Hoy, 17 de junio, se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía 2016, teniendo como tema de interés este año la “Cooperación inclusiva para lograr neutralizar la degradación de la tierra”. Es un hecho fundamental y constatado, que nuestros suelos se han ido degradando a marchas forzadas en los últimos doscientos años. La acción del Hombre ha hecho mella en ellos, y ahora toca recuperar y rehabilitar esos suelos.

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Muchos de esos problemas han venido a partir de la deforestación de zonas que anteriormente tenían un tapiz vegetal que servía como escudo protector del suelo frente a cualquier daño exterior, pero en el momento en que se desaparece ese suelo queda desprotegido, ya sea por el azote de los fenómenos meteorológicos o de las actividades humanas. Esas bacterias, microorganismos, gusanos u hongos que hay en el suelo con raíces vegetales proporcionan muchos beneficios.

Según los datos de las Naciones Unidas, se calcula que la pérdida de tierra cultivable ha ascendido a entre 30 y 35 veces la tasa histórica, y el 74% de los pobres se ven directamente afectados por la degradación de la tierra a nivel mundial.

También está incidiendo de forma alarmante, la proliferación de zonas de cultivo en las que los fertilizantes o pesticidas utilizados son químicos, produciendo una contaminación que no desaparecerá en décadas y dejando la tierra prácticamente inservible. Los pesticidas organoclorados son los que más problemas dan de toxicidad porque se van acumulando de forma persistente, aunque ya muchos están prohibidos, dependiendo del país; también los pesticidas organofosforados constituyen un riesgo potencial.

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Los suelos se pueden contaminar de forma física, química o biológica. Es el medio donde se desarrolla la vida en la Tierra, y su recuperación suele tener una duración prolongada. Se debe entonces fomentar otro tipo de técnicas agrarias para evitar que esto siga sucediendo, el uso de pesticidas o fertilizantes ecológicos es la solución más acertada y más sostenible, la única opción posible si queremos tener unos suelos sanos. También es una medida eficaz el control de plagas y enfermedades con sus propios depredadores, como mariquitas, avispas o pájaros insectívoros.

De la tierra, provienen la mayoría de los recursos que utilizamos, si no tenemos suelos sanos nuestra economía se resentirá en un futuro. La rotación de cultivos también es una forma de mantener en buen estado los suelos, o el uso de especies resistentes que se adapten a la climatología de la zona; también la siembra superficial, evitando la compactación del suelo, y el tratamiento de semillas con fungicidas, dan un buen resultado.

La desertificación y la sequía deben ser objetivos prioritarios de las políticas medioambientales de todos los gobiernos, sin tierra saludable es imposible mantener la vida.