cuando defendía su territorio junto a su padre y otros participantes de la Guardia Indígena. Breiner formaba parte de la Guardia Indígena Estudiantil (Kiwe Thengza) del resguardo de Las Delicias.

Como bien lo expresa Vilma Rocío Almendá Kiwenas en la web del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC): «a este niño los armados ayer le cortaron las alas en nuestra Madre de los Bosques (Kauka)».

Cómo acontecieron los hechos

Según cuenta los hechos una mujer que iba con el grupo indígena, un grupo armado les ordenó recoger un desecho que había en la tierra. Pasados diez minutos comenzó el tiroteo, incluso se escucho un bombazo. Tuvieron que tirarse al suelo y rodar por la pendiente, ya que disparaban a todo lo que se moviera, sabiendo que iban niños y otras personas, cuenta la testigo de los incidentes acaecidos.

Después salieron a la carretera y se encontraron con un panorama desolador: había al parecer cuatro heridos, entre ellos Breiner David Cucuñame, que al final falleció por la herida que le produjo una bala.

Breiner David Cucuñame

Agradecimientoas a Kiwe Thengza por la imagen de Breiner David Cucuñame.

También murió Guillermo Chicame Ipia, quién cuidaba a Fabián Camayo, coordinador de la Guardia Indígena de Las Delicias. Fabián y otra mujer resultaron heridos en ese encuentro entre personas desarmadas con solo bastones de mando, y unos individuos bien pertrechados con armas, que según se cree formaban parte de una estructura narcotraficante en la zona de Buenos Aires (Cauca).

La propia guardia indígena ha sido la encargada de capturar a tres de los participantes en el asalto. Y, según las últimas investigaciones realizadas por la policía, el supuesto autor del homicidio es el conocido alias «el indio» o «Andrés», que conformaba junto con otros individuos el Grupo Armado Organizado Residual (GAOR), Jaime Martínez.

Ambientalistas colombianos en el punto de mira

Y es que desde el año 2016, Colombia es el país que más ecologistas, ambientalistas o defensores de la Madre Tierra ha perdido. Nada más, y nada menos, que 611 personas han sido asesinadas impunemente.

Según los datos proporcionados por Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ), 332 de los asesinatos se han perpetrado contra distintas poblaciones indígenas, 75 a afrodescendientes miembros de consejos comunitarios, 102 a campesinos, 25 contra líderes activistas ecologistas y 77 contra integrantes de juntas de Acción Comunal.

Colombia

Zona volcánica de Cauca (Colombia).

Ahora hay que sumarles otros dos más. Colombia es el país más peligroso para vivir si quieres preservar la naturaleza. La ambición del dinero está masacrando a una sociedad que intenta cada día recomponerse, pese a tener a sus familias rotas de dolor.

Entre lo que queda de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), algunos cárteles procedentes de México y los grupos dedicados al narcotráfico, los colombianos intentan resistir y sobrellevar como pueden la situación, porque la tierra es casi lo único que les queda, además de su coraje.

Lo que se vive en Colombia se resume en las palabras acertadas de Vilma Rocío Almendá Kiwenas:

Duele ver los territorios invadidos de coca y marihuana.

Duele ver la mercantilización de las plantas sagradas.

Duele ver a las juventudes Nasa en las filas de los grupos armados que nos están matando.

Duele ver cotidianamente a decenas de jóvenes asesinados y tirados como basura.

Duele la zona norte convertida en campo de muerte.

Duele la niñez y la juventud reclutada, cooptada, asesinada…

Duele la inercia disfrazada de diálogo.

Duele la guerra camuflada en la paz.

Duele la vida y también la muerte cuándo nos la siguen imponiendo.