Ya todos lo sabemos, el año 2016 ha batido el récord de temperaturas: las más altas desde que se tiene constancia (en la era preindustrial). Solamente nos han faltado un poco más de un centenar de años para elevar 1,2 grados la temperatura global del planeta. ¡Inimaginable para nuestros antepasados!

Sí, ya sabemos que la Humanidad está modificando todo lo que ocurre en la Tierra, pero las consecuencias son las que todavía no tenemos controladas, y eso constituye un arte adivinatorio, sobre cuándo, cómo y dónde aparecerán. Aunque ya los estragos se están haciendo patentes, y seguimos sin tomar decisiones acertadas.

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COP22: su resultado será primordial

La Organización Meteorológica Mundial ha dado una señal de alarma con la publicación de esos registros, pero ¿cuál será nuestra capacidad de reacción? Lenta como el caracol o rápida como la liebre. Todo está todavía en el aire hasta que no se tomen medidas contundentes en esta gran conferencia COP22 que se celebra en Marruecos desde el 7 hasta el 18 de noviembre.

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Mientras, se están derritiendo los polos, los mares y océanos se elevan y se acidifican, las tierras se secan y no producen alimentos, se desencadenan fenómenos meteorológicos como lluvias torrenciales con inundaciones, huracanes o terremotos; la contaminación atmosférica también bate un “record Guinness” (los ejemplos de Madrid, México o Chile son más que ilustrativos), nuestros ríos y mares cada vez se encuentran más sucios de residuos plásticos, seguimos dependiendo de manera brutal del petróleo y nuestras políticas están lejos de ponerle freno a este descontrol que hemos creado nosotros mismos.

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Por eso, todos como partes activas y responsables de ello, queremos que nuestros dirigentes actúen de inmediato para que esos efectos devastadores del cambio climático, aún con el Acuerdo de París, no tengan como diana siempre a los mismos, los más pobres y desfavorecidos.

Lo que está claro es que aquellas personas que no pueden obtener una buena alimentación y unas  condiciones de vida aceptables en esos países en vías de desarrollo, serán los que más enfermen y mueran, si esto continua de la misma manera. No se puede permitir que se sigan beneficiando unos cuantos acosta de la mayoría.

Al fin y al cabo, es fácil sentarse hablar cuando a ti no te te toca de lleno el problema. Esperemos que no tengan la desfachatez de levantarse de sus asientos e irse de la COP22 sin haber realizado acuerdos prácticos y reales que sirvan para mejorar nuestro único lugar de vida.

Nuestra esperanza esta depositada sobre sus hombros, y ellos/as deben de saber que si quieren se puede y se debe cambiar.