Empieza a cobrar fuerza la idea de que es posible una producción de alimentos más sostenible con los animales y las personas. Hablamos de un sistema productivo agrícola y ganadero estable, suficiente como para poder abastecer a la población, y justamente rentable para sostener pequeñas empresas y muchos puestos de trabajo en el medio rural, tan necesarios hoy día. 

Ese modelo alternativo –casi podríamos decir que “revolucionario”- al que muchos están volviendo la mirada no es otro que el de las gallinas en libertad y sus huevos camperos. Y sí, ya está funcionando con éxito en España.  

En realidad, desde hace lustros operan en nuestro país un puñado de pequeños productores avícolas que aplican el modelo de ganadería extensiva, con pastoreo diario de sus gallinas, y que compiten valientemente en los mercados haciendo valer la calidad de su producto entre los gigantes del sector. 

Huevos camperos

Avicultura sostenible.

Los pioneros fueron los gallegos de Pazo de Vilane, que inauguraron su granja de huevo campero, la primera de España, allá por 1996, mucho antes de que la conciencia sostenible surgiera entre los consumidores. 

Desde sus inicios el eje de su modelo de negocio pivotó en torno al bienestar animal y la sostenibilidad futura. Para ello, planificaron con cuidado no sobreexplotar los recursos hídricos o los pastos de las fincas, idearon un tratamiento de residuos ecológico, o incluso optimizaron la gestión energética. 

Ellos abrieron camino a otros muchos productores que están tejiendo empleo en zonas vaciadas de toda España. Y todo ello a pesar de que, incluso hoy día, es complicado lograr un hueco en un canal de distribución dominado por los grandes productores avícolas que con sus sistemas de jaula copan el 77% del mercado del huevo. 

En efecto, podemos comprender la magnitud del hito al que nos enfrentamos, es decir, el cambio de un modelo avícola plenamente intensivo a otro extensivo y sostenible, cuando caemos en la cuenta de que todavía cerca de un 80% de los huevos que consumimos proceden de aves que permanecen encerradas en jaulas toda su vida productiva (sin salir al exterior ni respirar aire puro).

A esta cifra habría que sumar el 13% procedente del sistema de suelo, en el que las gallinas están fuera de jaulas, pero igualmente no ven jamás la luz del día. 

Por tanto, y dado que casi un 93% del huevo español es puesto por aves que no tienen oportunidad de pastorear, es obvio que necesitamos dar un vuelco radical a nuestra manera de producir y consumir. 

La verdadera importancia del pastoreo en un modelo sostenible

Pero, paremos un instante y hagamos en este preciso momento de abogado del diablo… ¿Es realmente tan importante el que las gallinas puedan pastar a sus anchas? ¿No estaremos sacando las cosas de quicio?   

Pues no, el pastoreo tiene una importancia vital, tanto para las gallinas como para las personas. 

Sus paseos diarios campestres y todo lo que ello implica: el ejercicio, el desarrollo de instintos (escarbar, aletear, revolotear…), la luz del sol y el aire puro les ayudan a mejorar su salud. Está comprobado que sus huesos, su sistema metabólico e incluso su frecuencia de puesta mejora. 

Al salir al exterior, las gallinas tienen más apetito y ponen mejor. Hoy más que nunca, comprendemos muy bien los beneficios de la ganadería extensiva y el poder disfrutar del aire libre para cualquier animal, tras meses de nefastas consecuencias para la salud de las personas producto de los encierros continuados de la pandemia.  

Pero podríamos aún añadir más argumentos. Así, las gallinas buscan y picotean en los pastos aquello que su instinto demanda: hierbas, insectos, piedrecitas, flores que contienen vitaminas, minerales o aminoácidos que suman a su dieta diaria (basada en maíz y leguminosas, principalmente). 

Todo esto les ayuda a desarrollar y expresar todo su potencial genético, así como a poner huevos más ricos en algunos nutrientes. 

En este sentido, un estudio de la revista agraria Renewable Agriculture and Food Systems destaca que los huevos de gallinas camperas que pastan a diario contienen el doble de vitamina E y grasas Omega-3 de cadena larga. También, la presencia de vitamina A fue un 38% mayor que en los huevos procedentes de gallinas de jaula.

En consecuencia, el pastoreo es importante, y debemos defenderlo. Y en esta batalla nuestro papel como consumidores no es en modo alguno secundario, porque al final del día, somos los que tiramos de la cadena alimentaria y los que tenemos el poder de exigir alimentos basados en modelos sostenibles.