Cada día somos más conscientes de la importancia de una correcta alimentación en nuestras vidas, no sólo en nuestra salud sino también nos preocupa el impacto que nuestros hábitos de consumo tienen sobre el medio ambiente. Por lo tanto, en el Día Mundial de la Alimentación, que se celebra cada 16 de octubre, queremos dar un repaso a algunos de los problemas ambientales que podemos mitigar con un consumo responsable.
Consumir productos dependiendo de la proximidad de producción puede reducir enormemente la huella ecológica de los mismos. A menudo encontramos en los supermercados lentejas, judías… a precios realmente bajos y que provienen de lugares de Latinoamérica. Esto se debe a que la producción es mucho más económica allí y que, en un mundo globalizado, sale rentable el transporte. Pero traer alimentos que podemos producir dentro de nuestras fronteras desde el otro extremo del planeta tiene consecuencias para el medio ambiente. Por ello, consumir alimentos de proximidad, conocidos como alimentos Km 0, reduce significativamente su impacto y además incentiva la economía y gastronomía local recuperando especies vegetales que dejan de emplearse por la invasión de productos extranjeros.
Otro punto importante a la hora de reducir el impacto de nuestra alimentación en el medio ambiente es conocer qué productos son de temporada. Con los avances tecnológicos no tenemos ningún problema a la hora de consumir frutas y verduras fuera de temporada. Sin embargo, consumir productos de temporada, además de ser bueno para el bolsillo, es bueno para el medio ambiente. Los productos de temporada son más ecológicos porque respetan el ciclo natural de las plantas en su zona de producción, reduciendo el uso de monocultivos intensivos que acaban agotando el suelo. Además, se reduce el gasto energético al minimizar la necesidad de transporte, distribución y almacenaje.
Los productos provenientes de la agricultura ecológica pueden ser la solución a la mayor parte de los problemas medioambientales relacionados con la agricultura. Estos productos tienden a tener un precio más elevado porque su producción es menor. La producción ecológica sigue la normativa de la autoridad competente (en España se sigue la legislación europea) en cuanto al uso de fitosanitarios y abonos, siendo los de síntesis química generalmente prohibidos. Por ello, pese a que su disponibilidad es menor y su precio mayor si siempre que nos es posible consumimos productos con certificado ecológico estaremos ayudando a proteger el medioambiente.
Pero nuestra apuesta por un consumo alimentario sostenible y responsable no solo se queda en conocer de donde provienen los alimentos que consumimos sino también en como lo hacemos. Reducir el uso de plásticos y otros materiales que se usan en los embalajes y no son reciclables es una lucha diaria para proteger el planeta. En Alemania el primer supermercado que no utiliza embalajes desechables ha visto la luz y esperamos que pronto tengamos uno así en el resto de países. Hasta que esto ocurra, ser consciente de la cantidad de embalajes innecesarios que consumimos y reducirlos es todo un avance.
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