Una nueva investigación sobre los efectos dañinos de los retardantes de llama ha visto la luz. Se trata de la realizada por el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) y de la Estación Biológica de Doñana (EBD), ambos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dirigida por Ethel Eljarrat, investigadora del CSIC en el IDAEA, en Barcelona.
Fotografía de Merche S. Calle / Juan Enrique Gómez
PBDE y decloranos son las sustancias halladas, unos compuestos que se suelen usar en las industrias, aunque en la actualidad en cualquier casa obtendremos muchos de ellos; ya que se utilizan prácticamente para todo: electrodomésticos, muebles, tapicerías, ropa y aparatos electrónicos, entre otros.
En este caso se han observado restos en los huevos de las aves en el Parque Natural de Doñana en la provincia de Huelva.
Los investigadores han examinado 115 huevos que no eclosionaron que fueron recolectados entre 2010 y 2012 de nidadas de 14 especies de aves marinas ( la gaviota reídora), zancudas ( la cigüeña blanca y la garza imperial), rapaces (el milano negro o el águila calzada), y patos, entre otras. Siendo las más contaminadas la cigüeña blanca, después el aguilucho lagunero y finalmente, la garza real. Se trata de animales residentes en Doñana.
Ethel Eljarrat, lo aclara :»Hemos detectado tanto los retardantes de llama clásicos (los ya prohibidos PBDE) como los emergentes (los decloranos), cuyo uso se incrementó a raíz de la prohibición de los primeros. Esto demuestra, que hay que prestar mayor atención a los decloranos, ya que muestran un comportamiento similar al de los PBDE».
Según se aprecia en la investigación, las hembras de las aves van almacenando todos estos contaminantes y cuando ponen los huevos, explica Eljarrat «descargan una proporción equivalente de contaminantes en cada uno [transmisión vertical]». Es decir, los polluelos ya nacen contaminados.
Este estudio se ha publicado en la prestigiosa revista Environment International, en su versión digital. Este tipo de tóxicos se llevan utilizando desde los años 70, pero más tarde es cuando se han visto sus malignas secuelas para los seres vivos, ya que perjudica el sistema endocrino, afectando al sistema reproductor y a las hormonas tiroideas.
En el caso de las aves, lo que produce es una menor consistencia de la cáscara de los huevos, lo que afecta a su posterior desarrollo. Aunque la prohibición de sus uso llegó a Europa desde el año 2004, el problema reside en la actualidad en que se han sustituido por otras sustancias llamadas decloranos, de las se desconocen sus efectos a largo plazo, aunque ya se han observado rastros en halcones peregrinos de España y de Canadá.
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