El próximo 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra 2019, una fecha realmente significativa en el calendario medioambiental porque cada día en nuestro planeta se extinguen 150 especies a causa del hombre, según datos de la Organización de Naciones Unidas. Ya es hora de que procuremos una conservación y una salvación para toda la vida que alberga. Para ello existe una jurisprudencia que debe asegurar que no sigan sucediendo actos terroristas que queden impunes.

Defensa para la Tierra

Todos sabemos que las leyes en el mundo están orientadas a la defensa de los humanos, el resto de los seres vivos han permanecido al margen en su práctica totalidad. La protección del lugar donde vivimos desde la ley cambiaría de forma tajante nuestra visión unitaria, para dar paso a una perspectiva global que ve el planeta como un todo. La realidad es que cualquier daño que se infrinja a una parte del mundo incide directa o indirectamente en el resto.

Conservación

Es necesaria la protección de los ecosistemas marinos, ya que la contaminación los está haciendo desaparecer.

El derecho ambiental tal y como lo conocemos, solamente se ha dedicado a llevar a los tribunales a los causantes de crímenes y daños de proporciones colosales. El resto ha pasado desapercibido o no se le ha querido dar la importancia requerida, y mucho tiempo después ha dado la cara cuando la situación ha llegado a ser insostenible. Esos deterioros acumulativos causados por el antropocentrismo, podían haberse evitado si se hubiera tenido en cuenta el principio de prevención y precaución en los recursos naturales.

Y ahora es cuando empezamos a darnos cuenta de que no estamos solos en el mundo y que nuestras malas acciones se han vuelto contra nosotros. Ese bien común que es la Madre Tierra debe ser tenido en cuenta para crear y guiar una nueva ley medioambiental basada en la justicia social y ambiental. La responsabilidad del ser humano, la especie dominante en el mundo, es cuidar de su hogar, de su hábitat.

Leyes ambientales

La Justicia se debe aplicar con la misma contundencia cuando está en peligro la conservación del hábitat.

Delitos ambientales sin caducidad

Por suerte, la conciencia ecológica se va instaurando en nuestras mentes, y el activismo centrado en el medio ambiente va cada vez teniendo más adeptos, y entre sus filas cuentan cada vez más con mujeres y hombres de leyes (ecoabogados) que pueden ayudar a que esa preocupación que muchos tenemos, avance de manera definitiva hacia la salvaguarda de la Ley de la Tierra, como máxima figura del derecho ambiental.

El crecimiento de la economía sin fin ya hemos comprobado que no ha repercutido en ningún beneficio, más bien todo lo contrario, ha deteriorado de forma incuestionable la mayor parte de los ecosistemas naturales. Hay que dar el énfasis en la protección de los intereses públicos y sociales.

Ecosistemas

Algunos ecosistemas están en peligro de desaparecer a causa de la actividad humana.

Estas cuestiones se deben promover desde abajo, pidiendo a nuestros gobernantes que actúen de manera férrea prohibiendo actividades perjudiciales para el medio natural. Emponderando a las comunidades locales como guardianes de la naturaleza. Nuestras voces juntas no pueden ser nunca silenciadas, de ahí la necesidad de una educación ambiental que abarque a toda la población. La información es poder, por eso cuántos más ojos y oídos vean y oigan, menores posibilidades de que se produzca un perjuicio natural.

Por suerte, contamos con nuevas tecnologías para poder contar al instante lo que sucede en cualquier parte del mundo, y eso es un beneficio para procurar más atención y protección. Desde nuestros teléfonos móviles podemos hacer llegar grabaciones e imágenes que hablan de un deterioro medioambiental. ¡No dejemos de utilizarlos, pueden ser la única prueba que demuestre lo que sucede!

Derecho ambiental

La Ley de la Tierra se debe llevar a cabo como símbolo de la máxima justicia medioambiental.

Tenemos que replantearnos nuestra existencia en el planeta y nuestra cooperación para hacer del mundo un lugar en el que podernos sentirnos libres y seguros. Las bases de este nuevo derecho ambiental (basado en el escrito de Susana Borrás para las Naciones Unidas) podrían resumirse en:

1. El reconocimiento de la personalidad jurídica de la naturaleza.
2. El reconocimiento de los derechos de la naturaleza: el derecho a la vida, el derecho a la no corrupción de la diversidad,
de vida, el derecho al agua necesario para mantener los sistemas vivos, el derecho al aire limpio, el derecho a no
tener alterado el equilibrio de los ciclos terrestres, el derecho a la restauración del daño causado directamente o
indirectamente por los humanos, y el derecho a vivir libre de contaminación, incluso de sustancias tóxicas.
y de la radiactividad.
3. El reconocimiento no solo del derecho al medio ambiente sino también, y sobre todo, del deber de cuidar y proteger los sistemas naturales de la Tierra: en este sentido, nuestro sistema legal actual permite la existencia de  guardianes y fideicomisos para personas y entidades que no puedan cuidar o protegerse a sí mismas. 
4. Introducción de cambios en el locus standi para la defensa de la naturaleza: hay muchos argumentos para ir expandiendo una doctrina permanente que incluiya entidades naturales, especialmente cuando las entidades no vivas como corporaciones y fideicomisos ya se les otorga legitimidad. La doctrina de la tutela es un bien establecido en el derecho civil y podría servir para proteger los mejores intereses de las entidades naturales en actas.
5. Introducción al delito de “ecocidio”.
6. Introduciendo el principio en dubio pro natura.
7. Introducción de una acción popular para proteger los derechos de la naturaleza, los litigios de interés público y las acciones colectivas.
8. Otorgamiento de derechos a las generaciones futuras.