Las bolsas de plástico son una amenaza medioambiental. Es algo que todos sabemos, pero pese a que somos conscientes de que cada bolsa que consumimos tarda siglos en degradarse produciendo un impacto terrible en los ecosistemas, seguimos utilizándolas sin cabeza. Y es que, según datos del MAGRAMA, cada español consume de 280 a 300 bolsas de plástico al año. Estos datos llaman la atención frente a las 80 bolsas de plástico por persona que usan los franceses y, sin embargo, el país vecino ha decidido eliminar para siempre el uso de estas bolsas.

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A partir de 2016, las bolsas de plástico estarán prohibidas en Francia. Así lo votó la Asamblea Nacional Francesa el pasado día 10. Pese a que en un principio también se iba a votar la retirada de las vajillas desechables para 2017, el ministro de Medio Ambiente, Segolene Royal, ha preferido retrasar esta medida a 2020 al considerarla antisocial pues son muchas las familias que reutilizan estas vajillas debido a su situación económica.

Por una reducción voluntaria, entre 2002 y 2011 la cantidad de bolsas de plástico distribuidas en supermercados franceses se había reducido de 10500 millones a 700 millones. Todo un avance que culminará con la desaparición definitiva de estas bolsas en 2016.

En España, también se han tomado medidas para reducir el uso de bolsas de plástico de un solo uso. La Ley 22/2011 de Residuos y Suelos contaminados estableció un calendario para la sustitución progresiva de las bolsas de plástico no biodegradables, para terminar prohibiéndolas en 2018. Mientras llega la fecha de su total prohibición, el cobro de la bolsa de plástico generalizado en la mayoría de los supermercados españoles está consiguiendo que cambiemos nuestros hábitos de consumo.

En 2011 la UE comenzó a plantearse limitar el uso de las bolsas de plástico no reutilizables dentro del territorio europeo. Mientras tanto, en otros lugares del mundo ya se han prohibido estas bolsas, como en el Estado de California (EEUU), Rwanda, Mauritania y Mali. Mientras esperamos que estas iniciativas se extiendan, reducir el uso de estas bolsas queda en nuestras manos como consumidores, diciendo no a las bolsas no reutilizables mientras impulsamos otros hábitos más respetuosos con nuestro planeta.