Hoy, 5 de diciembre, celebramos el Día Mundial del Suelo 2019 teniendo como lema «Detengamos la erosión del suelo, salvemos nuestro futuro». En esta ocasión, se quiere realizar una campaña de concienciación acerca de lo imprescindible que resulta para todos los ecosistemas el bienestar del suelo.

Los nutrientes que recibe el suelo le hacen generar más vida.
Protección y conservación permanentes
Para que se generen de 2 a 3 cm de suelo son necesarios 1000 años, de ahí la necesidad de respetarlos y de cuidarlos, favoreciendo su protección con plantas y árboles que ayudan a su correcto desarrollo natural.
Si disfrutamos de unos suelos sanos podemos obtener mejores alimentos y puede crecer mejor la vegetación, que ayuda a que la erosión no le afecte en demasía. Siempre es posible diseñar un buen plan para nuestros cultivos, ya sea un huerto o un jardín, teniendo en cuenta cuáles son las plantas que necesitan un mayor abrigo frente a las condiciones climáticas extremas.
El frío, el viento, las fuertes lluvias o el exceso de calor, pueden ser la causa de que muchos suelos que no mantengan una protección adecuada se vayan debilitando, con lo que eso conlleva para el resto de la biodiversidad.
Día Mundial del Suelo 2019: por unas correctas prácticas agrícolas
En el planeta todo está conectado: si hacemos daño a nuestros suelos, terminaremos pagando nosotros mismos las consecuencias de nuestra pésima elección. Esto se puede aplicar a la cantidad de químicos se usan en la actualidad para generar alimentos con poca calidad nutricional provenientes de la agricultura intensiva. La misma que termina enfermando los suelos por sus incorrectas prácticas.

Infografía sobre la erosión del suelo de la FAO.
Los pesticidas o los fertilizantes químicos no son la solución, porque al final las tierras terminan desgastadas, sin poder sacar nada de ellas hasta que no pase mucho tiempo (el tiempo lo cura casi todo) y vuelva la vida a ellas en forma de microorganismos o pequeños animales.
Según los datos de la Organizaciones de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, los suelos albergan 1/4 de la biodiversidad del planeta.
El hombre es el que más influencia puede tener en el suelo, mucho más que el resto de los animales que habitan la Tierra. Las actividades humanas son las que han causado un mayor impacto medioambiental y las que han conseguido una grave degradación en todas las zonas del planeta.
Pero se puede revertir el problema, que se puede convertir en desastre si no se actúa rápido. Cuidando nuestros bosques, nuestros ríos, y en definitiva, nuestros paisajes, podremos evitar que los suelos se vuelvan inservibles.

Infografía de la FAO sobre los 5 impactos de la erosión del suelo más perjudiciales.
Agua para los suelos
El agua es un elemento que resulta fundamental para su existencia, por eso no podemos seguir utilizando nuestros ríos como vertederos para derramar todo tipo se sustancias tóxicas para los organismos vivos. Y tampoco podemos desecarlos por nuestras actividades, ni llevarlos por otros lugares por los que la madre naturaleza los ubicó.
De ellos depende una cantidad ingente de especies, tanto animales como vegetales. El hombre se cree el dueño de la Tierra, y eso es un grave error, además de una falsedad, por la que vamos a tener que pagar eternamente, hasta que nos demos cuenta que todo en la naturaleza lleva su cauce y su ritmo, por más que queramos acelerarlo y controlarlo.
Cambio climático: el peor enemigo, además del propio hombre
Precisamente en la prestigiosa revista científica Science Advances, en su edición de acceso libre, Science, se ha publicado un informe que recoge el trabajo realizado por investigadores del CSIC. En él se documenta sobre los impactos del cambio climático que se están produciendo en las interacciones entre los organismos del suelo, como bacterias y hongos, y plantas.

La hojarasca protege y alimenta nuestros suelos, sirviendo de hogar para muchas especies animales.
El estudio explica de forma clara la interacción mutua entre ambos tipos de organismos, destacando las diferentes respuestas que cada uno tiene y que pueden conducir a cambios importantes en las comunidades vegetales.
De esta forma, la hojarasca producida por las diferentes especies de planta difiere en composición y calidad, y los microbios del suelo están adaptados a ese tipo de hojarasca, descomponiéndola fácilmente. Los hongos, junto a las bacterias, son responsables de la descomposición de la hojarasca y a menudo están vinculados a ciertas especies de plantas, como se detecta fácilmente en los hongos del bosque, normalmente asociados a un tipo determinado de árbol.
El cambio climático puede cambiar esta interacción tan estrecha, conduciendo a un desequilibrio en la disponibilidad de nutrientes y otros recursos que da lugar a un cambio de especies.
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