Ante los desastres ocurridos tras los enfrentamientos bélicos, la Asamblea General de Naciones declaró el día 6 de noviembre como Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados.
Las principales consecuencias que se conocen después de cualquier conflicto bélico son las relacionadas con el número de víctimas o los desastres en infraestructuras, dejando en último lugar los desastres naturales que estas guerras suponen.
¿Qué pasa con la tierra? Agua contaminada, cultivos arrasados, desertización de bosques, animales sacrificados… son hechos reales que permanecen en la sombra. Para concienciar sobre ello, la Asamblea General de Naciones Unidas ha declarado el próximo 6 de noviembre como Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y en los Conflictos Armados.
A pesar de que el ser humano es el encargado de la mayoría de la degradación del medio natural, dichos conflictos son culpables de un 40% de la explotación de los recursos naturales durante los sucesos bélicos y una vez que éstos han acabado. Este problema no supone solo un peligro para el medio ambiente, si no que se impone como una amenaza para el ser humano.
Las consecuencias de los conflictos armados no se limitan solo a los protagonistas y a la población que se encuentre en esa zona geográfica, sino al entorno que toda la humanidad comparte.
El Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y en los Conflictos Armados se posiciona como una fecha en el calendario para recordar que el medio ambiente también es una parte importante en las guerras.
En referencia a este tema se puede destacar un proverbio ruso; hay quienes pasan por el bosque y solo ven leña para el fuego. En relación con los soldados y militares que continuamente devastan hectáreas naturales, simplemente porque no valoran el significado de naturaleza.
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