Si hay algo que la naturaleza nos ofrece para alegrarnos los sentidos, son las flores. Esos pequeños tesoros son ofrecidos por las plantas para que el ciclo de la vida y la muerte no se detenga nunca, porque la naturaleza es un resurgir constante, y la reproducción forma parte de ello.

Los colores con los que se tiñen los campos, las laderas de las montañas, los jardines, nos hacen pensar en que todo vuelve a revivir cada primavera. Después del adormecimiento provocado por el invierno, la renovación llega a su fin.

La primavera es una fiesta en su máximo apogeo. Un esplendor constante, que es aprovechado desde tiempos inmemoriales por los hombres para celebrar toda clase de ritos y celebraciones en torno al aprovechamiento de esas flores para adornar lugares de culto, festejar acontecimientos o para utilizar sus propiedades medicinales.

Se puede decir que la decoración floral se remonta a la antigua Mesopotamia, hace unos 6.000 años. Las más remotas civilizaciones sabían de su exclusividad, de su temporalidad, y por ello, cualquier celebración se engalanaba con flores: desde el nacimiento, hasta el matrimonio, incluso las victorias militares, o la misma muerte.

En la actualidad, todavía se sigue manteniendo esa tradición. Está muy presente y viva en nuestra cultura. Hay pueblos y ciudades que les dedican varias fiestas a lo largo del año, o incluso semanas enteras. Vamos a conocer algunos de ellos, porque estos actos no deben de perder su vigencia.

Portugal

Nuestro país vecino, es uno de los que no ha perdido un ápice de espíritu festivo, y le dedica en Madeira un carnaval floral denominado «Festa da Flor de Madeira». Es una bienvenida a la estación de la primavera que cubre las calles de Funchal, la capital, dos semanas después de la Pascua.

Madeira (Portugal)

Las calles y los comercios se embellecen sin más miramientos que generar una atmósfera floral en la que los aromas y los colores te pueden transportar aun universo mágico donde conviven magnolias, hibiscus, rosas, pasionarias, jazmines, o estrelicias (símbolo de Madeira).

Los artistas crean sus obras de arte con ellas, y se construyen carrozas y se realizan desfiles en su honor. Todo gira en torno a su belleza y alegría.

Tailandia

En este país se celebra el Festival de las Flores de Chiang Mai, es llamado la «rosa del norte». Comienza el primer fin de semana de febrero, y en él abundan las exhibiciones de crisantemos amarillos y blancos, aunque la rosa de Damasco, es una variedad que solo se encuentra en Chiang Mai.

El lugar en donde se concentra este festival de Chiang Mai está en el jardín público de Suan Buak Haad. Los vendedores de plantas, flores, orquídeas y decoraciones de jardín instalan sus puestos allí. Pero lo que más expectación atrae son las carrozas decoradas con flores y los bailes con la música tradicional.

Colombia

En la ciudad de Medellín se puede asistir a uno de los festivales de flores más emblemáticos. Se da expresión a la cultura paisa, a todos sus valores culturales. Así se convierte en la ciudad de la eterna primavera.

Con más de 450 eventos, la diversión va de la mano del engalanamiento general. Son característicos los tablaos musicales, los desfiles y las cabalgatas.

Las flores que más se pueden observar en las decoraciones son claveles, gladiolos, pensamientos, pinochos, estrellas de Belén, girasoles, orquídeas y siemprevivas son las preferidas por los silleteros para elaborar las tradicionales silletas (formas circulares creadas en exclusiva con distintos tipos de flores).

Francia

Fiesta de la violeta

La violeta es el emblema de Toulousse. Esta flor de invierno tiene su fiesta en febrero dentro de esta preciosa ciudad francesa, que las adora, casi igual que a las rosas. La leyenda dice que un soldado francés entregó a su amada un ramillete de violetas con raíces, ya que se marchitan enseguida. Ella, ni corta, ni perezosa, decidió que las plantaría en su jardín como símbolo de su amor, y para poder contemplarlas cada invierno.

Violetas

Una historia fascinante, que ha llenado esta ciudad de obsequios relacionados con la flor de la violeta. Por ello, el color violeta ha tomado forma en multitud de preparaciones culinarias, cosméticas, que se venden como recuerdos.

En Madrid (España) son típicos desde el siglo XIX los caramelos violetas. En la capital, todavía hay lugares (pastelerías), que los siguen haciendo con la misma receta y con sus preciosas formas florales.

Batalla de las flores

En Niza podemos encontrar la conocida batalla de las flores, que se celebra desde 1876. La costa Azul francesa guarda muchos secretos, y uno de ellos es este. Una batalla campal con flores, que se lanzan desde los balcones y las carrozas a todos los transeúntes para festejar el comienzo de la primavera.

El paseo de los Ingleses es el centro de esta festividad que reúne a personas venidas de todo el mundo para sumergirse en escenario floral casi irreal. Un homenaje a los productores locales, ya que el 80% se recogen en esa misma región.

Fiesta de la mimosa

Como iba diciendo la costa Azul esconde auténticos tesoros. Otro de ellos, no tan conocido, es la fiesta de la Mimosa. Una flor embriagadora que te hechiza de cualquier forma, y que los franceses aman con locura. Una muestra son su deliciosa cosmética y perfumes basadas en su aroma.

Desde la propia ciudad de Niza hasta Marsella, podemos encontrarnos un acontecimiento espectacular donde los haya. Calles teñidas de amarillo mimosa durante el mes de febrero, dan la bienvenida a los turistas que se acercan a contemplarlo.

Sí, el amarillo mimosa ha pasado a ser un color con propiedad. En su honor las calles se engalanan, y cada pueblo lo celebra a su manera: Tanneron, Mimosalia, Sainte-Maxime o Mandieleu- la Napoule. Eso a pesar de que su origen está en Australia, y que el explorador James Cook las trajo hasta Francia.

Fiesta de la lavanda

Si después de esto, no tienes claro que si te gustan las flores debes de visitar Francia en algún momento, pues de remate, y por supuesto, no podría faltar su homenaje a la lavanda en la región de la Provenza. Coincidiendo con su esplendorosa cosecha entre julio y agosto, las distintas poblaciones festejan a esta flor por todo lo alto.

Fiesta de la lavanda

Gallo de la fiesta de la lavanda.

La fiesta de la lavanda consiste en desfiles de carrozas, concursos de poda, degustaciones de productos y cosméticos en mercados a base de esta flor…¡Vamos, un no parar!

Y es que no es para menos, es una economía muy boyante para los productores locales que les reporta grandes beneficios por su gran calidad. Aunque les ha surgido un serio competidor que se está llevando por delante el mercado: Bulgaria. Pero se sigue prefiriendo la lavanda francesa para la alta cosmética. ¿Por algo será?

Fiesta de las flores de Bagnères-de-Luchon

Nacida en el siglo XIX  gracias al escritor y periodista Maurice Froyez, constituye un evento de suma importancia para esta pequeña localidad de la región de Midi Pyrénées, conocida por su tradición balnearia.

Fiesta de las flores de Bagnères-de-Luchon

El caso es que decidió que se hiciera algo similar a lo que se realizaba en la zona provenzal con calesas adornadas con flores. Pero, según se cuenta, en el primer desfile (1888) se lanzaron las flores a los espectadores, y el público se las devolvió a aquellos que se las habían tirado. Comenzando una especie de batalla entre los dos bandos.

El tercer fin de semana de agosto se toman las calles principales, y con mas de 50 mil flores cortadas en los campos de Luchon y de los 31 pueblos de alrededor se adornan todos y todo para el desfile. ¡Una celebración a lo grande!

Bélgica

La alfombra floral de Bruselas que se diseña y crea en la fiesta de cada 15 de agosto es un arte efímero para contemplar, que congrega cada año a miles de personas venidas en exclusiva para fotografiar o contemplar este estallido de color realizado con solo begonias, nada más y nada menos, que unas 700.000 en torno a la Grand Place.

Grand Place en Bruselas

Las begonias tienen un origen local: han sido cultivadas en Gante. Más de 100 jardineros voluntarios tienen la tarea de colocarlas o distribuirlas para recrear el diseño elegido ese año, que hace referencia a un país, acompañadas de corteza de árbol y césped. Se acompaña por la noche de un espectáculo de luz y sonido. Bélgica es el mayor productor de begonias del mundo.

Países Bajos

Desde Noordwijk hasta la ciudad de Haarlem, al día siguiente, se celebra este gran acontecimiento floral, Bloemencorso Bollenstreek, que tiene lugar a finales del mes de abril. Una gigantesca cabalgata que reúne a multitud de carrozas adornadas con flores.

Bloemencorso Bollenstreek

En este caso su origen se sitúa después de la 2ª Guerra Mundial, cuando la población necesitaba socializarse y festejar la finalización del combate. Ese primer desfile se desarrolló en 1947, aunque está estrechamente relacionado con la exposición de flores de la primavera (Keukenhof).

Turquía

En Estambul, todos los años rinden un gran homenaje al tulipán, una flor que desde el siglo XVII y XVIII es considerada como parte de de la cultura otomana. Varios festivales entre abril y mayo se celebran en torno a su culto, se podría decir.

Alfombras o jardines surgen en unos pocos días o meses, adornando los lugares más de 190 especies de tulipanes. Siendo el parque Emirgan el más conocido y fotografiado, y cada año pueden contemplarse más de 3 millones de tulipanes en su recinto. El tapiz floral más significativo es el que se diseña en la plaza Sultan Ahmet.

Italia

Las calles de la ciudad de Genzano rezuman de un ambiente festivo cuando el festival de las flores tiene lugar. Coincidiendo con el Corpus Christi, tres días se encargan de llenar el corazón y todos los sentidos de los visitantes.

Este pintoresco lugar, embellece sus calles con largas alfombras tejidas con flores naturales y con sus pétalos. Una tradición que nace en 1778. Según la historia, se cree, de hecho, que la tradición de crear pinturas mediante flores nació en la basílica vaticana por Benedetto Drei, director del Vaticano floreriano, y de su hijo Pietro, que había utilizado «flores sin hojas, picadas emular mosaicos «29 de junio de 1625, fiesta de los santos Pedro y Pablo, patronos de Roma.

Unos años más tarde, en 1633, Stefano Speranza, un colaborador cercano de Bernini (escultor, arquitecto, y pintor) realizó otro cuadro floral. Oreste Raggi dice que fue el propio Bernini quien sucedió a Benedetto Drei cuando murió, y «Roma popularizó este arte.

Genzano (Italia)

En Roma, la costumbre de exhibir flores desapareció a finales del siglo XVII. En Genzano, en cambio, continuó hasta el siglo XVIII, según un manuscrito anónimo de 1824 que se conserva en la Biblioteca Nacional Central de Roma e impreso recientemente, que dice que en Genzano algunas familias solían exhibir flores en frente a su casa con motivo de las tres diferentes procesiones que tuvieron lugar en el aniversario del Corpus Domini, una el jueves, las otras dos el domingo siguiente.

Como ninguna de las tres procesiones pasaba por Via Sforza, don Arcangelo Leofreddi, que vivía en esa calle, pidió al obispo de Albano François-Joachim de Pierre de Bernis que cambiara el camino en la procesión del jueves 8. Una vez obtenido el permiso, Don Leofreddi «pidió a todos los habitantes (vía Sforza) que hicieran decoraciones florales, cada uno por su cuenta, frente a sus casas, y todos lo hicieron».

Desde 1875 el Festival de la Flor se lleva a cabo en Via Italo Belardi, antes Via Livia, la calle que conecta la plaza principal de la ciudad (Piazza IV Novembre) con la Iglesia de Santa María de Cima. La calle está completamente cubierta por una alfombra floral que cubre un área de 1890 m², generalmente compuesta por trece tramos, además de la decoración de la escalera que conduce a la Iglesia de Santa María de Cima que se encuentra en lo alto del cerro. Cada marco mide generalmente 7m x 114. Los temas son generalmente reproducciones de obras de arte conocidas o motivos geométricos y son de naturaleza religiosa o civil, que son elegidos por una Comisión especial que preside la exhibición.

Estos son los principales países que celebran fiestas en honor a las flores, y que hacen realizan alguna actividad con ellas. Aunque en Japón, por ejemplo, se celebran varias fiestas cuyo centro es el cerezo, como el hanami. O también está presente en los propios bailes y representaciones de geishas y maikos en la celebración del Miyako Odori. Igual que en el National Cherry Blossom Festival de Washington en Estados Unidos.