Dentro de unos pocos días (8 de junio) se celebra el Día Mundial de los Océanos 2018, que llega con dos propuestas claras: una invitación y un compromiso al mismo tiempo. Te preguntarás el porqué de esta afirmación, pero está fuera de dudas, se trata de una invitación a salvaguardarlos y un compromiso de actuación para no deteriorarlos más. Entre otras cuestiones tenemos que tener presente que el día 26 de mayo (este sábado pasado), España ya ha agotado sus reservas de pescado para este año. Según nuestro ritmo de consumo de pescado, ocupamos el segundo puesto en Europa después de Portugal, a partir de este momento tendríamos que depender de la pesca extranjera.

La biodiversidad está desapareciendo de todos los mares y océanos.
Aunque la «buena» noticia es que cada año vamos atrasando la fecha, es decir, poco a poco vamos siendo más sostenibles respecto a nuestras compras y pescas marinas; aunque todavía estamos bastante lejos de ser autosuficientes al respecto. Al parecer, la mejora se debe a que las poblaciones de peces de la zona del Océano Atlántico nororiental se van recuperando, pero la sobreexplotación pesquera sigue arrasando nuestros mares, entre ellos mi querido mar Mediterráneo. Según explicó la nieta del gran Jacques Cousteau (explorador incansable del universo marino), Alexandra Cousteau, y el propio presidente ejecutivo de Oceana Europa, Lasse Gustavsson; en la proyección de la película L’odyssée, este mes de mayo en Madrid.
Día Mundial de los Océanos 2018: apoya la pesca sostenible
Y es que tenemos mucho trabajo todavía por hacer. Las buenas prácticas y el cambio de paradigma en nuestra sociedad podrían salvar los océanos y los mares. Es imprescindible que se tenga otra visión del planeta, no como un lugar para saquear (sigue siendo la visión actual), sino como un espacio que consideremos propio, como una prolongación de nuestra casa y de nuestra existencia. Sin esa visión es imposible conservarlos. Por eso, si comes pescado, elige aquel que tenga el sello de pesca sostenible, por ejemplo MSC (Marine Stewardship Council). Se trata de pescado salvaje, proveniente de pesquerías sostenibles.

La pesca sostenible es la única vía para asegurar la supervivencia de determinadas especies, y a su vez, el consumo humano.
Sabiendo todo lo que nos han aportado a lo largo del desarrollo de la Humanidad, y siendo la base principal de la economía y de la vida del mundo, nosotros todavía no les hemos devuelto nada de todo lo que nos han aportado. Un flaco favor nos estamos haciendo a nosotros mismos. Si no damos, ni aportamos, poco o nada recibiremos. Y eso es lo que está sucediendo en este mismo momento, ante nuestros ojos. Estamos promoviendo la desaparición de los seres vivos que habitan las aguas marinas y la contaminación de las aguas en las que nos bañamos; no queda mucho para que nuestro planeta se vaya cubriendo de un agua que sea incompatible con la vida (el nivel del mar sigue subiendo por el deshielo de los polos y se sigue acidificando).
Solo el 8,5 % de nuestros mares y océanos están protegidos, algo irrisorio teniendo en cuenta su extensión. Si alguien más que los ecologistas se tomase en serio estos datos, las cosas irían cambiando; y los problemas que se han venido gritando desde hace décadas se hubieran tenido en cuenta con antelación, otro gallo nos cantaría. Se necesita un compromiso firme y serio por parte de los países y gobiernos, además de las empresas, para promover otro tipo de panorama que dignifique a los océanos y los mares.
En las culturas antiguas al mar se le tenía un respeto incuestionable, aún en ciertas partes del mundo se sigue dejando ver ese rastro, pero la cultura consumista que impera en el mundo ha dejado apartada a la naturaleza y, por supuesto, a los océanos; centrándose en satisfacer las necesidades materiales del ser humano. Las repercusiones en las aguas marinas son más que evidentes: contaminación a todos los niveles por plástico, productos químicos de las industrias, petróleo, aguas residuales, minería oceánica; y también contaminación acústica por los barcos.
Los ecosistemas marinos están desapareciendo, así como los seres vivos que en ellos habitan, las redes de arrastre de la pesquería industrial están esquilmando el hogar de muchas especies.
Si este verano visitas la costa, procura no contaminar más la playa y el mar. Limítate a disfrutar de ese espacio natural y llevarte la basura que hayas generado, además puedes actuar como «policía medioambiental» y denunciar aquello que veas deteriorado o a aquellas personas que están causando un daño que compromete al medio ambiente marino. Apúntate al lema de este año 2018: ¡Únete a la cruzada para limpiar el océano!
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