Hoy, 7 de abril, se celebra el Día Mundial de la Salud 2021, una fecha en la que debemos de celebrar la vida como la máxima expresión de la salud, en este momento tan importante cuando empiezan a desmoronarse los cimientos de la medicina convencional en todo el mundo.

Lejos de ser una panacea, se ha convertido en un negocio global que mueve miles de millones de euros/ dólares, y en el que lo que está claro es que la propuesta de curar a los enfermos, es poco lucrativa, por lo que mantenerles enfermos crónicos indefinidamente, es una inversión de futuro.

Medicina occidental

El lucrativo negocio del miedo a enfermar

Un negocio que juega con el miedo de la sociedad a enfermar (y a morir), cuando la enfermedad no solo aparece por nuestros malos hábitos de vida, de alimentación, del ambiente en el que uno vive…y un largo etcétera; sino por los traumas, miedos y emociones que van debilitando el organismo, hasta que aparece eso que llamamos «enfermedad».

Por supuesto, la medicina que en la actualidad impera de forma mundial, es el capitalismo, y eso incluye a las «megaempresas» farmacéuticas. El enfermo es un cliente al que se le debe vender un producto, prometiéndole que le va a quitar todos su males. Ingeniería social en la que nos toman como a niños, a los que es fácil contentarles con un caramelo.

El doctor Antonio Sitges-Serra, Catedrático de Cirugía y Jefe de Cirugía del Hospital del Mar de Barcelona, sabe mucho de ello. Me supongo, porque lo ha vivido en sus propias carnes, y siendo coherente con su ética, ha decidido contar la verdad que muchos esconden, en su libro «Si puede, no vaya al médico» (Editorial Debate). Ya que el principio hipocrático que juran, a la gran mayoría se les ha olvidado.

De cualquier forma, se podría decir que es un secreto a voces, que se consideraba «normal» dentro de la profesión sanitaria. La sociedad lo ha estado tolerando, como otras cuestiones transcendentales, dentro de esta espiral consentidora. Se ha venido llevando a cabo a plena luz y sin ningún impedimento, ni reproche.

La verdad ocultada se llama iatrogenia

Por supuesto, sin contarle la parte negativa a los pacientes-clientes. En muchos casos esos efectos secundarios se enmascaran, no se tienen en cuenta (porque parecen casualidades), o se cuentan medias verdades para que el paciente acepte a toda costa ese tratamiento que, según ese «profesional de la salud», le salvará la vida o le solucionará esa enfermedad por la que ha acudido a la consulta. 

Una exclusividad de los países desarrollados

La iatrogenia es la tercera causa de muerte en los países desarrollados, algo sinceramente inexplicable, si hemos avanzado tanto, como nos cuenta toda la ciencia. Esos tratamientos médicos y sus combinaciones, parecidas a un cóctel molotov para el cuerpo (en muchos casos), terminan dejando a una gran parte de la población «muerta en vida», como sus propias palabras lo suelen definir.

Medicamentos

Lo que siempre me ha parecido curioso de estos datos contrastados, es que sea solo en los países desarrollados. Esto debemos remarcarlo, subrayarlo o ponerlo en negrita. En el resto de los países, por suerte, no se ha dejado la salud personal, en manos de empresas.

Pues no es oro todo lo que reluce, y bastantes síntomas, y enfermedades relacionadas con ellos, pueden y se tratan en muchos estados con tratamientos tradicionales basados en la medicina natural, no química. Por supuesto, con unos resultados excelentes, que no aparecen en las grandes publicaciones financiadas por la industria farmacéutica.

Polimedicados

Algo tan íntimo, como es la supervivencia de nuestro ser físico, que nos ayuda a entender la vida como tal, ha sido vilipendiado, denostado, y ultrajado a unos niveles que rozan lo inhumano. Nuestros cuerpos se usan como bancos de pruebas para medicamentos, y en la mayoría de las ocasiones, sin ser conscientes de ello y sin haber tenido una información veraz y transparente sobre los mismos.

Esto no quiere decir que la medicina alopática, que trata los síntomas  de la patología para que desaparezcan, sin ir al fondo del problema o de la cuestión, no sea eficaz para muchas dolencias. Pero numerosos doctores ya han dado la voz de alarma sobre la presión que tienen de algunas empresas farmacéuticas para recetar sus medicamentos, y muchos apuntan a que solo se necesitarían unos 40 medicamentos como mucho, para tratar todas las enfermedades actuales.

Solo hay que hacer cuentas para saber que el resto sobra, o no tiene una utilidad real (de los miles de medicamentos que se comercializan). Con lo que de nuevo nos encontramos ante una gran maquinaria para hacer dinero, pura y llanamente. Con esto solo quiero decir, que debemos reflexionar y cuestionarnos sobre la salud individual de cada uno de nosotros.

Medicina tradicional natural al alcance de todos

Las culturas ancestrales que aún sobreviven en el planeta, siguen usando esos remedios tradicionales naturales al alcance de su mano (en zonas próximas a sus viviendas) para tratar esas dolencias, y en muchos estudios se ha demostrado que además de ser muy felices (algo que la medicina occidental no contempla), su salud es envidiable sin tener todo lo que tenemos a nuestra disposición en las sociedades evolucionadas. Entonces, ¿qué ocurre? 

Indígenas africanos

Medicina integrativa: escogiendo lo mejor para el bienestar de cada paciente

Tiene mucho que ver con la actitud de cada individuo y la sociedad en la que vive, además de sus creencias, filosofía, cultura y hábitos. Es decir, la salud es un compendio de acciones que repercuten en nuestro organismo. De ahí, que la medicina integrativa haya tomado el relevo en numerosos países de la medicina occidental.

La medicina integrativa, como su propio nombre indica, utiliza aquellas medicinas que mejoran la salud del paciente de forma global, para obtener el bienestar, independientemente de su origen, y no centrada en curar una dolencia específica. Lo que incluye a las mal llamadas «medicinas alternativas», que en muchos casos suelen ser la primera opción a tener en cuenta.

La falta de especialización de muchos médicos, y su rechazo por falta de interés hacia este tipo de curación, debido a que siguen el adoctrinamiento, que en muchas universidades se ha impuesto; ha llevado a que la sociedad las haya visto como la última opción recurrible. Algo que ha cambiado de ipso facto.

Teniendo en cuenta, por encima de todo y como eje fundamental del tratamiento, al propio paciente; la medicina integrativa es una medicina individualizada, personalizada, y preventiva, en la que lo que para uno vale, puede que no sirva para otro, aún teniendo parecidos o idénticos síntomas. Esa es la clave. Si cada uno de nosotros somos distintos, ¿por qué se nos quiere homogeneizar, también con la medicina?