Vivimos en un mundo en que cualquier acción cuenta y tiene una repercusión inmediata, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Nuestros gestos diarios pueden hacer cambiar y mucho al planeta. Las empresas se han dado cuenta de esta realidad, por eso muchas han querido apostar por ser artífices de una nueva manera de ver el futuro. La RSC o Responsabilidad Social Corporativa es una herramienta que se está implantando a nivel global para medir el impacto de todas las actividades que generan las empresas a nivel local y mundial, en la sociedad y en el medio ambiente.

En España ya empezamos a ver muchos ejemplos de estas compañías que se preocupan por la sostenibilidad de sus negocios. Lidl, la gran cadena alemana de supermercados, es una de ellas. Su filosofía “Comprometidos con el mañana” aúna un concepto integral que abarca el respeto hacia las personas y su bienestar, incluyendo una alimentación saludable y sostenible, una amplia labor solidaria, y una eficaz protección del medio ambiente.

La Responsabilidad Social Corporativa en la empresa, una clara apuesta de futuro

Ese claro compromiso se aprecia en su política de desarrollo local, fomentando la compra de productos frescos a proveedores nacionales, desde la carne hasta la fruta y la verdura frescas que se vende en sus tiendas. También hay que destacar su apoyo a los productos naturales, y en concreto a los ecológicos certificados, que ya se pueden adquirir con la compra diaria.

El packaging de sus envases de briks tiene la certificación FSC, es decir, proviene de bosques adecuadamente gestionados. No hay que olvidar su apoyo al medio ambiente gracias a el catálogo on-line y la aplicación móvil, las bolsas reutilizables de rafia, y la implantación de una política informática verde.

La elección de los productos del mar con el sello MSC es una apuesta segura, porque este sello garantiza que se ha pescado de manera sostenible. Así, en los supermercados Lidl  se evitan determinadas especies marinas en peligro de extinción o sobreexplotadas.

Es fácil encontrar dentro de su variedad artículos el sello FairTrade o de Comercio Justo. Se garantiza de esta manera las condiciones de trabajo en países en vías de desarrollo, salarios justos, relaciones comerciales de larga duración y precios justos y estables al pequeño productor.

Otro de sus puntos fuertes dentro de la Responsabilidad Social Corporativa es la lucha contra el desperdicio alimentario. Gracias a diversas iniciativas como la donación de productos, el control de fechas o la reutilización del excedente de pan y bollería en pienso para animales, se ha frenado el despilfarro.

En cuento a la nuevas tiendas Lidl, hay que subrayar su evidente reconversión tecnológica para luchar contra el cambio climático y mantener una eficiencia energética: la iluminación LED, las plantas fotovoltaicas, los arcones de congelado con menor consumo energético, la utilización de domótica para ahorrar energía y la optimización de los procesos productivos y la logística. En esta última cabe destacar su clara apuesta por la combinación de diversos tipos de transporte para reducir las emisiones de CO2, incluido el camión propulsado por gas licuado, más efectivo y  menos contaminante.

Por último, sobresale por ser una empresa en la que se promueve la igualdad de raza y sexo. Sus empleados tienen numerosos beneficios sociales y una continua formación innovadora con planes de desarrollo individualizados. El desarrollo profesional está garantizado con los diversos programas teórico-prácticos y prácticas universitarias.

 

Lidl está demostrando con cada paso que da en el camino que es es una empresa sostenible con futuro.