El hombre está diseñando el planeta a su gusto, en muchos casos sin pensar en las fatales consecuencias que esto pueda tener para la vida salvaje. Siempre pensando en sí mismo, rara vez se ocupa de mantener los espacios naturales tal y como se los ha encontrado.

El crecimiento demográfico, los terrenos dedicados a la industria, a la agricultura o a la ganadería, y el estilo de vida actual, no se han ocupado demasiado de restaurar el entorno, más bien son los culpables de que cada vez existan menos ecosistemas intactos.

Lince ibérico

Una de las señales que aparece en algunas carreteras españolas, pero siguen siendo poco efectivas.

Ecoductos: puentes para la vida

Aunque en algunos países las cosas están empezando a cambiar. Como por ejemplo en Holanda, en donde desde hace años se ocupan de establecer zonas de paso o puentes por encima de las autopistas, para facilitar el traslado de la fauna de un lado a otro de la carretera. Se les conoce como ecoductos. Canadá o Alemania, son otros países que han invertido en recrear un bosque en los puentes que cruzan muchas de sus autopistas.

Unos puentes verdes llenos de vegetación, como la que se puede concentrar a su alrededor, y que sirven como zona de paso para animales. Un diseño realmente favorecedor, que ayuda a evitar unas muertes injustas e irreemplazables. Teniendo una medida entre 25 y 3o metros, los animales no dudan en pasar por ellos.

Ecoducto

Un ecoducto en la provincia de Brabante, que atraviesa una autopista en los Países Bajos.

Siniestralidad elevada por animales

Una opción que sirve para que la biodiversidad no se quede concentrada en un solo lugar, y dé lugar a nuevas convivencias en la parte contraria. Todos sabemos que las carreteras están llenas de atropellos mortales a animales que buscaban alimentarse o beber, reproducirse o disfrutar de nuevas experiencias cruzando esas barreras artificiales que el hombre ha dispuesto.

En España, los cérvidos, los linces, los lobos, los jabalíes o los conejos son los animales más accidentados en las calzadas; siendo el otoño y la primavera las estaciones en las que existe una mayor probabilidad de accidente. Las vías convencionales, suelen ser las más concurridas por la fauna, pero eso no quita de que en las autopistas siga habiendo arrollamientos.

Un ejemplo son las obras que se están realizando en la actualidad en la provincia de Jaén para reducir la mortalidad de los linces en la carretera A-301, una zona de reintroducción del lince ibérico, que necesita una protección especial. Aún así la opción del ecoducto parece ser que no está prevista, a pesar que sería la mejor solución.

Ecoducto

En la capital de España existen algunos ejemplos, como el túnel que atraviesa el parque de la Dehesa la Villa, pero por desgracia son muy pocos.

Galicia, Castilla y León, Aragón y Cataluña son las comunidades que tienen un mayor número de este tipo de alarmantes sucesos. Más de 30 millones de animales mueren en las carreteras españolas cada año. Una cifra que asusta, y que hay que tener en cuenta para ponerle freno.

Medidas naturales

Otras medidas que se están implementando en las carreteras españolas son naturales, se encargan de atraer o repeler a la fauna para que vayan por otro lugar o crucen por ese sitio. Se usa, por ejemplo, la orina de lobo para ahuyentar a jabalíes o cérvidos. También la brea de color madera que utilizan para desparasitarse, es un método eficaz para ello; o el uso de feromonas de hembras para llevar a los machos en una determinada dirección.

Aunque lo último son unas imitaciones de animales artificiales, que al parecer funcionan fenomenal, y realizan la función del clásico espantapájaros para que determinadas especies se alejen de esa zona.

Por último, no siempre son animales terrestre los que se desplazan. En este vídeo se informa de la situación que están sufriendo muchos animales acuáticos que quieren cruzar la carretera que va desde Ciudad Real a Toledo a la altura de Peralbillo.