Cada vez nos importa más lo que ocurre con el planeta y por ello, procuramos hacer todo lo que esté en nuestra mano para dañarlo lo menos posible. Queremos saber más sobre ecología, ya que nos interesa saber las relaciones con los seres vivos y el medio ambiente y así, comprender mejor el mundo que nos rodea para ayudar en la gestión de nuestros recursos naturales, la protección de la salud humana y, en definitiva, poner nuestro granito de arena para mejorar lo que nos rodea.

En esta preocupación constante por un mundo y una vida mejor, en los últimos años ha surgido un boom por consumir alimentación ecológica. Cada vez nos preocupa más lo que comemos, huimos de lo químico y apostamos por productos naturales “de la huerta y del campo”.

Basar tu alimentación diaria en el consumo de productos ecológicos parece sencillo, pero no lo es. Debes mirar muy bien los alimentos que compras y aquí, tiene especial importancia los fertilizantes con los que han sido tratados estos productos. El producto ecológico, comienza con el proceso de selección del bioestimulante y las materias primas orgánicas para realizar un cultivo sostenible, personalizado y cuidado.

La importancia de los fertilizantes ecológicos para una alimentación real

¿Cómo saber que los productos que consumimos son ecológicos?

Cada vez queremos cuidarnos más. Nos preocupa nuestra alimentación y estamos muy concienciados de comer alimentos saludables y reales (la tendencia del Real Food). Vamos al supermercado y recorremos los pasillos buscando los productos ECO pero, ¿cómo reconocer realmente un producto ecológico? La clave está en la etiqueta.

Si el producto que has seleccionado tiene sello europeo ECO, implica que el producto tiene un compromiso de calidad, protección con el medio ambiente y bienestar animal.

La agricultura y la ganadería ecológicas respetan los ciclos de vida naturales, reduciendo el impacto del hombre sobre el medioambiente. Para ello, se practica la rotación de cultivos, se elimina el uso de pesticidas químicos, se potencia el uso de recursos existentes en la zona, entre otros. Así que, recuerda que es importante leer el etiquetado de los productos y guiarte por sellos certificados que garantizan la naturalidad del producto ecológico.

Abonos ecológicos y sostenibles, fundamentales para los alimentos de calidad

Los fertilizantes ecológicos se obtienen mezclando sustancias obtenidas por la degradación y mineralización de residuos de naturaleza orgánica, vegetal y restos leñosos.

Cada vez son más las empresas que apuestan por usar fertilizantes ecológicos para cultivar sus materias primas o para alimentar su ganado. Por ello, hay varias compañías de fertilizantes que apuestan por productos 100% ecológicos y sostenibles. ¿Y qué significa exactamente? Que se crean a partir de productos naturales, ya que están comprometidos con el medio ambiente y siguen una estrategia de economía circular para poder ofrecer el mejor producto a los clientes.

Estos términos vienen a explicar lo que la agricultura ecológica significa frente a la convencional, tratando de mantener un suelo vivo y dinámico, sistemas de producción diversificados, protección de las plantas cultivadas, conservando la naturaleza y reestableciendo los equilibrios naturales.

La importancia de los fertilizantes ecológicos para una alimentación real

La economía circular, compromiso con el medio ambiente

Muchas de las empresas que trabajan con productos ecológicos, llevan a cabo una economía circular, que consiste en un modelo de producción y consumo que implica compartir, reutilizar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende en el tiempo y por esta razón, se consigue reducir los residuos al mínimo. Cuando un producto llega al final de su vida, sus materiales se mantienen dentro de la economía siempre que sea posible. Este término, es lo opuesto al modelo de economía lineal tradicional, que se basa en el “usar y tirar”, con grandes cantidades de materiales baratos y de fácil acceso. Lo que supone un gasto y derroche de productos que pueden tener una segunda vida.

Como diría el eslogan “There is no planet B”. Todos debemos tener un compromiso con el medio ambiente y colaborar para cuidarlo. Es necesario centrar nuestros esfuerzos por conseguir un planeta más limpio y una alimentación sana y de calidad. Vamos por el buen camino, pero todavía queda mucho por recorrer.

Raúl Saila

Fundador y gerente en Defeder