El uso de semillas en la alimentación actual ha pasado de ser una moda, ha convertirse en un recurso primordial para aportar determinadas dosis de sustancias necesarias para el buen funcionamiento de nuestro organismo, como vitaminas, minerales, ácidos grasos, fibra, etc.
Las semillas de Chía ofrecen eso y mucho más, de hecho son consideradas por los expertos como un superalimento. Se han empezado a introducir en panadería con un gran éxito, al igual que pasa con las semillas de amapola, aunque la realidad es que para que nos aporten sus mayores beneficios las debemos consumir con frecuencia y en cantidades un poco más elevadas. Es recomendable adquirirlas ecológicas, sin químicos que les hayan podido afectar.
Uno de las maneras más fáciles de comerlas es espolvorearlas en los platos, su pequeño tamaño hacen que prácticamente ni las notemos, aunque si se toman solas tienen un ligero sabor a nuez. Se recomienda entre 1 y 2 cucharadas soperas. También son imprescindibles para los niños por su gran cantidad de calcio, que facilita el desarrollo normal de los huesos, articulaciones y músculos (excelente regenerador y antiinflamatorio). Son eficaces para los dolores de crecimiento. Su gran cantidad de ácidos grasos insaturados (omega 3 y 6) benefician a su cerebro y a sus ojos. En este caso la dosis sería una cucharadita o media, dependiendo del niño.
Los beneficios de las semillas de Chía: ricas en omega 3 y 6, calcio, hierro, proteínas y fibra
- Son antioxidantes y refuerzan el sistema inmunológico, contrarrestan la oxidación celular, así que muchas enfermedades que se relacionan con ese estrés oxidativo podrían ser descartadas, como el Alzheimer, la aterosclerosis, el Parkinson, etc.
- Bajan el colesterol, y aumentan la salud cardiovascular.
- Más ricas en calcio que la leche, por gramo. Ideales para las personas que quieran reforzar la densidad de los huesos.
- Aportan muchas proteínas y hierro, más que vegetales como las espinacas.
- Ayudan en la digestión, por su cantidad de fibra, siempre que no se consuman en exceso, ya que harían justo lo contrario.
- Son muy energéticas, por lo que nos ayudarán a aguantar largos periodos sin comer. El perfecto tentempié.
- Ayudan con la diabetes, porque hacen que se estabilice el azúcar en sangre.
- Un buen suplemento de potasio, más que los plátanos.
- Regeneran tejidos musculares, los deportistas o personas con lesiones se pueden aprovechar de esta característica tan peculiar. Regulan además, la coagulación de la sangre.
- Contienen vitaminas liposolubles como la A, D, E y K, y otros minerales, incluyendo: fósforo, zinc, azufre, yodo, cobre, sodio, magnesio, manganeso, tiamina (vitamina B1) y niacina (vitamina B3).
Es importante que empecemos su consumo con mesura, ya que pueden causar gases e inflamación intestinal si se ingieren de repente (sobre todo por la fibra). Se puede probar con menos de media cucharadita en los alimentos o dejando en agua fría durante 30 minutos una cucharadita entera, después se cuela y se bebe el líquido. Está desaconsejada en personas hipotensas, ya que tiende a bajar la tensión.
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