El zinc es un mineral esencial para nuestro organismo, según aparece en numerosos estudios científicos. Se le relaciona con muchos procesos metabólicos de nuestro cuerpo, formando parte de más de 100 enzimas. Su adecuada ingesta mediante la comida proporciona pingües beneficios para la salud, al igual que su déficit ocasiona graves consecuencias si se mantiene a lo largo del tiempo. En la actualidad, se sabe que los minerales tienen una función primordial para nuestro organismo, y su asimilación depende tanto de la forma cómo se toma, de la calidad del nutriente y de la cantidad necesaria.

Lo ideal sería que suministrásemos ese zinc a nuestro cuerpo con alimentos ecológicos frescos en estado puro que se acaben de recolectar o preparar, ya que los productos que encontramos muchas veces en las tiendas están alterados por las diferentes transformaciones que han sufrido o llevan muchos días de conservación, y sus contenidos nutricionales no son los mismos.

Hay personas que en un determinado momento de su vida podría necesitar un aporte extra del mineral, como ancianos, niños, embarazadas, vegetarianos, celiacos, alcohólicos, desnutridos, recién operados o personas que tengan un sistema inmunitario deficiente por alguna enfermedad.

Los alimentos más ricos en zinc por 100 g.

Los 12 alimentos más ricos en zinc

  1. Ostras
  2. Sésamo
  3. Piñones
  4. Soja
  5. Queso suizo
  6. Frijol o alubia blanca
  7. Carne de cordero
  8. Almendras
  9. Avellanas
  10. Maíz
  11. Arroz integral
  12. Mejillones

Aunque a esta lista se le pueden añadir otros alimentos que también contienen una elevada proporción de zinc en su composición: semillas de calabaza, semillas de girasol, raíz de jengibre, mostaza molida, levadura de cerveza, huevo, guisantes o cebolla; entre otros.

El tradicional «hummus» de los países de Oriente Medio es una comida con un gran aporte de zinc.

Síntomas de deficiencia por zinc

Muchas veces pueden confundirse con otras enfermedades, aunque si aparecen varios de la lista, lo mejor es consultar con un especialista para establecer un diagnóstico exacto.

  • Alteraciones en la cicatrización
  • Sistema inmune deprimido (propensión a infecciones)
  • Baja tasa de crecimiento/desarrollo
  • Anorexia
  • Problemas mentales
  • Cambios en los sentidos del gusto y del olfato
  • Daños dermatológicos (eczemas o dermattis seborreica)
  • Manchas blancas en las uñas
  • Complicaciones en el embarazo
  • Temblores
  • Baja tolerancia a la glucosa
  • Trastornos emocionales