El próximo 22 de mayo, se celebra el Día Internacional de la Biodiversidad Biológica 2016, una jornada que se centra este año en la “Incorporación de la diversidad biológica. Apoyar a la gente y a sus medios de subsistencia”. Entramos en un tema controvertido, ya que muchas veces el equilibrio entre la cantidad de seres humanos que necesitan comer y los pocos recursos naturales que van quedando o a los que tienen acceso, no es justo, ni para unos, ni para otros.

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En determinadas regiones del planeta ya se han constatado que sus medios de subsistencia van quedándose obsoletos, porque la cantidad o la calidad ya no es la misma que en épocas pasadas a consecuencia de la acción humana: desde el calentamiento global, hasta la pesca intensiva o los cultivos intensivos de plantas que se han extendido por doquier, dejando a las zonas agrícolas que usaban pesticidas o fertilizantes naturales en la miseria. No se puede competir cuando se tiene al lado un campo de cultivo de una tremenda extensión con transgénicos que soportan todo lo que les eches, y tampoco con los grandes barcos que realizan sobrepesca.

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Para que realmente podamos conservar la biodiversidad que aún nos queda, debemos tomarnos muy en serio su protección, aunque sea a costa de cambiar nuestro estilo de vida. No es fácil, pero es el único camino. Las talas de los bosques en los “mayores pulmones” del planeta, es un ejemplo de lo que debemos dejar de hacer. El consumo responsable de los productos que adquirimos va a ser fundamental para que nuestro mundo sea sostenible, para las especies que habitan el planeta y para nosotros mismos.

Las variedades de los productos que comemos diariamente, son otro de los ejemplos que debemos custodiar. Muchos de ellas van desapareciendo por la entrada de otras más productivas y que dan mejores cosechas o enferman menos, en la mayoría de los casos porque han sido modificadas genéticamente para que no suceda. Nuestra alimentación está en peligro. Por suerte, se han creado bancos de semillas para que en el caso de que vaya dándose esta tremenda situación, podamos recuperar el abastecimiento con los cultivos propios de cada localidad. Esos cultivos que son los mejores para ese lugar concreto, por su climatología, terreno, o incluso, altitud.

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La protección de los diferentes ecosistemas que existen por todo el globo terráqueo, da cuenta de la cantidad de vida que tenemos y debemos respetar. La flora y fauna de cada región son el tesoro más preciado que es nuestra obligación salvaguardar, para ello nuestros gobernantes deben dar fe de ello. Es decir, se tienen que comprometer a realizar los cambios que sean oportunos para que no suceda su extinción. Desde establecer determinados espacios para su uso exclusivo hasta instigar a aquellos que se salten las normas con el uso de la Justicia. Implantando como delitos que llevan asociada la cárcel determinadas acciones que pongan en peligro la vida de aquellas especies protegidas. Todos tenemos una misión para que la biodiversidad no descienda: cada individuo, procurando que su vida diaria sea sostenible; las empresas, proporcionando una cobertura protectora mediante el apadrinamiento de zonas naturales o la inversión de proyectos que fomenten la investigación de especies; y finalmente, cada estado en amparar de forma firme los territorios que necesiten custodia inmediata por ser el hábitat de alguna especie en peligro de extinción.