El último informe que ha presentado el Observatorio de Sostenibilidad por la celebración de la Cumbre del Clima en Madrid COP 25, ha mostrado cifras realmente alarmantes. Entre ellas, que el verano actual ya dura cinco semanas más que en los años 80, y la temperatura en las capitales de provincia ha aumentado casi un grado, incluso en algunas llega a los dos grados centígrados, como sucede en Madrid, Barcelona o Alicante.

Cambio climático

Las temperaturas han aumentado casi un grado en las capitales de provincia españolas.

Nuestro país es el que más va a sufrir las consecuencias del cambio climático de toda la Unión Europea, con una tendencia a la desertización en prácticamente la mayor parte del territorio, exceptuando la zona norte.

Según palabras literales del texto, titulado Emergencia Climática en España, realizado por investigadores de diferentes disciplinas: «Muchos de los efectos que creíamos que iban a observar nuestros hijos los estamos observando ya nosotros, como el aumento acelerado de las temperaturas en el país cifrado en 1,57 grados en tan solo 57 años».

Aunque una de las peores partes se la está llevando el mar Mediterráneo: su temperatura superficial aumenta a razón de 0,34º C por década desde principios de los años 80, según los datos proporcionados por el CEAM (Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo).

Cambio climático

Temperaturas del mar Mediterráneo desde 1984 hasta el 2018.

A ello se une el  incremento del nivel del Mediterráneo estimado en 3,4 mm por año desde 1993 hasta 2017, según los registros proporcionados por el Servicio de
Información Marítima de Copernicus.

De los 52 glaciares que había en 1850 han desaparecido ya 33, la mayoría de ellos después de 1980.

Existen, además de estas evidencias físicas, otras que afectan a la biodiversidad, como la distribución de las especies, cambios en los comportamientos y en las migraciones, cambios en la alimentación, cambios de hábitats, etc…

Emisiones de gases de efecto invernadero

El aumento de la concentración de CO2 en la atmosfera, según el observatorio de Izaña, es de 1,9 ppm por año desde 1984.

Las emisiones de gases de efecto invernadero en España descendieron en el año 2018 un 2,2%, pero estas emisiones aumentaron desde el año 1990 más de un 15%. Durante el año
2019 se observa en la generación eléctrica un fuerte incremento del gas y el mantenimiento de la tendencia de crecimiento de las emisiones debidas al transporte y al sector
residencial, pero también la disminución pronunciada del uso del carbón en un año con muy escasa hidraulicidad.

Cambio climático

Gráfico de las empresas más contaminantes en España.

¿Quién contamina más?

Las empresas que más contribuyen al cambio climático en España en 2018, según el Observatorio de Sostenibilidad, han sido ENDESA, REPSOL+PETRONOR, Naturgy, EDP, ArcelorMittal, CEPSA, Viesgo, Iberdrola, CEMEX, Lafarge-Holcim y Cementos Portland. Siendo ENDESA, la empresa más contaminante del país, expulsa a la atmósfera el 23% de las emisiones industriales y el 9% de las totales.

Las diez compañías más sucias lanzan el 62% de las emisiones fijas y el 25% de las de todo el país.

Los sectores de la energía, del petróleo y del cemento son los que más emisiones de efecto invernadero han generado en España en 2018. Si se ampliase el listado a las 50 compañías más contaminantes, la cifra supondría el 85% de las emisiones fijas y el 34% de las totales, lo que ejemplifica el elevado peso que tienen estas compañías en la contribución española al Cambio Climático.

Cambio climático

Las 50 mayores instalaciones emisoras de gases de efecto invernadero de España.

Por Comunidades Autónomas se observa que las que más gases de efecto invernadero han emitido desde 1990 hasta 2018 (los datos de 2018 han sido estimados) Andalucía, Cataluña, Castilla y León, Galicia y Asturias. Las CCAA que más han reducido sus emisiones han sido Asturias, Castilla y León y País Vasco. En el ultimo el mejor comportamiento lo ha tenido La Rioja, Extremadura y la Región de Murcia. En emisiones per cápita las comunidades que más emiten son Asturias, Castilla y León y Aragón.

La relación entre el Producto Interior Bruto (PIB) y las emisiones de dióxido de carbono (CO2) “sigue sin desacoplarse”. Así se observa que en España entre 1990 y 2017: las emisiones subieron un 17% habiéndose elevado el PIB nacional en un 73%, mientras en la UE en el mismo periodo las emisiones cayeron un -22 %, creciendo el PIB un 58 %.

Para el año 2018 se observa que el Producto Interior Bruto (PIB) creció un 2,6 por ciento y las emisiones descendieron un 2,8%. España es el país de la UE en el que más crecen las emisiones de efecto invernadero desde 1990: en 27 años las emisiones se han incrementado en un 17,9% mientras que en el conjunto de Europa se reducían en un -23,5%.

Soluciones urgentes

Es posible identificar grandes proyectos con el objetivo de iniciar una gran adaptación al Cambio Climático. Uno de ellos es el gran Corredor Verde del Mediterráneo (Mediterranean Green Corridor/MGC), que consistiría en la creación de una gran malla ecológica de enfoque sistémico que añadiese a la red de espacios protegidos (espacios naturales protegidos/ENP, Red NATURA 2000, otras figuras de protección y catalogación…), otros territorios no catalogados de alta calidad ecológica, singularidad paisajística o funcionalidad productiva (zonas forestales y de matorral de gran valor ecológico, mosaicos de hábitats, agroecosistemas, mosaicos de cultivos, sistemas tradicionales de regadío, áreas tradicionales de ganadería extensiva, riberas fluviales y humedales degradados…) con el objetivo mixto de restaurar la biodiversidad y la funcionalidad y conectividad ecológicas y de enderezar el ciclo hidrológico lo que, en consecuencia, supone enfrentarse al Cambio Climático a través de algo más que la reducción general de emisiones (manejo de la humedad atmosférica que determina las precipitaciones, captura de carbono atmosférico por la vegetación y el suelo…).

Cambio climático

Es necesario ya un Corredor Verde del Mediterráneo.

Declaración de Emergencia Climática

Por otra parte, docenas de ayuntamientos se han adherido ya a la Declaración de Emergencia Climática en el país, así como algunas Comunidades Autónomas como el País
Vasco, Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana. Y el día 17 de septiembre el Congreso de los Diputados aprobó, con todo el hemiciclo a favor, la Declaración de Emergencia
Climática.

Se incluyeron algunos cambios de Cs y PSOE para alargar los plazos a 2050 a partir del texto inicial de UP. La idea era comprometer todas las futuras políticas del Gobierno para
hacer frente a esta emergencia climática. Se trataba de colocar la crisis climática en lo más alto de la agenda política y darle prioridad en todas las instituciones del Estado.

Y, el día 28 de noviembre, el pleno de la Eurocámara declara “la situación de emergencia climática y medioambiental” en Europa, convirtiéndose nuestra organización supranacional en el primer continente en hacerlo, y pide medidas para afrontar esta urgencia.

Además, se propone una herramienta informática con 46 variables para informar y verificar si una entidad, ayuntamiento/o comunidad autónoma ha declarado solo la emergencia climática, o si además está yendo por los pasos de descarbonización y la adaptación.

Cambio climático

Es indispensable establecer acciones para evitar que las emisiones de CO2 sigan aumentando.

Apuesta por la descarbonización

Se necesita por lo tanto una descarbonización de la economía y reducir las emisiones en un 7% anual, según las tasas recomendadas por el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente), tanto en energía, transporte, ocupación del suelo y agricultura, poniendo un precio alto al carbono: enviar señales claras a los mercados, implicando al sistema financiero, evitar políticas contradictorias y eliminar subvenciones perjudiciales, dando ejemplo las administraciones públicas, proponiendo a los ciudadanos y el consumidor, una sociedad baja en carbono, y un nuevo modelo productivo.

El gran objetivo es que, en 2050, las emisiones netas de CO2 sean igual a cero y para ello hay que empezar a tomar medidas en 2019. En este cálculo, se tiene en cuenta que el carbono expulsado se compense con el carbono capturado, por ejemplo, por la masa forestal. Sin embargo, para poder alcanzar una meta tan ambiciosa, la ONU plantea un compromiso intermedio mucho más cercano, que en 2030 se hayan reducido las emisiones un 45% con respecto a las de 2010.

Es imprescindible abordar una serie de actuaciones de adaptación a las consecuencias de la emergencia climática que ya nos están afectando.