Mañana, 8 de marzo, celebraremos el Día Internacional de la Mujer por todo alto, ya que este año se ha iniciado un movimiento global sin precedentes por los derechos, la igualdad y la justicia de las mujeres.

El Día Internacional de la Mujer es necesario para elevar las voces para conseguir que los derechos de la mujer se respeten y se cumplan, esa equidad que nunca acaba de llegar, pero en la que vamos avanzando con paso firme.

Este año se está tomando mayor relevancia debido a las marchas y campañas mundiales, como son el #MeToo y #TimesUp en los Estados Unidos y campañas homólogas en otros países, sobre temas que van desde el acoso sexual y el feminicidio hasta la igualdad de remuneración y la representación política de las mujeres.

Ahora es el momento

El tema del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, es «Ahora es el momento: Las activistas rurales y urbanas transforman la vida de las mujeres«.

En este Día no podíamos dejar de lado a esas mujeres que se desviven cada día por la lucha en favor del medio ambiente; pero no nos referimos a esas que ya han sido reconocida “oficialmente” su labor, sino a todas aquellas mujeres anónimas que con sus pequeñas acciones acciones van cambiando la conciencia y la motivación del resto de la sociedad en los diferentes países.

Mirjana Hemon (Serbia) Foto: ONU Mujeres/Rena Effendi

Mirjana Hemon (Serbia) Foto: ONU Mujeres/Rena Effendi

Mirjana Hemon se mudó a una zona rural de Serbia con la esperanza de que mejoraría el delicado estado de salud de su marido. Al poco tiempo de trasladarse, este falleció. Con los huertos y las tierras que poseía, fundó una asociación local de viudas y creó una empresa de agroturismo rural, así como otra empresa de producción de conservas y bebidas tradicionales elaboradas a partir de sus propias frutas y hortalizas.

Munira Hussein (Jordania). Foto: ONU Mujeres/ Christopher Herwig

Munira Hussein (Jordania). Foto: ONU Mujeres/ Christopher Herwig

En el norte de Jordania, la afluencia de personas refugiadas se suma a la presión que sufren los recursos comunitarios, ya de por sí limitados. Munira Hussein creó una empresa de venta de productos elaborados con leche de cabra. Cubre las necesidades de su familia, incluido un hijo con discapacidad, y se ha convertido en un ejemplo para su comunidad.

El acceso de las mujeres rurales a la tierra y a otros bienes productivos necesarios para disfrutar de ingresos, alimentos y bienestar es a menudo distinto del de los hombres. Esta situación puede dar lugar a otras formas de discriminación e, incluso, de violencia.

Khateeja Mallah (Pakistán). Foto: ONU Mujeres/Faria Salman

Khateeja Mallah (Pakistán). Foto: ONU Mujeres/Faria Salman

En Pakistán, Khateeja Mallah viuda con ocho hijas e hijos fue en su día una trabajadora sin tierra. No tenía ningún derecho legal sobre la tierra que trabajaba ni sobre las cosechas que cultivaba, y a menudo sufría un trato hostil por parte de quienes poseían esas tierras. Hoy en día, gracias al apoyo de ONU Mujeres, Khateeja Mallah dispone de un contrato de arrendamiento de tierras. Este le da derecho a cultivar la tierra “hasta donde alcanza la vista”, como dice con orgullo.