El próximo 3 de julio celebramos el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico 2015, una fecha en la que se reivindica el no uso de las bolsas de plástico. Una jornada para reflexionar sobre el consumo indiscriminado de este objeto que llegó a nuestras vidas y ahora es imposible deshacerse de él. La gran cantidad de recursos que se destinan a su fabricación, y sobre todo la monumental contaminación que han generado a lo largo de su corta existencia, es un motivo más que suficiente para que empecemos a reconsiderar su empleo.

A partir de ahora, siempre que vayas a adquirir cualquier producto llévate tus propias bolsas, mejor si son de algún material biodegradable, o sino que sean de plástico resistente para que duren muchos años, evitando más basura en el planeta. ¡Se acabaron las bolsas de usar y tirar! No aceptes más bolsas en los comercios, la mayoría se terminan malgastando para llevar una sola compra y terminan destruyéndose con todo lo que ha costado generarla, y sin opción para que forme parte de una cadena de reciclaje. Muchas empresas están “obligando” a coger sus bolsas cuando se realiza una compra en su establecimiento. Niégate, es tu derecho. Nadie puede o debe decirte como transportar tus productos.

Francia ha pasado a la acción, y en el año 2016 estarán prohibidas. En España estamos en camino, para el 2018 deben de ser sustituidas por otras biodegradables, aunque no sé si lo conseguiremos, porque visto lo visto, pocas empresas se han dedicado a acometer esta importante tarea hasta el momento.

Lo peor de todo es que muchas de esas bolsas de plástico que tan alegremente tomamos, terminan en los mares y océanos contaminando desmesuradamente bastas extensiones. Las ya famosas «islas de plástico«, como la del Pacífico que cada vez ocupa más espacio, están empezando a formar parte de la geografía mundial, su composición son plásticos de todo tipo y bolsas de plástico que de alguna manera u otra terminan en las aguas marinas. Siempre que lleves una, ten cuidado con lo que haces con ella, especialmente cerca del mar, con la brisa marina se terminan volando por su poco peso y aterrizan en el agua. Después muchos animales terminan comiéndosela, pensando que es una medusa, como las tortugas, o cuando se va degradando lentamente y se convierte en una sopa de plástico prácticamente microscópica, será el alimento del resto de la fauna marina. Es decir, está dentro de la cadena trófica, y en ella nosotros somos el último eslabón. Por desgracia, ¡ya estamos comiendo ese plástico que nosotros hemos creado! El plástico mata. Su toxicidad ya nos va a acompañar toda la vida, a nosotros y a las generaciones posteriores. Es tiempo de actuar y no quedarse con los brazos cruzados, evita las bolsas de plástico. Es por tu salud y la de todos los seres vivos que habitan el planeta.