Aquellas regiones que gozan de granjas de agricultura ecológica en sus alrededores albergan un 34% más de especies que aquellas en las que sólo existen granjas convencionales, así lo muestra un nuevo estudio de la Universidad de Oxford publicado en la revista Journal of Applied Ecology.
Las técnicas utilizadas en la agricultura ecológica han permitido dar lugar a este efecto positivo, que ha sido estable a lo largo de tres décadas y no muestra signos de disminuir, como ha revelado esta investigación basada en un análisis de más de noventa estudios. Aunque por el momento sólo se puede atribuir a granjas de climas templados, como los de Europa Occidental, pues es donde más estudios se han realizado desde 1989 hasta la fecha.
No todos los organismos se benefician por igual de la agricultura ecológica. El podio lo ocupan las especies vegetales, con un incremento del 70% en las especies presentes, seguido de los polinizadores, con un 50%, y las aves, artrópodos y microorganismos. Los organismos descomponedores se han beneficiado levemente de este efecto, aunque esto puede ser en parte debido a que están relativamente poco estudiados.
Los lugares que más se favorecen de estas prácticas parecen ser los lugares con agricultura intensiva. Pues estas granjas de agricultura ecológicas actúan como si fuesen islas llenas de biodiversidad, lo que permite nutrir a las zonas aledañas de organismos valiosos como son las abejas – las cuales politizan los cultivos- y depredadores que controlan las plagas.
Sin embargo, todo esto es «más complejo» como afirma Sean Tuck investigador del estudio en la Universidad de Oxford. A pesar de que una gran variedad de organismos puedan encontrar refugio en estas islas agrícolas, lo cierto es que la agricultura y ganadería intensiva puede afectar a esta biodiversidad, dado la variedad y disparidad de técnicas de producción que utilizan en cada región. Mientras algunas granjas convencionales usan de manera intensiva pesticidas y fertilizantes -lo cual puede afectar a las poblaciones de organismos polinizadores-, otras usan técnicas de rotación de cultivo -lo no permite que los seres vivos lleguen a adaptarse al entorno-.
Entonces, ¿qué pasa con los plátanos y el chocolate orgánico que compramos en el supermercado? Este tipo de productos se cultivan en climas más cálidos y por el momento no hay estudios suficientes que “permitan asegurar que la compra de estos productos podría tener un beneficio claro para el medio ambiente» asegura Lindsay Turnbull investigadora en el estudio.
La mayor parte de estos productos proceden de países en vías en desarrollo y a menudo existe una gran presión sobre la tierra para proporcionar alimentos suficientes para la población local, lo que da lugar a la conversión de hábitats naturales en tierras de cultivo. En estos casos, los beneficios de la agricultura ecológica son menos claros, ya que esto puede requerir más tierra para conseguir el mismo rendimiento que la agricultura convencional.
A pesar de estos alentadores resultados, aseguran que aún quedan muchos seguimientos y estudios por realizar, sobre todo en regiones tropicales, subtropicales y del Mediterráneo.
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