Ante la amenaza del cambio climático y sus consecuencias sobre el deporte, diversas disciplinas deportivas se suman al esfuerzo de erradicar sus huellas de carbono, no solo en la práctica, sino también en todos aquellos elementos que la involucran.

Ciclismo

Ya de antemano conocemos los beneficios de usar la bicicleta como un medio de transporte accesible y fácil de utilizar que no genera emisiones de carbono por su uso, razón por la cual, se ha considerado a esta disciplina una de las más sostenibles.

Las bicicletas, a pesar de no producir emisiones por sí mismas, el uso de materiales como la fibra de carbono en su construcción ha minimizado los beneficios del ciclismo debido al impacto ambiental negativo que produce. Por tal motivo, el fabricante neozelandés Passchier buscó ir más allá, empleando materiales naturales que permitan a los ciclistas alcanzar su máximo rendimiento, al tiempo que consiguen ganarle la carrera al cambio climático.

Su Passchier Gump 760, un manillar hecho con lámina de bambú, sorprendió al equipo de solo bici durante las pruebas a las que fue sometido. El manillar demostró poseer ligereza, buen agarre, gran absorción de vibraciones y una excelente relación flexibilidad/resistencia, atributos altamente valorados en el ciclismo profesional y que, a futuro, harán del bambú un material estándar en las competiciones.

Natación

Si bien la natación es una disciplina que goza de gran popularidad como alternativa para enfrentar el calor del verano, el impacto que produce la construcción y mantenimiento de una piscina tradicional han empujado a los adeptos de esta disciplina a buscar soluciones sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.

Como alternativa, las piscinas ecológicas han demostrado una mayor eficiencia gracias al empleo de plantas, grava y arena en su fondo que emulan el mecanismo de filtrado de los cuerpos de agua naturales, manteniendo las aguas limpias y sin la irritación que causa el cloro en nuestra piel y ojos. Si a esto le sumamos una bomba de agua alimentada con luz solar el ahorro energético es superior.

En esta misma línea, y apuntado a reducir la huella de carbono existente, la propuesta de la marca de bañadores Sqauali busca limpiar océanos y mares con sus confecciones. Cada slip, jammer y bañador de mujer está hecho de botellas plásticas recicladas, ofreciendo un tejido resistente atractivo y cómodo, el cual puede ser nuevamente reciclado para crear nuevas piezas u otras aplicaciones más amigables con el medio ambiente.

Fútbol

Como el deporte más practicado del mundo, el fútbol es capaz de movilizar legiones de aficionados a través del globo dispuestos a ver a sus equipos favoritos en torneos como la Champions League, la Europa League y el Mundial de Fútbol, eventos altamente seguidos tanto por las plataformas de apuestas deportivas en sus pronósticos, como por la prensa deportiva.

Por tal motivo, y conscientes de su impacto ambiental, los estadios de fútbol están haciendo la transición hacia modelos energéticamente eficientes y edificados con materiales sostenibles.

Como ejemplo tenemos al estadio Morro da Mineira en Brasil, el cual ha demostrado un novedoso enfoque a la hora de ser energéticamente autónomo. Durante el día, el estadio recibe hasta el 80% de su energía a través de placas solares instaladas en el tejado de una escuela de samba de su propiedad, mientras que en la noche logra cubrir sus necesidades al 100% mediante un innovador sistema de 200 placas cinéticas en el campo, las cuales capturan la energía de los jugadores al correr sobre ellas en cada partido.

 

Por otro lado, el Eco Park, propiedad del Forest Green Rovers de la League Two en Inglaterra, es considerado el equipo más ecológico del mundo. El estadio de 5000 asientos está hecho en su totalidad en madera ecológica, y ha conseguido ser 100% energéticamente independiente gracias a sus 100 paneles solares.

Así mismo, el Eco Park aprovecha el agua de lluvia para regar su césped, y habilitar sus sanitarios, mientras los jugadores apoyan el e-compromiso de su club vistiendo camisetas hechas a base de posos de café reciclados.

Gracias a su importancia e impacto social, económico y ecológico, el deporte apunta a reducir el volumen de sus emisiones de carbono para el 2030 hasta alcanzar la completa neutralidad para 2040. Un esfuerzo que permitirá a todos disfrutar de sus disciplinas preferidas en forma responsable con el medio ambiente.