Si existe un lugar en el que se respira como en el campo, es en este espacio, que te permite salir del céntrico Madrid ruidoso y contaminado, para introducirte en un remanso de paz y tranquilidad; aunque estemos situados en una zona muy concurrida. Sus macetas colgantes y sus plantas que aparecen por doquier, hace que parezca que nos hemos teletransportado al mundo rural en un abrir y cerrar de ojos. La antigua fábrica de pan ha sido transformada para albergar un proyecto gastrocultural que promete ser revolucionario. Se nota que los tres artífices del proyecto (Javier Muñoz-Calero, Pilar Muñoz-Calero y Alejandro Muñoz- Calero) sabían a ciencia cierta lo que querían:

un lugar 100% libre de tóxicos, en el que cualquier persona pudiese comer, comprar, ver una exposición, asistir a un taller o darse un masaje sabiendo que todo lo que hay allí se hace es beneficioso para su salud.

Recién inaugurado, El huerto de Lucas el único mercado de abastos orgánico que existe en Madrid,

y en uno de sus rincones más acogedores he tenido la ocasión de charlar con dos de sus impulsores: Pilar Muñoz-Calero y Alejandro Muñoz-Calero. Pilar comienza a contarme que siempre tuvieron en mente la famosa frase de Hipócrates: “ Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”, y es que “tendría que ser un derecho el poder comer alimentos seguros” explica. “En la actualidad, pocos alimentos saben como tienen que saber, están llenos sustancias químicas que nos están enfermando lentamente” continua hablando. Por esa razón, han querido que absolutamente todo lo que se vendiese aquí fuese de primera calidad, para ello han realizado una estricta selección de los productos y de los productores. Todo lo que se puede consumir aquí, es ecológico.

Esta claro que la gastronomía saludable, como bien afirma Pilar, “no es una moda pasajera”, es algo que debemos hacer por nosotros mismos y por el medio ambiente.La mayoría de los proveedores de alimentación son cercanos. “Es un mercado de proximidad”, aclara Pilar, lo que se conoce como km 0. “Si tienes algo bueno cerca ¿por qué no lo vamos a escoger?”, comenta de nuevo.

Quizás el punto fuerte del sitio sea la novedosa Cantina Orgánica que alberga. Capitaneada por el prestigioso chef Javier Muñoz-Calero, promete ser uno de los mejores espacios para degustar la auténtica gastronomía bio-saludable, con productos frescos 100% ecológicos. Como diserta Pilar, “con los mejores ingredientes y las mejores baterías de cocina del mercado, cocinados con cocciones rápidas para que se conserven todas las propiedades nutricionales y organolépticas”.

En torno a las mesas de la plaza central se podrán paladear menús asequibles, según me atestiguan Pilar y Alejandro. “Entre los 9 o 10 €, hasta los 15 €” aclara Pilar; y continua: “queremos que sea un lugar en el cualquiera pueda venir a comer”. Los carnívoros son bienvenidos, no se trata de un espacio restringido. “También se puede tomar pescado, de piscifactorías ecológicas” sentencia Pilar.

Un universo bio donde no faltará el picoteo, los platos ligeros, la raw food, los gluten free, los platos principales y, por supuesto, los postres.

“Y todo realizado con mucho mimo, para crear platos con una estética increíble, que entran a través de todos los sentidos”, narra Pilar. Y lo mejor es que existe la posibilidad de llevártelos a cualquier parte, un take away en versión eco.

Una panadería, una charcutería, un puesto de frutas y verduras, una carnicería-pollería (la primera en Madrid donde poder comprar la carne al corte), un puesto de germinados y zumos, otro de cafés y tés, una heladería, y hasta un sitio donde comprar cosmética ecológica o realizarte un tratamiento en cabina con ingredientes bio; son los otros establecimientos que podemos encontrar en este espacio multidisciplinar. Pero además se incorporarán, un puesto de temporada, una tienda de producto seco, una biblioteca familiar y un mercadillo pop-up, abarcando casi todo lo abarcable dentro de una cultura saludable.

Otro aspecto más que destacable, es el diseño arquitectónico del mercado. Me cuenta Pilar que “escogimos las pinturas, los barnices y el resto de materiales constructivos sin tóxicos”, algo digno de reseñar, porque pocas personas están tan comprometidas como ella. En su caso el SQM (Sensibilidad Química Múltiple), según sus propias palabras, “hizo que cambiase radicalmente de vida”. Un síndrome que afecta cada vez más a una sociedad enferma como la nuestra, donde prima el consumo inconsciente de productos llenos de componentes químicos, que se supone que son seguros para los seres vivos, pero que en realidad son “bombas contaminantes”.

La luz natural invade la plaza central, gracias a las enormes cristaleras que funcionan como generadoras de vida. Sin ellas, el lugar sería diferente. La energía solar se encarga de hacer el resto. Todos estos avances tecnológicos provenientes de las energías renovables eran necesarios para crear este espacio único. Concienciados con el reciclaje, Alejandro Muñoz-Calero me explica que “existe un punto limpio donde los vecinos pueden traer sus residuos para reciclar y con los restos orgánicos hacemos compost con el que abonamos las plantas. Además todo el agua que se utiliza en la cantina está previamente purificada”. Muchos gestos indiscutibles que subrayan el compromiso de todos y cada uno de los que conforman El Huerto de Lucas. Entre estos gestos, destacar, que cuando llegué allí observé  los productos de limpieza ecológicos con los que diariamente se higieniza todo el recinto. Todo cuenta y todo influye.

Desde El huerto de Lucas se quiere promover el uso y consumo de alimentos sanos y ricos en nutrientes, y además acercar a toda la familia en el disfrute de la gastronomía. Fomentando la información clara con conferencias, charlas, talleres, etc. “Se está convirtiendo ya en un lugar de reunión” según me comentan Pilar y Alejandro, y es que lo tiene todo para ser un centro de referencia en la oferta cultural madrileña. Sus amplios horarios favorecen la buena acogida.