Dentro de pocos días, el 10 de febrero, se conmemora el Día Mundial de las Legumbres 2020. Una fecha que no debemos dejar pasar por alto, sobre todo teniendo en cuenta la demanda, con razón, de nuestros agricultores delante del Ministerio de Agricultura.

Ya no forman parte de nuestro menú

Está pasando con muchos productos de primera necesidad para cualquier familia española como son la fruta y la verdura, pero hoy nos toca escribir sobre las legumbres para que el consumidor tenga una información clara sobre lo que está llevando a su plato.

Lo primero que hay que señalar es que el consumo de leguminosas ha bajado casi en picado desde los años 80 en España, según el Informe sobre Legumbres, Nutrición y Salud de la Fundación Española de la Nutrición. Parece mentira, pero nuestra dieta mediterránea la tenemos más que olvidada en los hogares españoles, en detrimento de nuestra salud.

Los nuevos hábitos de alimentación, sumados al estilo de vida de la mayor parte de la población, han generado la adquisición de comida basura o precocinada, lo que ha disparado enfermedades de todo tipo desde la temprana edad infantil, hasta la tercera edad.

Se han realizado numerosos estudios científicos sobre el consumo de legumbres y su importancia para el organismo humano. Son antioxidantes, anticancerígenas, regulan el colesterol y la tensión, son beneficiosas para el corazón y para las personas que sufren diabetes, entre otras propiedades.

En algunos hogares casi ni las prueban, cuando para nuestros padres y abuelos era la base de la pirámide nutricional. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en su informe sobre las legumbres, reivindica su consumo y su importancia a escala mundial para cuidar el medio ambiente. Lo ideal es que se tomen tres platos variados de legumbres a la semana, y dependiendo de los individuos, se podría aumentar a alguna pequeña ración más.

Día Mundial de las Legumbres 2020: españolas, por favor

El tema no queda aquí. La mayor parte de las legumbres que se consumen en las casas españolas son extranjeras. Pocas personas miran la letra pequeña de los envases en los que suelen venir, la mayoría han sido adquiridas en las grandes superficies que han importado el producto desde Australia, Canadá, Estados Unidos, Argentina o China.

Seguramente, ya tendrás la sorpresa dibujada en tu rostro. Estarás atónito. Pues todavía viene lo mejor, mejor dicho, lo peor. Nuestras variedades autóctonas, ya no lo son. Es decir, los garbanzos pedrosillanos provienen de Estados Unidos, en muchos casos. Nuestros valorados y exquisitos judiones de La Granja, ya no proceden de Segovia, sino de China; y nuestras afamadas lentejas castellanas, ya no se cultivan en la meseta, sino en Canadá.

Si esto no te pone el vello de punta, es porque todavía no has sido capaz de reaccionar ante lo que está ocurriendo. Nuestro campo se va a quedar vacío, si nadie le ayuda. Ni nuestros políticos con sus programas de ayudas, ni nosotros como consumidores estamos haciendo lo que está en nuestra mano. Nos quedamos sin nuestros alimentos, los que sacaron adelante a generaciones enteras, y los que están desapareciendo por variedades más comerciales y productivas.

Para nuestra desgracia está ocurriendo en todas las profesiones y oficios. La precariedad avanza sin cortapisas por nuestro territorio. Pero lo barato, a la larga sale caro. Vender barato para obtener mayores beneficios, y seguir manteniendo el monopolio en manos de los mismos, es lo que estás provocando con la compra en las grandes superficies de alimentos de la otra punta del planeta. Una competencia desleal, una práctica insostenible, y rozando el surrealismo.

Necesitamos de esas semillas únicas que contienen en sus genes toda la información necesaria para sobrevivir en nuestras tierras, están habituadas a nuestro clima y nuestros organismos las reconocen como propias. Se está estudiando por los alergólogos esto mismo, con multitud de alimentos, que por casualidad no han formado parte de nuestra dieta, ni la de nuestros mayores, y que están provocando multitud de alergias en la población. Dejo el dato, para que cada uno saque sus propias conclusiones.

¿Y aún te preguntas que está ocurriendo?: la clave está en el consumo consciente y responsable:

En tu bolsa de la compra no puedes echar artículos de fuera, que los agricultores españoles trabajan diariamente con esfuerzo y pasión. Rellénala con productos auténticos de proximidad y con una calidad superior. Sí, lo que estás dando de comer a tu familia y a los tuyos, no tiene las mismas cualidades organolépticas. Sin clase, sin garantías.

La tierra necesita de las leguminosas

No podemos dejar de transmitir los beneficios que tienen las leguminosas para nuestros suelos. Fijan el nitrógeno atmosférico en el suelo, un macronutriente esencial para el desarrollo correcto de las plantas. Les aporta todo esto:

  • Acelera y potencia su crecimiento por la producción de fitohormonas
  • Regenera el terreno de manera ecológica y de forma gradual
  • Fertiliza los cultivos y aumenta su producción
  • Facilita la absorción de oligoelementos indispensables
  • En los climas áridos mejora las condiciones del suelo
  • Protege las raíces de hongos y bacterias patógenas
  • Las plantas germinan más rápido y mejor