El 9 de mayo se celebra el Día de Europa, por este motivo queremos ensalzar ese espíritu de solidaridad que nos caracteriza para ampliar las medidas para proteger la naturaleza, atenuar las repercusiones del cambio climático y reducir radicalmente el consumo de los recursos naturales. 

La pandemia está cambiando la forma en que vivimos y, posteriormente, está teniendo un profundo impacto en el medio ambiente. Un efecto beneficioso con una reducción en las emisiones globales de CO2. Pero este motivo, no puede dejar dejar de bajar la guardia, en los objetivos ambientales para 2030.

Según el informe publicado en dicienmbre del 2019, «La situación del medio ambiente» («European environment — state and outlook 2020 – SOER 2020») de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), Europa no alcanzará sus objetivos para 2030 si no toma medidas urgentes durante los próximos diez años para actuar ante la alarmante tasa de pérdida de biodiversidad.

Las tendencias medioambientales generales de Europa no han mejorado desde el último informe en 2015. La evaluación pone de manifiesto que, si bien la mayoría de los objetivos fijados para 2020 no se van a alcanzar, especialmente en materia de biodiversidad, todavía hay una oportunidad de lograr las metas a largo plazo para 2030 y 2050.

7 Retos para alcanzar un futuro sostenible

Alcanzar una Europa sostenible y con bajos niveles de CO2 todavía es posible si seguimos estos 7 retos:

  1. Aprovechar todo el potencial de las políticas medioambientales vigentes. Su plena aplicación permitiría a Europa avanzar un largo trecho en el logro de sus objetivos medioambientales para 2030.
  2. Convertir la sostenibilidad en el marco de toda política. El desarrollo de marcos políticos a largo plazo con objetivos vinculantes, empezando por el sistema de alimentación, los productos químicos y el aprovechamiento del suelo, impulsará y guiará acciones coherentes en diferentes ámbitos políticos y en la sociedad.
  3. Liderar la acción internacional hacia la sostenibilidad. La UE debe utilizar su influencia diplomática y económica para promover la adopción de acuerdos internacionales ambiciosos en ámbitos como la biodiversidad y el uso de los recursos.
  4. Fomentar la innovación en toda la sociedad. El cambio del rumbo actual dependerá estrechamente de que surjan y se generalicen diversas formas de innovación que pueden dar lugar a nuevos modos de pensar y de vivir.
  5. Ampliar las inversiones y reorientar el sector financiero para dar apoyo a empresas y a proyectos sostenibles. Esto requiere invertir en el futuro aprovechando al máximo los fondos públicos para apoyar la innovación y las soluciones basadas en la naturaleza, buscando la sostenibilidad y dando apoyo a las regiones y los sectores afectados. Esto también implica hacer que el sector financiero participe en la inversión sostenible mediante la aplicación y la mejora del plan de acción financiera sostenible de la UE.
  6. Gestionar los riesgos y garantizar una transición socialmente justa. El éxito de la transición hacia la sostenibilidad exigirá que las sociedades reconozcan los posibles riesgos, las oportunidades y los compromisos, y diseñen vías para gestionarlos. Las políticas nacionales y de la UE desempeñan un papel esencial en la consecución de «transiciones justas» asegurando de que nadie quede atrás.
  7. Crear más conocimientos y competencias técnicas. Para ello, es necesario centrarse en comprender los sistemas que generan presiones medioambientales, las vías hacia la sostenibilidad, las iniciativas prometedoras y los obstáculos que impiden el cambio. Es imprescindible desarrollar más capacidades que permitan manejarnos en un mundo en rápido cambio invirtiendo en educación y competencias.