En nuestro país nunca existió la costumbre de comer semillas de amapola (quién me lo hubiera dicho a mí, después de pasarme la infancia entre coloridos campos de amapolas); pero en otras culturas y en otros países de oriente es algo tradicional que acompaña a las comidas. En China, en India o en Polonia, por poner varios ejemplos concretos.

Colorido campo de amapolas

Colorido campo de amapolas

Imagen de John Beniston

Estas oscuras semillas guardan una potente “bomba” de vitaminas y minerales en su interior, al igual que otras semillas que ahora estamos empezando a incorporar a nuestra alimentación. Siempre pensé que si los pájaros se las comían no serían nada malo, al parecer el tiempo me ha dado la razón, y ahora es lo “más” en nutrición, incluido el famoso alpiste; y es que no hay pan o bizcocho que no lleve algún tipo. Es esencial comprarlas ecológicas.

La inclusión diaria de una o dos cucharitas de semillas de amapola en nuestra comida, proporciona una cantidad de beneficios nutricionales y medicinales, que de otra manera serían difíciles de conseguir.

El aumento de este tipo de semillas nos suministran grasas vegetales que son beneficiosas para nuestra salud. Lo ideal es machacarlas para que nuestro sistema digestivo las asimile, sino servirán únicamente como fibra para el tránsito intestinal

Las semillas de amapolas una fuente increíble de vitaminas y minerales

Las semillas de amapolas, una fuente increíble de vitaminas y minerales

Propiedades medicinales y nutricionales de las semillas de amapola

Calman el sistema nervioso, por lo que son perfectas para personas estresadas, con problemas para dormir o nerviosas, ya que les ayuda a relajarse de una forma natural. Su composición contiene todo el complejo de vitaminas del grupo B.

Contribuyen a un buen funcionamiento del sistema cardiovascular. Su alto contenido en ácidos grasos esenciales, como los omegas 3 y 6, hacen que además de bajar el colesterol y los triglicéridos, nuestro corazón se encuentre mucho mejor.

Ayudan a aumentar las defensas por ser ricas en vitamina C y E, y protegen al organismo del estrés oxidativo gracias a su acción antioxidante. El sistema inmunológico se estimula, desarrollando una barrera eficaz frente a las enfermedades; también en parte por la vitamina B.

Depuran y desintoxican gracias a su riqueza en fibra. Por lo tanto, previenen el estreñimiento, un factor que agrava muchas enfermedades digestivas.

Fortalecen los músculos y los huesos. Su abundancia en B1, B2, B3, B5, B6 y ácido fólico o B9, hace que sean imprescindibles para deportistas o niños en crecimiento (en pequeñas dosis). Poseen además fósforo, hierro, calcio, manganeso, potasio, zinc o cobre; unos minerales irreemplazables para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.