La Cumbre del Cambio Climático (COP21) llega a su fin y numerosas esperanzas están en el aire a la espera de una rápida actuación. ¿Qué sacamos en claro de estos diez días intensos que París ha vivido para salvar el medio ambiente?

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Financiación

Una de las propuestas ha sido el tema de la financiación. En el borrador que se ha presentado, el texto de financiamiento señala que los países desarrollados deberán tomar medidas para movilizar las finanzas climáticas y mostrar apoyo, no solo en términos financieros entre los países en desarrollo.

“Los países más vulnerables no aceptarían un acuerdo sin la existencia del mecanismo de recuperación y compensación por los daños que han afrontado por el cambio climático”.

Mitigación

El segundo aspecto se ha centrado en las pérdidas y daños, donde se ha reconocido la importancia del tema, orientando acciones sobre aquellos ámbitos más importantes, como por ejemplo, los sistemas de alerta temprana, los seguros climáticos, las evaluaciones de riesgos y las pérdidas no económicas. Según indicó Tania Guillén, oficial de cambio climático en el centro Humboldt de Nicaragua y observadora en las negociaciones de la COP21, “los países más vulnerables no aceptarían un acuerdo sin la existencia del mecanismo de recuperación y compensación por los daños que han afrontado por el cambio climático”.

Temperatura

En cuanto a la temperatura, la COP21 plantea el objetivo de mantener el aumento de la temperatura global muy inferior a los 2ºC a la vez que propone trabajar para limitar el incremento de la temperatura hasta 1,5ºC. Ello supondría reducir las emisiones de un 80% a un 90% para 2050, aunque este objetivo propuesto por la UE finalmente ha desaparecido del informe. Sin embargo, existen controversias sobre este tema, ya que desde la primera semana del inicio de la cumbre, países como Brasil, China e India se han opuesto al objetivo de limitar la temperatura.

Reducción de emisiones

Aunque las observaciones sobre los porcentajes de reducción de las emisiones se han eliminado del borrador, el informe, hasta ahora, mantiene unos objetivos temporales. Entre ellos se encuentra analizar los compromisos marcados por los países en el año 2019, antes de que se ponga en marcha el acuerdo que se hará 2020 y una primera revisión en 2021 para evaluar y evitar el aumento inasumible de la temperatura en 2,7ºC. Además de ello, se ha dispuesto un ciclo de revisiones de los compromisos cada 5 años con el fin de garantizar que la temperatura global está controlada y se encuentre en los niveles establecidos.

Conclusión

Un acuerdo descafeinado

El movimiento ecologista se muestra muy crítico con el borrador de la COP21, puesto que los objetivos que comprende la cumbre tienen una ejecución de medio plazo.

Al parecer el nuevo borrador del acuerdo global sobre el cambio climático para guiar el futuro del planeta permanece hasta el último momento con algunos temas en suspense.  A pesar de que se han acotado el número de puntos pendientes, todavía siguen sin resolverse tres puntos importantes: el nivel de financiación, la diferenciación y los emergentes, y el calendario para revisar la implantación de los compromisos alcanzados. Tres puntos que el presidente de la COP21, Laurent Fabius califica como los “más difíciles” en la negociación.

Preguntas sin resolver

Mientras tanto, quedan algunas cuestiones en el aire:

¿Pagarán los países desarrollados la mitigación y la conformación al cambio climático en los países con menos recursos?

¿Para quién es preciso ejecutar las obligaciones de restricción de emisiones ya propuestos en el acuerdo? 

Resultados el acuerdo final

  • Tiene como objetivo fundamental evitar que el incremento de la temperatura media global supere los 2ºC respecto a los niveles preindustriales y busca, además, promover esfuerzos adicionales que hagan posible que el calentamiento global no supere los 1,5ºC.
  • Reconoce la necesidad de que las emisiones globales toquen techo lo antes posible, asumiendo que esta tarea llevará más tiempo para los países en desarrollo. Además, incluye la importancia de conseguir una senda de reducción de emisiones a medio y largo plazo, coherente con un escenario de neutralidad de carbono en la segunda mitad de siglo, es decir, un equilibrio entre las emisiones y las absorciones de gases de efecto invernadero.
  • Compromete a todos los países a que, cada cinco años, comuniquen y mantengan sus objetivos de reducción de emisiones, así como la puesta en marcha de políticas y medidas nacionales para alcanzar dichos objetivos.
  • Incluye un ciclo de revisión o sistema de ambición que establece que, cada cinco años (empezando en 2023), es necesario hacer un balance del estado de la implementación del Acuerdo respecto al objetivo de los 2ºC citado en el primer párrafo.
  • Pone en valor la importancia de adaptarse a los efectos adversos del cambio climático, estableciendo un objetivo global de aumento de la capacidad de adaptación y reducción de la vulnerabilidad, en un contexto en el que todos los países se están enfrentando a los impactos derivados del cambio climático. La adaptación debe definirse a nivel de país, de forma transparente y valorando cuestiones transversales. Los países han de participar en los procesos de planificación, así como presentar y actualizar periódicamente comunicaciones sobre adaptación.
  • Sienta las bases para una transformación hacia modelos de desarrollo bajos en emisiones. Para ello, se cuenta con un importante paquete financiero que ayudará a la implementación del Acuerdo y que deberá construirse sobre la base del objetivo, para los países desarrollados, de movilización de 100.000 millones de dólares anuales, a partir de 2020, a través de distintas fuentes. Este objetivo se revisará al alza antes de 2025.
  • Anima, por primera vez, a los países en desarrollo a que proporcionen financiación de manera voluntaria; si bien se mantiene el liderazgo de los países desarrollados a la hora de movilizar recursos financieros.
  • Reconoce la importancia de fortalecer las capacidades de los países en desarrollo. De ahí la creación de un Comité para el fortalecimiento de capacidades (Comité de París), con el fin de detectar lagunas y necesidades en países en desarrollo en esta materia.
  • Refuerza el sistema actual de transparencia y rendición de cuentas de la CMNUCC para fortalecer la confianza entre los países, sobre la base de un sistema de información claro y común, en particular sobre cifras de emisiones y absorciones de gases de efecto invernadero y apoyo proporcionado y recibido.
  • Crea un Comité, destinado a facilitar la aplicación del Acuerdo y promover su cumplimiento, por todas las Partes. Este Comité tiene naturaleza facilitadora, no contenciosa y no punitiva.
  • El Acuerdo de París entrará en vigor cuando sea ratificado por, al menos, 55 Partes que representen como mínimo el 55% de las emisiones globales totales.
  • Aumentar la ambición en materia de mitigación pre-2020 (ambición pre-2020), por el que se continúa el proceso de identificación de acciones que posibilitan reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero adicionales a las ya comprometidas por los países y además, se inicia un proceso similar para considerar acciones urgentes en materia de adaptación, entre otras cuestiones.