Hoy se celebra el DĂ­a Nacional de la NutriciĂłn 2019, una jornada en la que se pretende concienciar de la importancia de tomar buenos alimentos para que nuestro organismo funcione de manera correcta. La industrializaciĂłn nos ha pasado factura. Hemos cambiado nuestras costumbres de tomar una dieta rica, variada y de calidad, en paĂ­ses como España; a encontrarnos en las Ășltimas dĂ©cadas del siglo XIX y principios del XX, con que en muchas familias a causa de la incorporaciĂłn de la mujer al mundo laboral (ya que era la que se encargaba de cocinar de forma usual), la mayorĂ­a de los alimentos que hay en sus hogares son ultraprocesados (en paĂ­ses desarrollados y en vĂ­as de desarrollo).

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Aditivos, sal, azĂșcar y grasa estĂĄn presentes en la mayorĂ­a de las comidas ultraprocesadas.

Vivimos mĂĄs, pero estamos mĂĄs enfermos

Esto nos lleva a observar las cifras de enfermedades relacionadas con esos malos hĂĄbitos que hemos ido adquiriendo. Entre ellas, enfermedades del corazĂłn, incluyendo tensiĂłn arterial alta, por el exceso de sal que suelen llevar muchos de esos productos; ademĂĄs de hipercolesterolemia y diabetes en edades cada vez mĂĄs tempranas.

A esto se le une el bombardeo de conservantes, colorantes, potenciadores del sabor, estabilizantes, modificadores de la textura
un sinfĂ­n de aditivos, que se sabe de su relaciĂłn directa con mĂșltiples enfermedades, desde alergias hasta cĂĄncer. Solamente hay que leer algunos estudios cientĂ­ficos para informarnos de las consecuencias de esta pĂ©sima elecciĂłn a la hora de alimentarse.

Otra cuestiĂłn a la que le debemos dar una mayor importancia es al tema de la obesidad, que ha alcanzado proporciones epidĂ©micas a nivel mundial, y cada año mueren, como mĂ­nimo, 2,8 millones de personas a causa de la obesidad o sobrepeso, segĂșn los datos de la OrganizaciĂłn Mundial de la Salud en el año 2017.

Aunque lo mås desalentador es que la población infantil es la que estå sufriendo las peores consecuencias, ya que los primeros años de vida son esenciales para la formación del organismo, si en esos momentos le proporcionamos una dieta pobre desde el punto de vista nutricional, su futuro puede estar en riesgo.

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DĂ­a Nacional de la NutriciĂłn 2019: InfografĂ­a para acabar con la obesidad infantil de la OMS.

El problema es mundial y estå afectando progresivamente a muchos países de bajos y medianos ingresos, sobre todo en el medio urbano. La prevalencia ha aumentado a un ritmo alarmante. Se calcula que en 2016, mås de 41 millones de niños menores de cinco años en todo el mundo tenían sobrepeso o eran obesos. Cerca de la mitad de los niños menores de cinco años con sobrepeso u obesidad vivían en Asia y una cuarta parte vivían en África.

La clave estå en la calidad y variedad  de los alimentos

Dietas mal balanceadas o desequilibradas con exceso de grasas, sal y azĂșcar suelen desembocar en consecuencias para la salud. Por eso, es urgente tomar medidas desde las instituciones pĂșblicas como colegios, hospitales o centros de salud; y desde los propios hogares, en sensibilizar e informar a la sociedad del valor de los alimentos.

Tenemos que tener presente una frase que cobra cada vez mĂĄs sentido, y que un cĂ©lebre escritor chino, Lin Yutang, la pronunciĂł alguna vez: “Nuestras vidas no estĂĄn en manos de los dioses, sino en manos de nuestros cocineros.” 

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Los dulces industriales tienen mucha azĂșcar refinada, siempre es mejor elaborarlos en casa con azĂșcar de caña o miel.

Debemos ser consecuentes con nuestros actos, si tenemos como hĂĄbito comer cualquier cosa, deprisa y sin leer los ingredientes que lleva el producto; no nos llevemos las manos a la cabeza cuando nuestro cuerpo empiece a resentirse. Necesitamos apreciarnos a nosotros mismos: la comida que comes puede ser la mĂĄs poderosa forma de medicina o la forma mĂĄs lenta de veneno. Esta frase lo resume todo.

De ahí la importancia de comenzar a cuidarnos, ¥cualquier momento es bueno y cuånto antes mejor! Hay que saber elegir entre todo lo que nos ofrece el mercado: siempre productos de temporada, de proximidad y en mayor medida ecológicos, sin productos químicos (ni antes, ni después).

Para los que aborrecen la fruta y la verdura, hay opciones menos drĂĄsticas como empezar a incorporarla de manera progresiva, optando por aquellas variedades que mĂĄs gustan y alternarlas o salpicarlas con cereales, pastas o arroces.

AsĂ­, poco a poco, se puede pasar de una dieta aburrida y poco nutritiva; a un menĂș delicioso, colmado de sabor y, sobre todo, que alimenta.