Todos los cambios que se producen tanto en la geología, incluyendo los de las placas tectónicas, como en los organismos vivos son producidos desde lejos por el sol. Somos títeres del astro rey. Sea que el planeta esté cerca de él (perihelio), o alejado (afelio), sea que esté dàndole la cara (día), o dándole las espaldas (noche), sea que la tierra tenga su hemisferio norte màs iluminado que el sur (verano del norte), o que esté menos iluminado que el sur (invierno del norte) debido a la inclinación de su eje de rotación, la influencia del sol nos afectará de diferentes maneras. Lo sentirán los cristales en la litosfera, pero sobre todo lo sentirán en sus cèlulas todos los organismos vivos que despuès de 3,500 años de evolución han aprendido a copiar al sol y guardan en sus genes un balance de su comportamiento frente a su estrella.

Las plantas necesitan del sol para su fotosíntesis.
Cuando la tierra da las espaldas al sol, las plantas ya no podrán hacer fotosíntesis y por lo tanto no producirán oxígeno. Los animales han aprendido que deben entregarse al sueño en las noches, e incluso las células han aprendido que en la penumbra nocturna pueden replicar el ADN, porque de día los rayos ultravioletas pueden ser nocivos. El apareamiento está reservado para las horas nocturnas, y hasta el metabolismo llega a su plenitud de noche. Todo esto está refrendado por un ritmo que se llama ritmo circadiano (circa diem), que se renueva cada 24 horas en los mamíferos, que es lo que dura la rotación de la tierra sobre su eje inclinado y que constituye otra forma de retroalimentación porque los seres vivos se autoregulan por este reloj biológico que llevan dentro de sí.
Nuestras carnes se han formado de tanto salir el sol sobre la tierra cada 24 horas. Si ésta no girara en torno a su eje, no existiría la vida.
Hay animales que cazan de noche y duermen de día, porque así lo aprendió su reloj biológico, pero cuando le pedimos a un piloto o a un guardián que operen de noche, su reloj circadiano se resiente, porque no está programado para eso. La ciencia que estudia este reloj biológico, se llama cronobiología, y el jet lag que tanto padecen los viajeros que recorren grandes distancias, es ocasionado por una arritmia circadiana.
El sol con las variaciones de su luminosidad sobre la tierra, provoca fenòmenos increìbles en el ritmo biológico, sobre todo de las aves, que atraviesan todo el gobo terràqueo para no perder los rayos del sol (las alas las inventó la naturaleza para perseguir la luminosidad del sol). La Limosa lapponica vuela 11,000 kilómetros sin parar desde Alaska a Nueva Zelanda. Antes del vuelo, la mitad de su cuerpo se ha convertido en grasa como provisiòn de energía para su vuelo maratónico.

Las aves se guían por el campo magnético de la Tierra.
Las aves emigran a territorios donde los días sean más largos, lo cual ocurre en las zonas que están de verano, y en las que el clima les brinda mayor comodidad para anidar, criar y conseguir alimento. Las rutas para llegar a esas zonas pueden estar programadas en sus genes en algunos casos. En otros, las aves deben descubrirlas valiéndose del compás solar que llevan dentro de sí, dejándose llevar por la luz solar para orientarse o también valiéndose de una auténtica brújula magnética. Como el campo magnético del globo terráqueo varía de norte a sur, ellas son capaces de ver el campo magnético de la tierra mediante unos receptores en sus cerebros que les indican si están llegando a su destino. Es así como las atléticas y valientes grullas remontan el Himalaya.
El campo magnètico como guía para la migración de las aves, ha sido sigilosamente estudiado por la ciencia, y recientemente parece ser la explicación para un misterio que ha permanecido oculto por mucho tiempo: la migración de la mariposa monarca (Danaus plexippus).
Cada año millones de estas mariposas emigran desde Canadá y el norte de Estados Unidos hacia el sur entre los meses sept-oct., cuando se acerca el solsticio de invierno del hemisferio norte. Intuyen el frío que se avecina y bajan a zonas más templadas en las montañas mexicanas de Michoacán a unos 3,000 metros sobre el nivel del mar en donde se reproduciràn en cuanto llegue la primavera. Allí encontrarán alimento en las ascledias, cuyas flores producen un néctar venenoso que a ellas les da energía para sus vuelos y les tiñe las alas de color naranja que disuade a sus depredadores. Sobre las hojas de la planta colocan sus huevecillos (del tamaño de una cabeza de alfiler) que como toda mariposa pasan por la etapa de la oruga, capullo, crisàlida y finalmente mariposa. Pero su longevidad puede llegar a los seis meses, a diferencia de sus congéneres que a duras penas llega a las seis semanas de vida.

La migración de la mariposa monarca sigue teniendo muchas incógnitas.
Su exótica migración constituye todo un misterio para la ciencia, que sólo ha sido resuelto en partes. Ellas hacen un recorrido de más de 4,000 kilómetros durante 33 días, a razón de 120 kilómetros por día. La duración de estos viajes excede al tiempo de vida de una mariposa normal que es de seis semanas a lo mucho. La mariposa monarca permanece durante la primavera, hasta abril-mayo en México donde tiene sus crías y muere. La hija retorna con los planos de la ruta que nunca ha recorrido, pero que los lleva en sus genes y también perece en el trayecto, y la que regresa al Canadá a fines del verano es la nieta.
¿Cómo ocurre esta maravilla de la naturaleza? Hay varias teorías científicas que tratan de explicarlo, pero en resumen son dos las principales: algunos lo atribuyen al ciclo circadiano heredado en su genes y a la posición del sol que captan con sus antenas, el reloj circadiano que en los humanos se regula cada 24 horas, en ellas se regula al año y està conectado al compás o brújula solar que llevan en las antenas. Para otro grupo de científicos la anterior teoría equivale a tener una brújula, pero no el mapa del trayecto que deben seguir, y para estos científicos el mapa es detectado vez por vez por el magnetismo de los territorios que van cruzando. Hay en el cerebro de estos insectos un mecanismo que les permite leer el campo magnètico de la tierra.
Personalmente me inclino por la segunda teoría, ya que el sol deja huellas por toda la tierra para que los seres vivos nunca dejen de seguirlo. Una de esas huellas son los campos magnéticos, que sabemos que no se corresponden con los polos, que han cambiado a lo largo de la evolución, sobre todo por el desplazamiento de metales líquidos en el magma, que sobre la superficie de la tierra influyen en el clima y en la formación de las nubes. Más aún, opino que los cientìficos deben confrontar los campos magnéticos de la tierra con la astronomía. Esto puede ser la clave para muchos descubrimientos sobre el comportamiento de los seres vivos. En su segunda ley de astronomía Kepler dice que el vector que une el sol con la tierra, barre áreas iguales en tiempos iguales, es decir que la tierra aumenta su velocidad cuando está cerca al sol, en el perihelio , y la disminuye en el afelio al alejarse del sol, lo cual está comprobado cientìficamente. Estos cambios de velocidad del planeta y esta cercanía y lejanía del sol repercuten en el magnetismo terrestre que es lo que estarìan detectando estos insectos y que nuestros sentidos humanos no los pueden percibir.
Los vuelos de la mariposa Monarca sobre el hemisferio norte son una gráfica, no sólo del clima, sino del magnetismo sobre la superficie del globo.
Si tomamos y extendemos un pliego de cartulina y esparcimos sobre su superficie finìsimas ligaduras de hierro, a la vez que por debajo vamos acercando lentamente un imán, todas empezaràn a moverse alrededor del imán, y a desplazarse si lo cambiamos de lugar. Los cuerpos de las mariposas monarca (M.M.) son tan frágiles y pequeños, que se dejan imantar y batirán sus alas en la dirección de las líneas del campo magnético como se desplazan las nubes en el cielo.
Si desde una nave espacial observáramos los desplazamientos de la mancha anaranjada de la M.M. (7 a 25 millones de ellas reunidas) sobre la superficie de la tierra, podríamos concluir varias cosas: si vemos la mancha arriba en Canadá, sabremos a ciencia cierta que la tierra está alejada del sol y que el hemisferio norte está en verano, y el sur en invierno. A partir de septiembre-octubre, la mancha empezará a desplazarse al sur y la tierra a acercarse al sol, hasta que finalmente la mancha llegue al trópico de Cáncer y la veremos en territorio mexicano, señal inequívoca de que el hemisferio norte está en invierno, y la tierra lo más cerca del sol en enero.
En Michoacán la M.M. invernará, esperando que llegue la primavera que es cuando puede poner sus huevos y tener su cría, que es la que iniciará el retorno. Todo esto es muy apasionante para la ciencia, y nuevas luces aparecerán para iluminar este misterio. La evolución va en concordancia con la luz solar. Nuestro mundo es el gran circo del sol. (Cirque du soleil). No nos queda sino cubrirnos con su luz, y actuar.
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