El último estudio científico que se ha publicado en Nature dedicado a las jirafas, demuestra la capacidad de discriminar cantidades (ser capaces de diferenciar una cantidad mayor de elementos, de una cantidad menor); con lo que se puede decir, que muestran una cognición compleja.
El próximo día 21 de junio se celebra el Día Mundial de la Jirafa 2023, por esta misma razón hay que ser precavidos con muchos de estos estudios científicos realizados con animales. Es cierto, que muchos de ellos aclaran multitud de cuestiones sobre su vida y comportamiento, pero otros habría que examinarlos con pinzas, porque están implicados muchos factores, que como humanos, ni siquiera sabremos nunca.

Ejemplar de jirafa. Fotografía de Creative Broccoli.
Cerebro animal
Cuanto más rugoso es el cerebro, existe mayor razonamiento, memoria, aprendizaje… a esta conclusión se ha llegado después de examinar muchos cerebros de animales, y conocer algunos de sus comportamientos.
El cerebro de muchos animales que conocemos es diminuto, pero eso no significa que no sean inteligentes. Son inteligentes en su mundo, a su manera, para poder sobrevivir; de hecho, tienen todas las herramientas para poder llevar a cabo la tarea que la madre naturaleza les ha encomendado.
Eso sucede con algunos insectos de sociedades muy complejas como las hormigas o como las abejas. Las hormigas tienen uno de los cerebros más grandes en comparación son su cuerpo. También muchos cetáceos poseen grandes cerebros, y viven en grupos con conductas múltiples, que se podrían calificar como complejas.
Ahora, tendríamos que tener en cuenta a muchos animales que conviven de forma diaria con personas, que no son las típicas mascotas, como gatos o perros, y que han desarrollado por estar junto a las personas ( o eso parece), comportamientos sociales complejos, que están asociados a otro tipo de especies.
Por lo que debemos considerar, que no sabemos, de la mayor parte de ellos, de lo que hacen o pueden llegar hacer, ni un 50%.

Jirafa solitaria. Fotografía de Aleksandr Volkov.
Jirafas con cerebro pequeño, tienen comportamientos complejos
Así, se ha probado si las jirafas (Giraffa camelopardalis), a pesar de tener un tamaño de cerebro relativo más pequeño, pueden confiar en las frecuencias relativas para predecir los resultados del muestreo.
Por eso se les presentaron dos recipientes transparentes llenos de diferentes cantidades de alimentos muy apreciados y alimentos menos preferidos. El experimentador extrajo disimuladamente un trozo de comida de cada recipiente y dejó que la jirafa eligiera entre las dos opciones.
En la primera tarea, se varió la cantidad y la frecuencia relativa de las piezas de alimentos que más les gustaban y las que menos les gustaban. En la segunda tarea, se insertó una barrera física en ambos contenedores, por lo que las jirafas solo tenían que tener en cuenta la parte superior del contenedor al predecir el resultado.
En ambas tareas, las jirafas seleccionaron con éxito el recipiente con más probabilidades de proporcionar la comida que más les gustaba, integrando información física para predecir correctamente la información de muestreo. Al descartar explicaciones alternativas basadas en heurísticas cuantitativas y procesos de aprendizaje más simples, demostramos que las jirafas pueden tomar decisiones basadas en inferencias estadísticas.
Razonar sobre probabilidades se ha considerado durante mucho tiempo una habilidad compleja, tradicionalmente atribuida solo a humanos adultos. Al razonar acerca de las probabilidades, las personas se enfrentan a una situación de incertidumbre en la que no se dispone de toda la información e infieren estadísticamente qué opción podría conducir al mejor resultado posible. Este tipo de toma de decisiones es muy importante en el mundo real, donde a menudo solo se dispone de información limitada y no se conocen con certeza todos los resultados posibles.
La capacidad de hacer inferencias estadísticas puede ser importante para otras especies además de los humanos, para tomar decisiones frente a la incertidumbre y/o para lidiar con entornos impredecibles.
Comparativa con otros animales
Los grandes simios, los macacos de cola larga (Macaca fascicularis) y los keas (Nestor notabilis) han demostrado razonamiento estadístico, utilizando frecuencias relativas de elementos para predecir eventos de muestreo. Además, los keas podían combinar información en diferentes dominios, integrando información física y social al tomar decisiones estadísticas, en contraste con los chimpancés que lograron integrar la información social, pero no pudieron integrar la información física al predecir los resultados del muestreo. En otras especies, aún falta evidencia de habilidades estadísticas, ya que los individuos pueden haber usado heurísticas cuantitativas más simples para resolver la tarea.
Los monos capuchinos (Sapajus apella), por ejemplo, predijeron con éxito resultados de muestreo que no podían inferirse simplemente comparando la cantidad de elementos que les gustaban mucho, pero no lo hicieron cuando simplemente no podían evitar el contenedor con una mayor cantidad de elementos menos. elementos preferidos, lo que sugiere que, al menos en algunos contextos, los monos capuchinos usan heurísticas cuantitativas más simples para tomar decisiones. De manera similar, aún no está claro si los monos rhesus (Macaca mulatta), los loros grises africanos (Psittacus erithacus) y las palomas (Columba livia) realmente usan heurísticas cuantitativas o frecuencias relativas para predecir los resultados del muestreo.
¿Por qué se eligió a las jirafas?
Las jirafas son un modelo ideal para este estudio: se desempeñan bien en diferentes tareas de cognición física (p. ej., permanencia de objetos, memoria y discriminación de cantidades) y se caracterizan por altos niveles de fisión-fusión y una gran amplitud dietética, dos características que han sido vinculado al surgimiento de la cognición compleja. A diferencia de los primates y los keas, las jirafas tienen un tamaño cerebral relativamente pequeño, con un cociente de encefalización de 0,6432, bastante pequeño en comparación con el 2,48 de los chimpancés, o el 1,42 de los keas.
Por lo tanto, se llegó a la conclusión de que las jirafas pueden mostrar habilidades cognitivas complejas como resultado de presiones selectivas específicas experimentadas en ciertas condiciones socioecológicas, aunque es posible que no tengan cerebros especialmente grandes.
Pero esto podría suceder con muchos otros animales. Los humanos pensamos que son incapaces de poder discriminar; pero lo que ocurre es, que el sentido de la supervivencia es siempre mucho más fuerte. La capacidad de una respuesta rápida es la principal razón de sus acciones, en la mayoría de los casos, con lo que eso conlleva. Es decir, pueden pensar y razonar, pero hasta cierto punto, si lo más urgente es la celeridad.
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