Cuando llenamos la cesta de la compra y adquirimos alimentos, nos fijamos siempre en cómo esta el propio producto: si se puede ver, si aparentemente tiene buen aspecto, si esta fresco o parece de buena calidad. Pero algo que se nos suele pasar por alto en la mayoría de los casos, es el propio tipo de envase utilizado. No nos preguntamos si es el más conveniente para ese producto, o si conserva en perfectas condiciones el artículo que vamos a adquirir.

Hay algunos alimentos que están protegidos por cartón reciclado (por ejemplo, alimentos secos como la pasta o el muesli), una buena manera de proteger al medio ambiente, pero no tenemos constancia de que en su fabricación, se quedan incluidos determinados ingredientes utilizados en las tintas de impresión como los aceites minerales, que pueden transferirse a nuestra comida.

El papel de periódico, por ejemplo, contiene estas sustancias, que al reciclarse quedan adheridas en el cartón. Estos restos provenientes de hidrocarburos, son susceptibles de traspasarse al cartón, una acción denominada “migración”, que puede darse incluso sin tener contacto el alimento con el material, ya que los aceites minerales se pueden evaporar e introducirse por absorción en el propio alimento.

La empresa BASF ha encontrado una solución para poder preservar la comida en estos envases de cartón, y es utilizar un fino recubrimiento elaborado a base de polímeros, cuyo espesor es de 10 a 15 micrómetros. De esta manera, los alimentos se pueden conservar en el mismo envase hasta tres años. Así, podremos tener comida en nuestros hogares de larga duración.

Lo mejor es que esta delgada capa de polímeros, puede ser separada de una manera sencilla, para que el proceso de reciclaje del cartón pueda seguir su curso.

Una idea que favorece a todos: a las tiendas, porque así no verán como se echan a perder sus productos, y a los propios consumidores, porque podrán almacenar más envases durante un largo tiempo, ahorrándose dinero.