El Día Mundial de las Aves Migratorias 2020 se celebra el próximo sábado, 9 de mayo, teniendo este año como lema «Las aves conectan nuestro mundo». Nos encontramos en un momento en el que es fundamental conservar nuestros ecosistemas, esos lugares que les sirven de espacio para alimentarse, tener descendencia, descansar del vuelo e hibernar.
El misterio de la migración
Las aves migratorias necesitan seguir con sus ciclos naturales, y la única forma de poderlos llevar a cabo es mantener en equilibrio el entorno natural, su supervivencia depende de ello. Estos animales saben cuando es el momento de realizar migración y el ritmo en cada etapa que deben llevar. Todavía los humanos no hemos sabido cuándo se deciden a hacerlo y por qué, uno de esos misterios que seguramente no lleguemos a descubrir.

Los abejarucos realizan la migración de otoño en agosto, y regresa en mayo a nuestro país. Pasa el invierno en África subsahariana.
En principio, lo que se sabe es que se realizan de forma estacional, para ir a lugares más cálidos o más fríos, dependiendo de la temporada (aunque algunas especies ya no lo hacen, quedándose en la zona del mar Mediterráneo). Guiándose, se supone, por el campo magnético de la tierra, la orientación del sol o de las estrellas. Nunca lo sabremos.
Lo que sí se sabe es que son guiados en la ruta migratoria por los ejemplares más longevos, los que tienen más experiencia. Aprenden de su sabiduría. Eso ocurre con la mayoría de las especies animales, como por ejemplo, los elefantes.
También tienen algo en común con lo que realizan otras especies de mamíferos como los ñúes y las cebras en su gran migración de Tanzania a Kenia en África, en muchas ocasiones vuelan diferentes especies juntas, como carracas europeas o abejarucos hacia el África subsahariana.

La garza real es una especie migratoria que se asienta en España entre los meses marzo a octubre.
De hecho, en las bandadas que realizan migraciones teniendo como guías individuos jóvenes, se sabe que se pueden desviar bastantes kilómetros de su punto de llegada. Es lo que se ha desprendido de un estudio científico realizado por varios investigadores de la Universidad de Maryland con las grullas blancas, una especie en peligro de extinción.
Espacios naturales degradados y modificados
La naturaleza necesita una protección eficaz, especializada, mantenida a lo largo del tiempo, pero inmediata. Es imposible, que numerosas especies de aves puedan mantenerse en un determinado número, si a los lugares que llegan se los encuentran destruidos o tomados por la acción humana.
La deforestación o la sustitución de los espacios salvajes en tierras para la agricultura, la ganadería o la construcción de infraestructuras; está acabando con muchos animales al no encontrar lugares similares para encontrar comida, resguardarse y criar.

El alimoche es una especie migratoria en peligro de extinción que habita la península ibérica entre los meses de marzo y septiembre.
España, país de referencia
No podemos dejar de mencionar por el Día Mundial de las Aves Migratorias, que nuestro país es un enclave perfecto y esencial para sus rutas, ya que estamos justo como punto de intersección entre Europa y África. Una situación privilegiada que debemos cuidar con esmero. De hecho, vienen muchos especialistas internacionales en ornitología a cubrir esas rutas que pasan por España.
De ahí, la importancia de las zonas ZEPA en nuestro territorio, Zonas de Especial Protección para las Aves, de la Red Natura 2000. Castilla y León, Andalucía y Castilla La Mancha, son, por este orden, las comunidades españolas con más hectáreas destinadas a ello.
Es de vital importancia facilitarles una estancia, lo más agradable posible a las aves. Es como si cuando nosotros vamos de vacaciones a otro lugar nos encontrásemos con una playa destrozada, una piscina estropeada o un alojamiento turístico sin la mínimas condiciones para pernoctar. La diferencia es, que ellos no pueden protestar o reclamar. Simplemente, pierden su oportunidad para alimentarse, buscar pareja, tener descendencia y descansar.
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