Pertenece a ese grupo de artistas, que ha decido aprovecharse de toda la basura que genera la especie humana para componer obras de arte. Hablamos de Tom Deininger.

Residuos por doquier 24/7

Y es que material no le falta. Está disponible las 24 horas y los siete días de la semana en casi cualquier lugar. Si le viene la inspiración solo necesita salir a la calle a rebuscar para encontrar de todo.

Nacido en Boston, Massachusetts (Estados Unidos) en 1970, viajó por Europa, para definitivamente instalarse en la ciudad de Bristol en Inglaterra.

"Autoretrato" de Tom Deininger

«Autoretrato» de Tom Deininger.

Su obra está expuesta en numerosos centros privados y públicos, además de guardarse en diversas colecciones privadas.

Tom genera un microcosmos en cada pieza que realiza. Un universo mágico en el que cada diminuto objeto tiene su valor para el todo.

Invierte una gran cantidad de tiempo en organizar cada residuo que encuentra. Los dispone por gamas de color para poder tenerlos a mano cuando comienza a crear.

Labios de Tom Deininger

«Labios» de Tom Deininger.

Parece batiburrillo, pero no lo es

Todo parece servirle desde muñecos infantiles, botones, bolsas de basura, alambres, chapas, casetes, enchufes, mandos de televisión, cuerdas, mallas, envases…da igual el estado en el que se encuentre, porque alguna utilidad tendrá. Podrá encajarse de todos modos en algún rincón específico.

Sus obras abarcan multitud de temáticas, desde los archiconocidos retratos de personajes famosos, pasando por autoretratos, revisiones de obras pictóricas emblemáticas, o animales.

En su fantasía artística escultórica todo cabe y todo vale. Sus atractivas y sugerentes obras no dejan indiferente a nadie: ya sea por la fuerza de sus composiciones, por su mensaje o por la observación del enjambre de residuos que coexisten de forma serena, si te acercas a contemplarlos de cerca.

Lo que más llama la atención al espectador es su capacidad de construir de forma global. Una visión única y delirante que busca y encuentra lo que necesita en su justo momento.

Parece mentira que todas las piezas de ese puzle, que son sus esculturas, encajan de forma perfecta, y están donde tienen que estar.

John Lennon de Tom Deininger

Detalle de John Lennon de «John Lennon y media Yoko» de Tom Deininger.

El medio ambiente está detrás

El gusto por el detalle irónico de Tom Deininger, no tiene precio, y eso que su cotización en el mercado del arte sube como la espuma.

La concienciación medioambiental queda patente en su crítica despiadada a esta sociedad del usar y tirar, a pesar de que sus modelos sean precisamente, los «reyes» de la misma.

Su trabajo meticuloso y concienzudo no deja nada al azar. Las apariencias engañan, y nada es lo que parece. La contemplación de su trabajo tiende a hacerse desde una perspectiva simplista, pero hay mucho más detrás.

Es como si quisiera advertir, que todo lo que se esconde detrás de nuestra realidad, de ese mundo que veneramos, en el que vivimos, que nos cuentan en todos los medios de comunicación, es una auténtica basura conformada por miles y miles de falsedades que ocultan la auténtica vida y el propósito de nuestra existencia.

Autoretrato de Tom Deininger

«Autoretrato» (sin terminar) de Tom Deininger

Su obra en 3D tiene la capacidad de embelesarnos para buscar algún resquicio de fallo artístico, pero el problema es que no tiene ninguno, a pesar de que parece concebida de forma exprés.

Justamente, es lo contrario. La templanza, el pensamiento, la lucidez, la filosofía, o el paso del tiempo, parecen ser sus consignas.

Texturas sorprendentes e intrépidas nos ametrallan el cerebro cuando contemplamos cada escultura con su capacidad de ser y estar. Su genialidad está fuera de duda.