Mañana, 15 de marzo, se celebra el Día Mundial del Consumidor 2017, un día en el que reclamamos nuestros derechos para poder vivir y trabajar de manera saludable, con garantías. Aunque la realidad suele tropezar con muchos escollos difíciles de salvar.

En este caso pedimos de manera inmediata que aquellas sustancias o tóxicos del hogar o del trabajo, que pueden afectar a nuestra salud de forma permanente, y que pueden dañar nuestro organismo de manera irremediable, sean catalogadas como sustancias peligrosas para los seres vivos, y se dejen de utilizar. Simplemente ejercemos nuestro derecho de vivir de forma sana, sin compuestos nocivos para nuestro cuerpo y los diferentes ecosistemas del planeta.

Día Mundial del Consumidor 2017

Día Mundial del Consumidor 2017: ¡Es necesario ejercer nuestro derecho a vivir en un ambiente sano!

Día Mundial del Consumidor 2017: ¿sabes de qué está hecho eso?

Muchas de ellas aparecen en productos domésticos convencionales o en muebles u objetos de nuestra casa, que la mayoría de la población usa o ha comprado sin tener en cuenta ninguna información. De hecho sería bueno, que al igual que en las cajetillas de tabaco se puso el eslogan de “Fumar puede matar”, que en ellas mientras se toman las medidas adecuadas para su retirada, se informase de todas las enfermedades que pueden desarrollarse con el uso de ese producto.

Hablamos de ingredientes como el bisfenol A, los ftalatos, el benceno, el estireno, el formaldehído, las piretrinas, los hidrocarburos aromáticos policíclicos, los glicoles, el cromo, el cadmio, el mercurio, el cloruro de metileno, el plomo, los organofosforados o el tricloroetileno; y un largo etcétera con el que podríamos rellenar todo un folio.

El problema de salud pública del que hablamos es mayúsculo en nuestro país, y para el medio ambiente, ni digamos. La cuestión viene a ser algo de lo que no quiere ni oírse hablar por parte de las autoridades competentes y por muchos de los profesionales sanitarios. Tal es la magnitud que probablemente se hablaría miles de millones gastados en recuperar la salud de esas personas afectadas. Cosa que por motivos obvios no se está haciendo, escudándose en que no existen suficientes estudios que demuestren que esa exposición pueda ser dañina.

Día Mundial del Consumidor 2017

Muchos objetos y materiales de nuestro hogar llevan sustancias tóxicas, y no lo sabemos.

Nadie paga las consecuencias

Uno de esos ejemplos clarísimos es lo que ha venido a suceder con la vacuna del Papiloma.  A aquellas niñas afectadas en diversos grados de los efectos secundarios de la tan “venerada” vacuna, resulta que la salud pública no les paga los medicamentos necesarios para su recuperación o mejor dicho mejoría (los efectos son para toda la vida en la mayoría de los casos), ya que no se hacen cargo porque las reacciones adversas fueron fruto de la casualidad que no de la causalidad, según las autoridades sanitarias.

Lo primero que hay que dejar claro es que estudios hay, y muchos, y los referentes precisamente son personas o instituciones que precisamente han destacado por su responsabilidad y su larga trayectoria investigadora. Y lo segundo, que muchas de esas sustancias se van acumulando en el organismo en cantidades ínfimas, pero que pasado el tiempo son capaces de desarrollar enfermedades como: diferentes tipos de cáncer ( leucemia, linfomas, etc.); asma; problemas reproductivos, de desarrollo, hormonales o inmunológicos; sensibilidad química múltiple, y muchas más, por desgracia.

En cuanto a los efectos en la naturaleza son igualmente devastadores, y también se han comprobado en diversos animales o especies; además de en las plantas y en la propia tierra, el agua y el aire. Los neonicotinoides están haciendo desaparecer las abejas de nuestro planeta, y la capacidad de que las plantas puedan volver a reproducirse.

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Nos quedamos sin abejas por el uso de pesticidas.

Si uno de esos individuos es rociado o impregnado con alguna de esas sustancias tóxicas su efecto va a prolongarse a lo largo de la cadena trófica. Cada animal predador que consuma uno de estos ejemplares infectados, portará ese veneno a los otros, que a su vez se alimentarán de él. Muchas de esas especies son las que terminan llegando a nuestros platos. Si quieres que esta realidad no siga sucediendo, empieza a actuar ya, comenzando primero por tu propio hogar.